martes 19 de marzo del 2024

Hijos del corralito

Como pasó con Messi e Icardi, cientos de juveniles argentinos se forman en Europa. Muchos de ellos vienen de familias que emigraron por la crisis de 2001.

La situación no es nueva. Y ahí está Leo Messi para dejarlo claro, para poner su nombre y apellido como caso testigo. Pero lo que sí es nuevo es la intensificación, el goteo imperceptible que se convirtió, en los últimos años, en una corriente caudalosa: porque si lo de Messi –o lo de Mauro Icardi más tarde– era una excepción, lo que ocurre ahora es que la excepción se volvió regla: muchos futbolistas argentinos se inician, se forman y son promovidos a Primera en clubes europeos. La globalización del fútbol –o su transnacionalización– también llegó allí, al espacio más puro o menos contaminado: las divisiones inferiores.

Y esto sucede no por uno, sino por múltiples factores. Uno de los determinantes, según Hugo Tocalli, coordinador de inferiores de San Lorenzo, es la parte económica. “Yo noto muchas veces que hay una desesperación muy grande de las familias por salvarse a costa del talento de los chicos, y eso me duele mucho”, le dice a PERFIL. El coordinador de las selecciones juveniles, Hermes Desio, tiene una explicación menos sentimental y más histórica: asegura que el fenómeno crece porque ahora están asomando a Primera todos los hijos de las familias que se radicaron en Europa durante la crisis económica, política y social de 2001-2002. Icardi está entre esos cientos de casos: cuando apenas tenía nueve años, su familia emigró a Canarias. Él fue uno más entre los 270 mil argentinos que emigraron a Europa en aquellos tiempos de corralito, represión y desempleo.

Pero con el paso de los años, las situaciones se transforman y se complejizan. “Ahora, muchos chicos son de padres y madres argentinas, pero no tienen la ciudadanía de nuestro país”, explica Desio. Y menciona un ejemplo concreto para validar el escenario: el hijo del entrenador Mauricio Pochettino juega en el Tottenham Hotspur, de Inglaterra, y nació en España. Se llama Maurizio –como el padre pero con z–, tiene 16 años y es delantero. Argentina, para él, es el país de sus padres, no el suyo.

Sin estadísticas. La AFA no tiene un registro oficial de cuántos argentinos están formándose en clubes del exterior, pero existe una estimación: sólo en Europa hay alrededor de 300. “Para mí son muchísimos más”, asegura Desio, que le propuso al presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, empezar a realizar un censo.

Instalar un predio en Europa es una de las primeras medidas para concretar ese relevamiento. Sería una suerte de “embajada” que Desio considera clave: desde ahí, además de tener un registro oficial, se podría asesorar y ayudar a chicos que muchas veces sufren el desarraigo o las presiones familiares. “Al principio se pensó que era para la mayor. Pero es al revés: es para mejorar el trabajo de las juveniles”, cuenta. Todo el cuerpo técnico que encabeza Jorge Sampaoli está en la búsqueda de ese centro deportivo: algo así como un predio panóptico desde donde se pueda observar a la Europa futbolera, que en los próximos años será el vergel de muchísimos futbolistas argentinos. El Marbella Center es una de las opciones estudiadas. Pero tampoco se descarta que el centro pueda quedar en otro país, por fuera de España o Italia.

Uno de los clubes que frecuentemente tiene argentinos en sus plantillas de “fútbol base”, como le dicen en España, es el Villarreal. En algún momento se llegó a hablar de que sólo ahí había 60, pero Fabián Soldini lo desmiente. Soldini es el representante que llevó a Messi a Barcelona, y ahora es el director deportivo de la Agrupación Deportiva Infantil Unión Rosario (ADIUR), una escuelita de fútbol devenida en club semiprofesional: juega actualmente en el Federal B.

ADIUR es una de las referencias del fútbol infantil y juvenil de una ciudad prolífica como Rosario: allí nacieron Messi e Icardi, dos de los emblemas del fútbol sin fronteras. El club, que distribuye promesas a varios clubes de la Argentina, también lo hace en España: allí tiene un convenio con Villarreal. Nahuel Leiva, hoy en el Betis, hizo ese camino: ADIUR-Villarreal-Betis. Y en el medio fue convocado por la selección española sub 19.

Tapia quiere evitar que eso se masifique con todos los argentinos que aparecerán en los próximos meses. Por eso reconoció que le preocupa la situación de Francisco Feuillassier, la nueva gran promesa argentina en tierras europeas. Su nombre empezó a sonar desde que Zinedine Zidane lo convocó a la pretemporada que el Real Madrid hizo por Estados Unidos en julio de 2017. “Todavía no tuvo la oportunidad de jugar para Argentina y por ahí termina jugando en otra Selección”, advirtió Tapia. Feuillassier nació en Mar del Plata, tiene 18 años y llegó al Real casi por casualidad: fue a visitar a su hermano Santiago –que también hizo las inferiores en el Real y actualmente juega en la segunda división de Suiza– y deslumbró a un entrenador merengue en un partido informal. A Feuillassier lo conocen más en España que en Argentina. Todo un síntoma de este cambio de era.

UN FAX PARA CONTRATAR A CAMBIASSO

El de Esteban Cambiasso fue uno de los primeros casos de esta situación invertida que hoy es frecuente: debutar en Europa antes que en Argentina. El mediocampista, que se retiró del fútbol hace apenas unos meses, fue contratado por el Real Madrid luego de participar en el mundialito de Toulon con la selección juvenil que dirigía José Pekerman. Después de ese torneo, y cuando recién tenía 15 años y jugaba en la octava de Argentinos Juniors, llegó a su casa un fax: era la propuesta formal del Real, que incluía a su hermano Nicolás. El Cuchu integró el plantel profesional y después fue trasladado al Real Madrid B. Más tarde, ya como uno de los emblemas del campeón del mundo sub 20 de Malasia 1997, fue cedido a préstamo a Independiente “Esos dos años que viví en España me sirvieron para madurar. Y en lo futbolístico para conocer el medio y para hacerme fuerte también desde el plano físico. No fue lo ideal, pero todo sirve”, recordó.