En el fútbol argentino, salvo contadas excepciones, ir a jugar de visitante es hostil para cualquier plantel y mucho más cuando se trata un equipo como Boca con jugadores con mucha exposición mediática y conocidos por todos.
Por ser profesionales, se supone que los futbolistas están obligados a aguantar cualquier tipo de agresión verbal pero en la práctica no siempre sucede y como son seres humanos muchas veces responden a los insultos con más insultos para caldear más el ambiente.
Y así ocurrió este domingo en Varela cuando el plantel de Boca se retiraba del campo de juego. Primero se observó a Mauro Zárate escupiendo e insultando a un hincha de Defensa y Justicia ubicado en la platea y segundo después se ve a Darío Benedetto saludar, hacer un gesto y sonreír irónicamente mientras un empleado del club local lo increpa acusándolo de cargar a la gente mientras lo frenan para que no lo vaya a buscar para pelear.
Así terminó una noche caliente en el Norberto Tomaghello. La actitud de los jugadores de Boca es desde todo punto de vista reprochable pero va siendo la hora que deje de ser normal que una persona tenga impunidad absoluta para insultar a un jugador sólo porque tiene una camiseta de otro color.
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