martes 16 de abril del 2024
Valores desvalorizados

El modelo ético de Los Pumas se derrumba a pedazos

El tibio homenaje a Maradona y los despreciables tuits de tres jugadores modificaron un paradigma: Los Pumas ya no califican como referentes de la sociedad.

Le hacen un homenaje a Maradona pero no se nota. Se quedan estáticos cuando el auténtico reconocimiento a Diego llega de los jugadores neozelandeses. Asumen que se equivocaron y salen a pedir disculpas. Aparecen viejos tuits de tres jugadores, uno es el capitán, con frases misóginas, xenófobas y racistas. Vuelven a pedir disculpas. La UAR los separa del plantel. Dos días después se arrepiente y les levanta la sanción. Pero el entrenador no los incluyó en el equipo que este sábado empató ante Australia. Todo ocurrió en tres días. Tres días de furia felina. Ni un guionista de Netflix hubiera imaginado semejantes desprolijidades.

Estas barbaridades protagonizadas por Los Pumas expusieron de una vez y para siempre las paradojas y contradicciones que hasta estos días ocultaban debajo de la alfombra. Este grupo de jugadores que canta el himno a los gritos, transpira la cancha y embarra la camiseta, quedó al desnudo. El modelo Puma, que hasta hace unos días se exhibía como una referencia, como un ejemplo a seguir, se cayó a pedazos.

Los Pumas cierran filas. Si los valores que sostienen los aplican, solo ocurre puertas adentro. Pueden ser solidarios, tolerantes y respetuosos, pero únicamente con sus compañeros. Como ocurre en otros ámbitos, acá tampoco hay derrame. Una cuestión de clase.

Sin códigos

Todos los que alguna vez corrieron detrás de una ovalada se enorgullecen de los valores de tan noble deporte. La lista está repleta de frases con destino de tarjeta navideña: solidaridad, respeto, disciplina, juego limpio. Son normas que regulan el comportamiento de los jugadores, dentro y fuera de la cancha. Hay un eslogan que las resume: el rugby no solo propone formar buenos jugadores, también apuesta a formar buenas personas.

Acá es cuando la realidad se lleva puesta las buenas intenciones. Cuando los jugadores de Los Pumas eligieron a Pablo Matera de capitán, pusieron como líder del plantel a un jugador con rasgos racistas y homofóbicos, y antecedentes de patotero. Esto que se conoció esta semana desenmascara a un capitán que milita valores opuestos a los del deporte que practica.

Otro de los rasgos más distintivos de los rugbiers es que no discuten los fallos de la autoridad. A diferencia de lo que suele ocurrir en otros deportes, donde los reclamos llegan hasta límites insoportables, en el rugby se respetan las decisiones de las personas que están en una posición de mando, estén o no de acuerdo. Todo muy loable, si no fuera porque los jugadores de Los Pumas amenazaron con no jugar el partido de este sábado si la UAR no le levantaba las sanciones a Matera, Petti y Socino, los tres jugadores que fueron expuestos por sus tuits xenófobos.

Los Pumas cierran filas. Si esos valores que sostienen los aplican, solo ocurre puertas adentro. Pueden ser solidarios, tolerantes y respetuosos, pero únicamente con sus compañeros. Como en otros ámbitos, acá tampoco hay derrame. Todo queda en la élite. Una cuestión de clase.

La Unión que no une

Como si los lamentables episodios protagonizados por Los Pumas no hubiesen alcanzado, la Unión Argentina de Rugby (UAR) tuvo que salir a la cancha, y se pusieron más nerviosos que el juvenil antes de patear el quinto penal. A los dirigentes de la federación que regula el rugby no se les cayó una idea para homenajear a Maradona, tarde y mal reconocieron que se habían equivocado, después fue permeable a las presiones de los sponsors y sancionó a los tres jugadores de los tuits escandalosos, hasta que dos días después fue permeable al reclamo del plantel e indultó a los jugadores. Idas y vueltas, titubeos, grieta. Ni en la AFA lo hubieran hecho mejor.

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