martes 03 de diciembre del 2024

Todo el mundo habla de Mohamed Salah

La estrella del Liverpool asoma como el candidato a romper la hegemonía de Messi y Ronaldo. Con su fútbol, el delantero obliga a que todos hablen de él.

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Hace algunos meses que el mundo habla de Mohamed Salah. Esta semana, incluso, se dijo que podía ganar el Balón de Oro, que era el elegido para romper la hegemonía de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, que en el próximo mercado de pases los gigantes de Europa pagarían por su desparpajo más de lo que el PSG gastó en Neymar.

El fútbol habla de Salah porque con su fútbol Salah obliga a que todos hablen de él. A Pep Guardiola, en enero, le preguntaron si estaba a la altura de Lionel Messi. Dijo que aunque respeta a Salah, aunque lo considera un gran jugador, no podía compararlo con “el otro chico”.

A Neymar le consultaron sobre quién puede ser la sorpresa del próximo Mundial, y él respondió a la velocidad de las gambetas del joven que degolló a Roma el último martes: “Egipto, porque tiene a Salah que es un grandísimo jugador”.

Cuando Héctor Cúper dijo que el Real Madrid preparaba una oferta despampanante para llevarse a la gema de su seleccionado, Zidane tuvo que decir algo de Salah: “Es un muy buen jugador, un chico que va creciendo y le puede dar mucho al fútbol”, señaló.

Nadie hablaba de Salah cuando el Chelsea, en 2014, gastó 13 millones de euros en contratarlo. José Mourinho dirigía al equipo inglés y estaba harto del joven de pelo rapado que le hizo tres goles en cuatro partidos con el Basilea. Salah llegó a Londres y parecía un adolescente huyendo de la universidad: flaco y tímido, sus ojos no largaban el fuego que irradia ahora cada vez que sale a la cancha.

El entrenador lo recibió diciéndole que era un gran futbolista. Pero disputó seis partidos como titular en dos años y medio, convirtió tres goles y Mourinho lo desechó.

Ahora que el mundo habla de Salah, ahora que Salah burla defensores con pasta de campeón, Mourinho tuvo que decir algo de Salah: “Yo lo compré, no lo vendí. Llegó siendo un niño que físicamente no estaba preparado, mentalmente no estaba listo, y social y culturalmente estaba perdido. Fue todo difícil para él. Quería jugar más minutos, madurar. Y lo cedimos a Fiorentina”, dijo este viernes.

Allí maduró, brilló en Roma y se transformó en el hombre que puede llevar al Liverpool a la final de la Champions League después de once años y en el mejor jugador de la temporada en la Premier League.

Mourinho no es el único que equivocó su diagnóstico sobre Salah. Monchi, el arquitecto histórico del Sevilla y ahora manager de Roma, lo hizo dos veces. La primera fue en 2013, mientras Salah era la promesa del Basilea.

Pidió cotización y salió espantado cuando lo tasaron en siete millones de euros. Cuatro años después, coincidieron en Italia. Monchi vendió al Faraón en junio: Liverpool pagó los 42 millones de euros con alegría.

El martes se encontraron en Anfield. Monchi, después de que el egipcio jugara con la furia de Uma Thurman en Kill Bill, también tuvo que decir algo de Salah: “Tengo que asumir mi responsabilidad: a Salah lo vendí yo”. El miércoles volverán a verse. Salah puede convertir al Olímpico de Roma en su escalera al cielo.

(*) Nota publicada en el diario PERFIL.