
Periodista
Cuando River igualó con Barcelona de local 0-0 en la Copa Libertadores y Seba Driussi erró un penal, el gran tema del equipo era la falta de goles y la poca capacidad ofensiva que se arrastraba como un ancla. Hasta ese momento, solo había anotado doblete en tres partidos y se había quedado en cero en media docena de veces en las 16 presentaciones de 2025.
Los números eran pobrísimos, por debajo de un gol por partido, y solo se había ido al descanso ganando contra Universitario en Perú y Bolívar por Copa Argentina. La pregunta era por qué a River le costaba tanto el primer gol y por qué el promedio le daba casi una hora de juego para dar el primer grito del partido.
Por todo eso, tenía la mayoría de los puntos obtenidos con goles sobre la hora, por eso había jugado con siete combinaciones ofensivas diferentes, y por eso su goleador era Miguel Borja, que no se afirmaba como titular y los pocos goles que anotaba —sumaba solo 3— eran ingresando de suplente en los segundos tiempos.
Otro dato encendía las alarmas aún más, para todos menos para el DT: en los primeros 16 partidos había anotado 15 goles —uno de los registros más bajos en su historia— y no había conseguido hacer goles en los primeros tiempos de 13 partidos jugados.
Sin embargo, Gallardo había visto algo distinto y prometedor cuando puso juntos a Mastantuono, Driussi y Colidio en la ofensiva y a Castaño con Enzo Pérez en el medio, en esa visita a Perú contra Universitario. Desde esa decisión y desde la paciencia para sostenerla, es que se le abrió el arco de par en par.
Contra Gimnasia LP, el partido terminó 3-0, y ese fue el primero de los 45 minutos iniciales del torneo local en el que pudo irse al descanso ganando, con Driussi anotando su, por fin, primer gol desde su regreso al club. Luego hizo un golazo Mastantuono y cerró la cuenta Aliendro, para cerrar una cuenta que más que cerrar, se estaba abriendo.
Porque a partir de este encuentro jugado en el Bosque platense, el River de Gallardo convirtió 23 goles, y el dato más elocuente es que 18 de esos goles los anotó en los primeros 45 minutos de juego. El gran tema de la versión inofensiva de un equipo del Muñeco ya había dejado de serlo.
El tridente ofensivo que viene jugando de arranque en 10 de los últimos 11 partidos, y en especial Mastantuono, que hace 16 partidos seguidos que va en la plantilla titular, fue la gran clave del poderío ofensivo que consiguió el DT. Mastantuono y Driussi suman 6 goles cada uno y Colidio 5. En esa lista hay que meter a Borja con 5, que es el cuarto delantero.
Con todos estos datos y estadísticas favorables en cuanto a que se le abrió el arco, el equipo llega con viento a favor para jugar contra Platense, sabiendo que ese equipo que tantos problemas le causó en la primera fecha del año, visitará a un equipo que está haciendo de los goles una forma de ser.
Está todo tan claro que hasta no hay dudas en el equipo, y que se van a dar los regresos a la titularidad de Enzo Pérez —estuvo en el banco ante Independiente del Valle y jugó el segundo tiempo—, Marcos Acuña —descansó sin ingresar— y Paulo Díaz, que quedó afuera del banco tras concentrar, pero por cuidados, ya que venía de una molestia en la zona del desgarro que sufrió ante Talleres.
De este modo, el equipo seguirá con el dibujo táctico que estrenó ante Universitario en el debut de la Libertadores, con un 4-3-3 que no cambió más y que tendrá a: Franco Armani, Fabricio Bustos, Paulo Díaz, Lucas Martínez Quarta y el Huevo Acuña; Ignacio Fernández, Enzo Pérez y Kevin Castaño; Franco Mastantuono, Sebastián Driussi y Facundo Colidio.



