sábado 27 de abril del 2024
Opinión

Argentina sabe jugar con y sin Messi

El combinado albiceleste tuvo un partido inmejorable en la altura de La Paz y para darle un condimento especial, no jugó su capitán y para la sorpresa de todos no se pidió a gritos por su presencia.

En cierta época, demostrando una vez más que el argentino es un personaje particular, que a pesar de tener lo mejor o en este caso al mejor, hablando de Lionel Messi, delante de sus narices, la crítica es más sencilla de otorgar que soltar un reconocimiento.

El capitán argentino estuvo sujeto a infinitas e innecesarias comparaciones con Diego Armando Maradona que hasta hace un poco menos de un año había logrado algo que Messi no podía, que ponía en tela de juicio si es o no el mejor del mundo, que era lograr conquistar un Mundial con la Selección Argentina.

Fue una comparación, que aún continua en un sector minorista, que ha sido tediosa para Messi que, a pesar de recibir tantos cachetazos, llegando al punto de tirar la toalla al retirarse del seleccionado post derrota en la Copa América 2016, se repuso y calló a aquellos que dudaron de su persona, su talento y su amor por su país.

De manera injusta, pero que de eso se trata el fútbol que solo corona a pocos y reduce a fracasos a muchos más, Messi logró meterse en el bolsillo y ganarse ese amor correspondido con el pueblo argentino luego de conquistar la Copa América 2021, la Finalissima y la Copa del Mundo Qatar 2022, cuando en realidad, a pesar de admitir que se ganó un espacio en la inmortalidad por dichas conquistas, el rosarino ha sido un antes y después en el deporte y si ganará o no, no tendría que haber lugar a alguno a criticarlo.

En sintonía con esta idea de que Messi logró sacarse esa espina de ganar algo con el seleccionado mayor, la realidad, que cuesta asumir, es que el capitán alcanzó sus tan ansiados objetivos en su recta final como jugador de fútbol.

Otro guiño a este hecho que el mundo no quiere aceptar es que Messi desembarcó en el Inter Miami, donde es cierto, sigue compitiendo porque lo lleva en la sangre y es un aspecto que lo hizo ser el excelso futbolista que es, pero al mismo tiempo demuestra que su intención es empezar a escribir su última etapa como jugador profesional.

Así a sus 36 años el máximo goleador en la historia de la Selección Argentina muestra varias facetas que lo diferencian de sus anteriores épocas como jugador que, a pesar de algún cambio, es innegable que quiere escribir algún capítulo dorado más con su amada Argentina.

Las ganas de ir por más son las mismas que el día uno en su carrera. Pero las formas son otras. Por una parte, ya se trata de un jugador que piensa más y corre menos, que ya es más líder desde el orden y el habla, además de su juego claro, siendo esta una aclaración innecesaria, deslizando así la idea de que ya estamos empezando a vivir a un Messi más “lento”, con menos chispazos, pero al mismo tiempo más bicho, más tiempista y sobre todas las cosas, demostrando que aún tiene tinta de crack en el tintero.

De hecho, una firma más del puro e inoxidable talento de Messi se vivió en el debut con Ecuador por las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial 2026 que, dicho sea de paso, puede llegar a ser su sexta cita mundialista, para sentenciar el uno a cero con una exquisita ejecución de tiro libre.

Ahora bien, de esa obra de arte del capitán argentino pasamos a la nueva realidad que habrá que acostumbrarse a verlo inmerso. Por más que queramos que ese momento no llegue, va a llegar y el rosarino ya empieza a sentir el desgaste y su recta final como futbolista ya está más que encaminada.

El primer indicio de esto fue su salida con Ecuador en el segundo tiempo cuando el propio Messi confesó más de una vez que quiere jugar siempre y todo el partido, pero que ahora con el correr del tiempo su pensamiento va cambiando lógicamente.

De hecho, el propio Messi se refirió a su salida en lugar de Exequiel Palacios en el debut de las Eliminatorias Sudamericanas: "El cambio se fue dando, estaba un poco cansado. Se dio así y seguramente no sea la última vez que empiece a salir en los partidos. Me sentí muy bien en un partido muy físico y duro".

En esa misma línea, ante Bolivia en la altura de La Paz, en un ambiente más hostil para un Messi tocado desde lo físico, el ex PSG no formó parte del banco de suplentes siquiera. Es cierto, viajó con el grupo para acompañarlos y se lo vio feliz, pero ya de a poco viendo el buen andar del equipo desde afuera, como si se tratase de un maestro que ve como sus aprendices ejecutan a la perfección el conocimiento adquirido junto a él.

Ahora bien, de la misma manera que Messi asimila su nueva faceta con la Selección Argentina donde se lo utilizará de manera más escalonada, el equipo de Lionel Scaloni entendió a la perfección cómo jugar con el 10 y cómo saber hacerlo sin él.

Ayer por la tarde el partido con Bolivia era pura incertidumbre. Por una parte, el factor de la altura que siempre favorece al local y segundo por la ausencia de su capitán que ante un aprieto en este tipo de partidos se le puede dar la pelota para descansar en él mientras invente alguna genialidad.

Todas esas dudas se esfumaron enseguida en un equipo joven, pero al mismo tiempo maduro que entiende a la perfección y sigue al pie de la letra lo que hay que hacer para adaptarse a las circunstancias del partido para cumplir el objetivo.

De esta manera, en la victoria 3-0 sobre Bolivia, el equipo de Scaloni desplegó un fútbol brillante: apretó en los momentos justos, tocó cuando había que tocar, aceleró cuando había que acelerar y fue contundente tanto en el fondo como en el ataque. Un partido brillante.

Ahora, ¿y Messi? Afuera sonriendo. Por una parte, es un puñal en el corazón no verlo con los botines puestos, pero al mismo tiempo ver que la selección rinde de la misma manera sin él en cancha ilusiona y mucho.

Siguiendo esta misma idea, la performance de Argentina durante Qatar 2022 connota esta idea de que el equipo sabe cuándo jugar con el capitán y cuándo no. Si bien Messi frotó la lámpara en más de una ocasión durante la Copa del Mundo, el equipo entendió que juega con él y no para él como alguna vez sucedió, generando una Messi-dependencia destructiva para ambas partes.

Y así lo seguirá haciendo con el correr del tiempo, Scaloni está formando un plan de destete. Es decir, con tiempo está especulando con el adiós de Messi de la Selección Argentina preparando a un plantel nutrido por jóvenes talentos con ganas de más gloria a pesar de lo ya logrado y sin la presencia del 10.

De hecho otro aspecto que habla bien del equipo de Scaloni es que va en contra de la lógica al historial de Leo estando ausente en partidos por los puntos con el seleccionado argentino. Previo a esta excelsa performance sin el 10 en la altura de La Paz, Argentina sin Messi sacó 26 de 48 puntos posibles, producto de siete victorias, cinco empates y cuatro derrotas. 

Ahora bien, en esa preparación de decirle adiós tiene en el horizonte las actuales Eliminatorias Sudamericanas donde es un hecho que Messi formará parte del equipo como nos tiene acostumbrados, sobre todo jugando de local. Al mismo tiempo, tal como sucedió en Bolivia, viajando al exterior el cuidado será otro y los minutos serán menos por decantación en caso de ser necesarios.

Luego llega la Copa América 2024 que el propio capitán argentino aseguró que dirá presente para intentar escribir otro capítulo dorado defendiendo la camiseta celeste y blanca.

Más adelante en el tiempo aparece nada más y nada menos que el Mundial 2026 en Estados Unidos, México y Canadá. Y ahí, ¿qué pasará con Leo?

Por cómo se están dando las cosas en las eliminatorias, con puntaje ideal, con Paraguay y Perú para la próxima doble fecha, donde ambos equipos desde el vamos no presentarían demasiada dificultad, abrochando otros seis puntos, el pasaje al próximo Mundial estaría en estado de reserva.

Con esto se quiere decir, que si Argentina no levanta el pie del acelerador puede confirmar su boleto la próxima Copa del Mundo sin demasiados sobresaltos y sin tener que desgastar a Messi que, siendo sinceros, si quiere, a la próxima cita mundialista llega.

Es cierto, para 2026 ya tendrá 40 años, pero viene demostrando que no necesita correr como lo hacía cuando tenía 20. Hoy desde el lado de la experiencia, de su inteligencia para jugar que lo destaca de la media, el capitán argentino puede jugar un Mundial, hablando mal y pronto, caminando.

Además, va a estar rodeado de los Rodrigo De Paul, los Enzo Fernández, los Alexis Mac Allister, los Julián Álvarez, los Cuti Romero, por nombrar algunos ejemplos, que además de su intachable talento tienen piernas frescas, ganas de protegerlo y seguir ganando cosas con la Selección Argentina.

Para terminar de definir esta idea de que Messi está rodeado de un plantel que sabe jugar con él y sin él, habla de una generación que tenemos que disfrutar porque no es moneda corriente.

Es más, volcando esto en números en el armado de un hipotético once para el Mundial 2026 este sería el equipo: Dibu Martínez con 34 años, Nahuel Molina, Cuti Romero, Lisandro Martínez con 28 años y Nico Tagliafico con 34 en la línea del fondo.

En el medio, Enzo Fernández con 25 años, De Paul con 32, Alexis Mac Allister con 27 y en el ataque Julián con 26 años, Lautaro Martínez con 29 o Garnacho con 22 para compartir cancha con Messi, el pibe de 40, sin tener en cuenta los demás cambios con jugadores de la talla de Lo Celso y Dybala por ejemplo.

Hoy el seleccionado argentino tiene un promedio de edad de aproximadamente 27 años presentando un equipo joven, pero al mismo tiempo maduro y sin techo, con varios de ellos siendo principales figuras en los equipos grandes de las ligas top.

En consecuencia, es cierto que el adiós de Messi se acerca y no lo queremos reconocer, pero al mismo tiempo hay esperanza, como dictó el segundo himno de los argentinos durante el Mundial de Qatar, nos podemos volver a ilusionar, porque tenemos con qué.

El 10 puede poner punto final cuando quiera, se ganó ese derecho hace tiempo. Por más que duela, que vaya tranquilo, hay con qué suplirlo, no con un jugador puntualmente, porque el es único, pero su espacio lo va a tomar un equipo que trabaja de una manera espectacular.

JP

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