viernes 19 de abril del 2024

Historia íntima de un papelón

Boca presionó a un árbitro y a un veedor que no sabían qué hacer. Un llamado de Blatter fue clave: El Xeneize será eliminado y castigado.

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"Ellos querían seguir, pero lo más sensato fue suspenderlo”. Las palabras del Vasco Arruabarrena en la conferencia de prensa que ofreció con el presidente de Boca, Daniel Angelici, para no aclarar nada, dieron un indicio de lo que pasó a partir del acto cobarde de tirar gas pimienta en la manga antes del segundo tiempo que nunca se jugó. Esta es la crónica de una decisión, que para muchos significaba una responsabilidad muy grande y que se tomó no bien entrada la madrugada. A pesar de no ser oficial todavía la decisión será muy dura para el presente y el futuro de Boca.

Siga siga. Una vez que empezó a esclarecerse el bochornoso episodio de la manga, la intención del árbitro Darío Herrera y la Confederación Sudamericana de Fútbol era continuar con el partido. Las presiones de la televisión, más que obvias desde la transmisión de Fox Sports, fueron uno de los puntales para que el gravísimo incidente se transformara en un bochorno a nivel mundial. Eso explica la demora a la hora de tomar una decisión tan sencilla para el sentido común, pero tan costosa políticamente debido al tamaño de los involucrados.

En este mar de dudas hay un nombre que se llevó todos los flashes. El de Roger Bello, veedor de la Conmebol en el superclásico. Llamó la atención durante el transcurso de los minutos la inacción del boliviano a la hora de tomar las riendas de la situación como máxima autoridad del organismo sudamericano en la Bombonera. Una lógica se esconde detrás de su desconcierto: la inexperiencia del boliviano residía en que era uno de sus primeros partidos en el puesto. Tal fue su temor que se tuvo que apoyar en hombres con mayor antigüedad en la Conmebol como el uruguayo Eugenio Figueredo (ex presidente) y su compatriota Alberto Lozada, uno de los miembros del Tribunal de disciplina. Tan patético fue el papel del boliviano que a la hora de la pericia policial delegó su responsabilidad y no estuvo cuando se firmó el acta, en la que tampoco hubo nadie de peso de la dirigencia de Boca (solo dos de segunda línea).

¿Cuál es la función de un hombre si cuando se desató el escándalo debió llamar al presidente de la Conmebol, Juan Ángel Napout, para recibir órdenes? Ninguna. Eso fue lo que pasó en la Bombonera. Ninguno tenía el poder político suficiente para tomar tamaña decisión. Pasados treinta minutos del incidente entró en acción Napout, quien en primera medida quería asegurarse de agotar todos los medios posibles para que el partido continuara. Pero claro, estaba en Paraguay y no conocía el estado de los jugadores de River afectados por el gas, que no estaban en condiciones de seguir.

La intención del árbitro Darío Herrera y la CONMEBOL era continuar con el partido.

Jugadores, al descenso. En este panorama tragicómico entra en juego el penoso papel de los jugadores de Boca. Alguien que estuvo muy cerca de Agustín Orion asegura que el arquero era uno de los que quería que el partido se reanudara cuando los rivales se repusieran. Otro que estaba en esa sintonía era el jefe de seguridad de Boca, Claudio Lucione, quien presionó constantemente a Bello para que le diera el visto bueno a un Darío Herrera que nada quería tener que ver con la suspensión. Vale la pena recordar que el árbitro también tenía la potestad de dar por finalizado el encuentro, pero esperó a que fuera la Conmebol la responsable de todo. Indudablemente la actitud ventajera de los futbolistas locales influyó en la sanción, que será de eliminación de esta Copa Libertadores, la sanción de un año sin participar en competencias internacionales, dos años sin poder jugar en la Bombonera y un fuerte castigo económico. No ayudaron en nada.

El cierre del circo. Los minutos pasaban y del otro lado de la línea del celular de Bello no se escuchó el lapidario ‘suspendelo’. Entonces, tras muchas idas y vueltas fue el árbitro debutante en Copa Libertadores el que determinó la suspensión del partido. Así lo hizo saber el veedor Bello, en una charla con Radio La Red: “La idea era continuar, pero el árbitro decidió la suspensión”.

La decisión de no reanudar la historia se tomó en la madrugada del viernes en una charla entre Napout y Wilmar Valdez, presidente de la Asociación Uruguaya y vicepresidente 3º de la Conmebol. Para sumar protagonistas a la crónica vale mencionar el llamado que el paraguayo recibió de Joseph Blatter, presidente de FIFA, quien le pidió que fuera un “castigo ejemplificador” para Boca. Alguien de alto mando en Paraguay asegura que el dirigente suizo pidió el doble de sanción de la que finalmente se comunicará hoy por la tarde, después de que el Tribunal Disciplinario escuche la apelación de Boca.

Otro de los protagonistas de la noche fue Daniel Angelici. El presidente fue el gran ausente sin aviso en el escándalo. Para el común de los hinchas llamó la atención que el hombre con más poder en Boca no haya bajado a participar del eterno diálogo que determinó la suspensión del partido y la serie. Sin embargo, hay que tener en cuenta que Angelici tiene todo cerrado para ser el sucesor de José Luis Meiszner como secretario general de la Conmebol. ¿No habrá querido evitar quedar pegado en el escándalo? Lo que sea, pudo haberle costado su próxima designación. Sin dudas, fue otro de los grandes perdedores de la noche. Boca lo tendrá como uno de los presidentes más olvidables de su ayer manchada historia.

El novato. “¿Quién es ese hombre que no sabe que hacer?”. Esa debió ser la pregunta más repetida en cada casa donde se seguía por televisión el bochorno de La Bombonera. Y la respuesta es Roger Bello, el boliviano que actuó como veedor de la Conmebol. La historia de Bello con el fútbol sudamericano es reciente, ya que su puesto en la Federación Boliviana comenzó luego de que en septiembre pasado terminara su trabajo como secretario general de la Liga Boliviana, que duró ocho años. Quien fuera dirigente de Blooming (lo expulsaron del club por un déficit operativo) hoy es parte del gran circo del fútbol sudamericano gracias a la confianza de los dos hombres más fuertes del fútbol de su país: Carlos Chávez (presidente de la FBF) y Alberto Lozada. Seguramente después de lo de ayer la pasantía de Bello en la Conmebol haya llegado a su fin.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.