Boca le ganó 1-0 a The Strongest en la altura de La Paz. Pero además de los tres puntos en su debut en el grupo C de la Copa Libertadores, de Bolivia se llevó algo mucho más importante: la sensación de que hay futuro en la cantera del club.
Entre el equipo titular y el banco de suplentes hubo 14 jugadores surgidos de las inferiores xeneizes, algo infrecuente en una institución que, en las últimas décadas por lo general apuesta a la compra más a que la promoción de sus pibes.
Es cierto que la pandemia de coronavirus posibilitó que muchos futbolistas no pudieran estar concentrados –Cardona, Rojo, Campuzano y Zambrano iban a ser titulares pero tienen Covid–, lo que derivó en que Miguel Ángel Russo recurriera a la Reserva y las divisiones juveniles.
La imagen más gráfica de ese recambio generacional se observó en el mediocampo, conformado por Medina, Varela, Almendra y Obando, todos surgidos de Casa Amarilla. Pero también en la ventana del minuto 85, cuando Gonzalo Agustín Sandez, de 20 años y nacido en La Boca, reemplazó a Obando; y Luis Vázquez entró por Sebastián Villa, autor del único gol de la noche.
Para Sandez –lateral izquierdo, con 38 partidos y cuatro goles en la Reserva– fue su debut absoluto en Primera: llevó la camiseta 37 de Boca.
Vázquez es el goleador de la Reserva y ya había jugado algunos minutos en Primera. Si bien no surgió de las inferiores –Boca se lo compró a Patronato en 2019– viene pidiendo pista por sus buenas actuaciones en el segundo equipo. Russo, de a poco, le va dando oportunidades.
En el banco, además de Sandez, hubo otras caras desconocidas para los hinchas: Agustín Lastra (arquero de la Reserva), Renzo Giampaoli, Nicolás Valentini, Eros Mancuso y Ezequiel Fernández.