jueves 25 de abril del 2024
Fútbol y periodismo

Fernando Pacini: reflexiones de un periodista sin redes sociales

Es uno de los comentaristas más prestigiosos de la TV; lo unió una relación de cariño con Maradona; no tiene redes sociales y califica a Bielsa como "el Piazzolla del fútbol argentino".

Es 1986. Fernando Pacini es un adolescente de Guerrico, un pueblo de menos de mil habitantes ubicado en el partido de Pergamino, que graba micros sobre la historia de los mundiales para una radio zonal. Deja en la radio los casetes con su voz, vuelve a su casa para escucharse. A los 13 tiene en claro su vocación: trabajar en la radio. La radio antes que el periodismo. Ese año, Diego Armando Maradona alcanza la gloria en el Mundial de México.

¿Quién te transmitió el amor por la radio?

Mi viejo era relator de un radio de Pergamino, Radio Mon. Relataba partidos de fútbol y básquet de la liga local y también partidos regionales. Tengo el recuerdo, de chico, de esos almuerzos. Era almorzar y salir para la cancha en la que le tocara relatar.

¿Cómo era ese fútbol?

A lo mejor está teñido por el recuerdo, pero tengo la sensación de que el fútbol de esos tiempos tenía mucho de romántico. Jugaban por vocación. Había jugadores tremendos. Me acuerdo de canchas repletas, una fiesta de la comunidad. Yo era hincha del club de mi pueblo. Después, como algo muy lejano, tenía alguna simpatía por un club de Buenos Aires. Había un amor por el juego... Los jugadores tenían una formación extraordinaria, silvestre. La mejor formación posible para un futbolista, una vida dedicada jugando al fútbol. Que un jugador pasara de un club a otro era raro, hacía ruido, generaba conmoción. Todo eso se perdió. Las ligas están mucho más debilitadas. Aquella regionalización que había, en la que los clubes necesitaban ser campeones para jugar en el regional como si fuera la Copa Libertadores. Han proliferado las competencias de menor calidad y mayor cantidad de equipos. Ese era el mejor de los fútbol posibles para la Argentina.

Es 2009. Fernando Pacini es uno de los periodistas deportivos más prestigiosos de la televisión, recientemente desvinculado de uno de los canales más vistos del país. Camina por una calle céntrica de Buenos Aires cuando recibe un llamado de un número desconocido. La voz de Maradona lo sorprende del otro lado de la línea. El entrenador de la Selección argentina quiere saber qué pasó, en qué términos se dio su salida del canal.

Lo que Diego quiere saber, en realidad, es si debe tomar represalias en nombre de ese periodista que estima. Se ofrece a lo Maradona: está dispuesto a no responder preguntas de periodistas de ese canal en sus ruedas de prensa como DT argentino.

Del adolescente que grababa micros para una radio zonal, al periodista por el que Maradona es capaz de gesto. Pacini se lo atribuye a la suerte: “Estar en el lugar indicado en el momento indicado. A veces, cuando un joven que está estudiando periodismo viene a pedirme consejos no sé qué decirle. Yo tuve mucha suerte. En enero del 94, después del primer año de la carrera de periodismo, voy a una prueba a la Red para el programa Araujo de Primera (ciclo que conducía Marcelo Araujo). Los programas de radio empezaban a revalorizar al deporte, había una demanda de mano de obra joven, así que mis pruebas fueron al aire. Me dijeron 'empezás mañana' y al día siguiente estaba en el entrenamiento de Deportivo Español grabando notas. Si salía bien, seguías. Si salía mal, te ibas. No había casting, no había nada. Era un periodismo más artesanal, el mercado laboral era mucho más informal que ahora. No había plata para los remises para ir a los entrenamientos. Era mucho más casero”.

La suerte que cita Pacini hizo que el periodista que cubría a Boca para la Red pasara a hacer la producción del programa. “Como no había gente, me mandaron a mí. El entrenamiento de Boca no era como es hoy, había días en que yo estaba solo, era el único periodista. Eso hoy es impensado. Y había días en que éramos dos o tres, Claudio Freire, Horacio García y yo. Se armaba un poco de revuelo cuando había un partido importante. Pero no más, la cobertura no era tan pormenorizada como lo es ahora. Cuando terminaban los entrenamientos de Boca en el Hindú Club muchas veces me volvía con Menotti, que me traía al centro. Es impensado hoy en día. Veía el entrenamiento y me volvía con César en su auto, que me iba explicando lo que habían trabajado", dice.

Un poco más de suerte. En 1995 Maradona vuelve a jugar al fútbol tras cumplir la suspensión por el doping positivo de Estados Unidos 1994. Firma con Boca, que para entonces había cambiado el lugar de entrenamiento, Empleados de Comercio por Hindú Club. Allí seguía Pacini.

¿En qué medida cambió tu carrera tu relación con Maradona?

Ufff. Mucho. Cuando Diego llegó a Boca fue una revolución. Yo, por supuesto, no lo conocía. Pero al poco tiempo empezamos a relacionarnos. Y forjamos una relación excelente. Yo lo admiraba, como cualquiera de mi generación al que le gustara el fútbol, y tenerlo ahí... Ahí sí que temblaban las piernas. Él fue muy, muy generoso conmigo. Fue muy cariñoso, esa es la palabra. Cariñoso. No sabría explicar cuáles fueron los motivos que hicieron que esa relación se cimentara, sucedió todo bastante rápido. Me quedó un recuerdo increíble. El amor que yo tenía por Diego se multiplicó exponencialmente al conocerlo.

¿Cuando te referís a ser generoso decís que te abrió las puertas de su casa?

Nada menos. Abrirme las puertas de su casa, conversar con él, compartir mucho tiempo, entrevistas y notas que para mí fueron muy, muy significativas. Notas que tenían una repercusión tremenda. El no medía los beneficios personales, él daba, daba indiscriminadamente. A eso me refiero con la generosidad. No medía mucho las consecuencias al momento de ayudar, de ser generoso. Diego me traía de Empleados de Comercio. Veníamos mano a mano en la camioneta hasta su casa de Devoto. A veces venía Guillermo Coppola, a veces venía otra persona. Después me quedaba a almorzar en su casa, con Claudia y sus hijas. Era parecido a una vida familiar.

Es enero del 2000. Maradona se recupera de una afección cardíaca en el Instituto Sacre Coeur. Semanas atrás lo dieron por muerto tras una sobredosis de cocaína. Pacini, acompañado por su colega Martín Liberman, lo visita en el sanatorio.

Recostado en la cama, Maradona les dice a los jóvenes periodistas de Fox Sports que quiere hacer una entrevista. Coppola hace los arreglos con las autoridades del canal. La nota se graba de madrugada. Es el primer testimonio del ídolo tras el colapso de Punta del Este.

Leí por ahí que te arrepentís de haber hecho esa nota

No es una nota de la que esté orgulloso. Más allá de que fue algo extraordinario. Ahí sí que sentí el vértigo de lo que es estar en la primera plana, fue una entrevista que generó repercusión a nivel mundial. Fue tapa de todos los diarios en la Argentina durante un par de días. Aprendí mucho de esa nota. Diego no estaba en las mejores condiciones para conceder una entrevista, para aparecer públicamente en televisión. Básicamente, lo que él quería era desmentir todas las cosas que se decían, incluso había circulado el rumor de su muerte. Quería salir ante su público argentino y demostrar que estaba vivito y coleando. Fue una nota anormal. Se hizo a la madrugada, en la clínica, y tuvo una dimensión que yo desconocía hasta ese momento. Se dijeron muchas cosas que no fueron ciertas.

¿Qué cosas se dijeron?

Se dijeron mentiras acerca del estado en el que estaba Diego. También se dijo que nosotros, con Martín, entramos a la clínica por una puerta de atrás disfrazados de médicos. Puras mentiras. Sí fue una nota que se hizo en condiciones extraordinarias. Se hizo como a las dos, tres de la mañana en el patio de un sanatorio. Al otro día me fui de vacaciones. Tuve que apagar el teléfono, quince días desconectado de todo. Fue muy desgastante.

¿Hoy no aceptarías hacerla?

A lo mejor hoy tendría otro margen de maniobra para hacerla de un modo más higiénica, por decir una palabra. La adrenalina, estar en el medio del remolino, te nubla un poco. No te dejan ver cosas que después en perspectiva las ves. Yo era muy chico. Estaba ante una situación casi soñada para cualquier periodista.

Pacini dejó Buenos Aires, regresó a su pueblo. Viaja a la Capital para comentar partidos para TNT Sports; también participa del Super Mitre Deportivo, programa que conduce Gabriel Anello en las medianoches de esa radio.

¿El periodismo de fútbol perdió el amor por el juego?

Puede ser. Honestamente, no lo sé. No podría decirlo porque no soy de consumir programas de fútbol en televisión. Lo que sí veo es una tendencia del periodismo hacia dos lugares. Uno es el entretenimiento. Me parece bien, no es que me parezca mal, pero sí creo que hay mucho de entretenimiento. Y la otra es que los medios están quedando muy atados a los algoritmos, al minuto a minuto, a la manera de titular, a la búsqueda de consumidores. Lo primero que te enseñan cuando entrás a una escuela de periodismo es la pirámide invertida. Los titulares los principales titulares de los diarios hoy hacen al revés, lo más importante lo dejan al final para que vos leas la nota.

¿Fútbol argentino o fútbol europeo?

A mí el fútbol europeo no me genera atractivo. Es muy global, muy higiénico, no me divierte tanto.

¿Tampoco ves al Leeds de Bielsa?

Sí, sí. Veo los partidos del Leeds. Bielsa, sí, me parece uno de los personajes más importante de la historia del fútbol argentino. Bielsa es el Piazzolla del fútbol argentino. Me cambió la manera de ver el fútbol, cosas que yo creía que eran superficiales y él veía con un grado de profundidad y rigurosidad que me llamaron mucho la atención. 

¿Cuándo surge tu admiración por Bielsa?

Cuando él estaba en México yo le hice una nota para Fútbol de Primera. Cuando él vino a Vélez tuvimos alguna conversación y quedó una relación muy profesional. Durante su ciclo en la Selección no hablamos. Después, cuando él deja la Selección, a pedido mío tuvimos algún que otro encuentro pero no mucho más que eso.

¿Nunca tuviste redes sociales?

Tuve WhatsApp un tiempito y también tuve Twitter, creo que fue durante el Mundial 2010 que me había hecho una cuenta. Creo que no tengo redes por una incapacidad propia. No las siento necesarias, me desborda un poco la cantidad de mensajes. Noto una tendencia exagerada a estar mirando todo el tiempo una notificación. No me llevo muy bien con eso y tampoco me entretienen demasiado. Cuando hago un relevamiento de cuáles son los beneficios, casi que no se los encuentro.

¿Es menos 'traumático' de lo que se supone vivir sin redes?

Mi familia, mis amigos y mis compañeros de trabajo ya lo saben. Si me tienen que contactar me mandan un mensaje de texto o un mail. No me parece mal tenerlo, ni mucho menos. Yo no me siento bien teniéndolo. Lo que noto es que a todo el mundo le sorprende. Pueden entender que uno no tenga Facebook o Twitter, pero a todo el mundo le resulta muy extraño que no tenga WhatsApp. Lo más costoso es que en el círculo tuyo sepan que vos no tenés WhatsApp.

En 2014, Pacini tuvo su primera y única experiencia como entrenador de fútbol. Dirigió a chicos de entre 14 y 15 años del Club Sirio Libanés, de Pergamino.

¿Te gustaría ser entrenador de fútbol?

Sin dudas. Lo del Sirio Libanés fue una cosa temporal. Después, por las obligaciones del trabajo, no lo pude continuar. Pero de haber podido reemplazar un oficio por otro, el de técnico por el de periodista, lo hubiese hecho porque la pasé muy bien. Fue el mejor año y medio de mi vida vinculada al fútbol, sin dudas. Estaba en todas las semanas de entrenamiento y en casi todos los partidos de los chicos. Me obsesioné mucho con esa experiencia. No sabía si tenía la capacidad de pararme delante de un grupo de adolescentes. Aprendí mucho más yo que los chicos.

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