En la memoria de los argentinos quedará grabado por siempre la maravillosa corrida de Diego Maradona en la que tras gambetear y dejar en el camino a Peter Beardsley, Peter Reid, Terry Butcher (dos veces),Terry Fenwick y, por último, al arquero alemán Peter Shilton, marcó el mejor gol en la historia de los Mundiales del cual hoy se cumplen 34 años.
Y nadie mejor que "el Negro" Héctor A dolfo Enrique para recordarlo, porque precisamente de sus pies partió el pase para el inolvidable segundo gol del 10 ante la selección de Inglaterra, en México 86. “Mirá si lo tendré presente a ese gol que hice una remera con una leyenda que dice `el mejor gol de los Mundiales nació en mis pies´. Cuando le metí ese pase, yo ya sabía que iba a terminar en gol. porque a Diego no había forma de pararlo. Los ingleses querían pegarle patadas para frenarlo, pero cuando se las tiraban, Diego ya no estaba más. Fue el mejor gol de la historia de los mundiales y para mí es un orgullo haber sido parte de tremendo golazo", cuenta, el ex mediocampista de la Selección Argentina, en el comienzo de una amena charla con 442.
“Después del partido, Diego y yo fuimos los últimos en salir del control antidoping al que también había ido `el Checho´ Batista, y cuando abrimos la puerta del vestuario todos le decían a Diego que era un monstruo y un genio por el gol que había hecho y yo salté y les dije `ché viejo todos lo saludan y lo felicitan a él y a mí no me dicen nada, si yo no le hubiera dado ese tremendo pase, él no lo hubiera hecho´. Ese gol es mi carta de presentación, yo siempre digo que soy el Negro Enrique, el campeón del Mundo que le dio el pase a Maradona ante los ingleses. Diego fue, es y será, el mejor jugador del mundo. No va a haber otro jugador tan completo como él”, agrega el jugador surgido de Lanús que brilló en River Plate.
Si bien Enrique arrancó de suplente, con el correr de los partidos terminó convirtiéndose en una pieza clave del equipo comandado por Carlos Bilardo, de quien no tiene más que palabras de agradecimiento. “Bilardo es un maestro total, no solo como entrenador, sino como persona. Es un gran laburante que no dejaba nada librado al azar y que sabía elegir a los jugadores y ubicarlos en la cancha y también sabía escucharnos. A mí me puso por derecha, en el mismo puesto que jugaba en River, pero como yo vi que me chocaba con Giusti que jugaba como un cuatro adelantado, me fui hacia adentro para hacer de doble cinco y como él se dio cuenta de que lo había hecho en beneficio del equipo y no del mío propio, me dejó jugar ahí el resto de los partidos. Bilardo es un monstruo, como también lo es Menotti, es una lástima que estén peleados”, dice..
Si bien está a la espera de una propuesta laboral que le permita volver a calzarse el buzo de DT, confiesa que no está dispuesto a hacerlo si no le respetan determinadas condiciones, como por ejemplo, un trabajo a largo plazo más allá de los resultados. “Me llaman siempre para preguntarme en qué ando pero por el momento no hay ninguna propuesta que me convenza para volver a dirigir porque si agarro algo quiero que me respaldan. Para hacer algo bueno e importante necesitás tiempo, pero en el fútbol argentino perdés dos partidos y ya piden la cabeza del técnico. Así no se puede laburar tranquilo. Los técnicos necesitan tiempo para desarrollar sus proyectos, más allá de los resultados”, concluye.