viernes 19 de abril del 2024
Eliminatorias Qatar 2022

¿Debemos bancar a Scaloni?

Scaloni ofrece argumentos de sobra: hay para defenderlo con énfasis y para denostarlo sin piedad. Pero más allá de todo debate posible, el entrenador se hizo cargo del recambio y armó una Selección que no brilla pero rinde, que no juega bonito pero avanza.

Lautaro acaba de empatarle el partido a Bolivia. Allá, a 3.600 metros de altura, el delantero del Inter se manda una de potrero, mete la patita y la emboca de rebote. La reacción de Lionel Scaloni es visceral: sale disparado del banco, corre como un demente y entra al campo de juego para abrazar al goleador. Ningún entrenador con algo más de experiencia hubiese reaccionado de semejante manera. Pero el festejo poco ortodoxo se entiende.

-Se compromete con sus jugadores -opina el optimista.

-Es un vendehumo -define el escéptico.

 

Los números de la era Scaloni son prometedores: de 23 partidos que disputó la Selección, ganó 14 y perdió 4. Los dos que jugó por Eliminatorias, los ganó. Y el año pasado, con el descalabro del Mundial de Rusia todavía fresco, cerró la Copa América en tercer lugar, después de perder en semis con Brasil, el campeón. Las estadísticas, hasta ahora, lo sostienen.

-Lo banco, hay que darle más tiempo -analiza el optimista.

-No jugó contra nadie. Vamos a ver cuando enfrente a Brasil, Chile o Uruguay, ahí lo quiero ver -pronostica el escéptico.

 

Con Scaloni la Selección no juega bonito, pero es efectiva. No brilla, pero suma. Y lo fundamental: no necesita de un Messi en estado de gracia. Desde el más absoluto anonimato, el entrenador parece haber quebrado quince años de messidependencia. Y a Leo se lo ve cómodo en este rol menos protagónico. Está claro que no es uno más ni jamás lo será, pero ya no recae sobre sus piernas la responsabilidad de definir los partidos. De hecho, el delantero que más goles convirtió durante el ciclo Scaloni es Lautaro Martinez, con diez tantos.

-Mirá vos, logró lo que le veníamos reclamando a todos los técnicos hace mil años -elogia el optimista.

-Tiene al meior jugador del mundo y no sabe sacarle provecho, es un desperdicio -refuta el escéptico.

 

Cuando Scaloni asumió, la Selección era material de descarte. Ningún técnico quería hacerse cargo del caos que dejó Sampaoli después del papelón de Rusia 2018. Scaloni, entonces, apareció como interino, un plan B para que la Selección no quedara huérfana mientras en la AFA buscaba a un DT respetable. Pero ocurrió algo inesperado: terminó la suplencia y los jugadores salieron a bancarlo. Con la Copa América por delante, lo probaron en un torneo por los puntos. Y siguió.

-Tuvo la valentía de agarrar un fierro caliente -valora el optimista.

-Traicionó a Sampaoli. En un tipo así no se puede confiar -recuerda el escéptico.

 

El mayor desafío que tuvo que encarar Scaloni fue la renovación del plantel. El Mundial de Rusia marcó el final de una generación. Estaba claro que lo que venía iba a ser algo nuevo, o por lo menos con caras nuevas. La mayoría de los referentes quedaron por el camino en aquel 2018. Solo sobreviven Nicolás Otamendi, el Kun Agüero y, por supuesto, Messi. Entonces la celeste y blanca le empezó a quedar pintada a jugadores como Franco Armani, Exequiel Palacios, Leandro Paredes y Lautaro Martínez. Con todo lo traumático que suelen ser los recambios, hasta ahora el entrenador sale airoso.

-Se nota que hay buen clima, el grupo tira para adelante -se ilusiona el optimista.

-Todavía no encontró el equipo, ¿hasta cuándo lo va a buscar? Típico de técnico inexperto -reclama el escéptico.

 

El gol de Joaquín Correa en La Paz, además de cotizar tres puntos, volvió a poner a Scaloni en el foco del debate. Entonces aparecieron los optimistas y los escépticos, cara a cara, con argumentos sólidos de un lado y del otro. Pero mientras nosotros practicamos nuestro deporte preferido (discutir pavadas, ¿cuál otro?), la Selección se arma, gana y avanza.

Lo importante, como ocurre siempre en el fútbol, es tomar partido y opinar con énfasis. De un lado o del otro de la grieta Scaloni, pero nunca indiferente.

Y para aquellos que todavía no se definieron, acá va una pista. Fernando Niembro escribió que “Argentina es un conjunto de voluntades sin brújula” porque “está dirigido por un aprendiz”, y Mariano Closs sentenció que Scaloni es “un técnico que no tiene pasado sobre nada y no puede dirigir a la Selección”. Son argumentos de periodistas influyentes que condicionan cualquier opinión. Ahí tienen, indecisos, sométanse a ese influjo: lean, escuchen y párense en la vereda de enfrente.