Sí, gritalo Facu con toda la fuerza, la familia y el equipo. La sobresaliente actuación de Díaz Acosta sorprendió a muchos, empezando por el chileno Nicolás Jarry, que de tener un triple break point en el game de apertura y no poder capitalizarlo, pasó a ser completamente dominado por el argentino apareciendo como un jugador totalmente distinto del que le ganó a Carlos Alcaraz en la semifinal.
Del errático inicio de Díaz Acosta a su completo dominio mental, estratégico y ejecutivo del juego hay un proceso que fueron atravesando tanto él como su rival, claro que en sentidos opuestos. Porque mientras mantener el saque le costó un gran esfuerzo a Facu en el primer juego, Jarry conservó el suyo en cero y daba la impresión de que esa sería la tónica del encuentro.
Sin embargo, si bien en su siguiente turno de saque cometió la segunda doble falta, ya comenzó a hacer efecto el cambio que ponía en práctica Díaz Acosta; se empezaba a descubrir la estrategia bien definida: variar el juego, ser impredecible, hacer correr y pegar una más a Jarry. Díaz Acosta mantuvo su saque en 15 y ejecutó un precioso drop shot que de manera temprana desnudó la dificultad de su oponente para llegar a esas bolas cortas.
El cambio de tendencia se evidenció como definitivo a partir del siguiente juego, en el que el argentino hizo que Jarry tuviera que jugar más y errara, tirando una bola ancha y otra a la red. Break point y quiebre para Facu que se adelantó en el marcador por 3-1. Jarry lucia muy errático y estático, cómo no cayendo en lo que estaba pasando, en cómo estaba jugando Facu y en que él no podía inquietarlo con su potencia y juego lineal. Así Díaz Acosta volvió a quebrar y tomó ventaja de 4-1.
El resto del primer set transcurrió con un Jarry sumando un nuevo game sin sobresaltos y Fac con toda solvencia sacando muy bien, con buenos ángulos, aguantando los peloteos, haciendo equivocar a Jarry, cambiando direcciones y variando pelotas profundas con drops que dejaron al chileno parado o sin poder llegar. Fue 6-3 con claro dominio del argentino.
A un set de ser campeón, el desafío para Facu era mantener el nivel y la estrategia, mientras que para Nico se imponía el tener que cambiar su juego porque no le encontraba la vuelta al partido. Así fue que Jarry salió decidido a imponer su ley, pero a dos formidables servicios abiertos que ejecutó le siguieron sendas quirúrgicas devoluciones ganadoras de Facu que lo tomaron yendo hacia adelante sin poder reaccionar. Ambos fueron puntos calcados y así llegó el break para Díaz Acosta que no podía iniciar de mejor forma el que a la postre sería el parcial definitivo.
A partir de ahí y con el quiebre a su favor, Facu mantuvo la compostura, el juego pensado, variado y realmente se lució con un concierto de saques ganadores, globos, passing shots, aperturas de drive y de revés, en fin, un verdadero festival de golpes que incomodaban a Jarry game tras game. En ese devenir, Díaz Acosta pudo haber ampliado la diferencia a dos quiebres, pero el servicio rescató al chileno hasta que llegó el momento en que Facu debía sacar 5-4 para el set, el partido y el campeonato.
El último juego del encuentro fue dramático: Facu sumó un winner suyo y dos errores de Jarry para ponerse 40-0 con tres match points. A partir de ahí el sufrimiento para el argentino, que no pudo aprovechar ninguna de esas oportunidades y hasta tuvo un break point en contra que logró salvar para más tarde, en su sexto match point, coronarse nuevo campeón. Fue con toda justicia por la demostración que dio de concentración, planificación y ejecución. A pocos minutos de concluida la final hablamos con Mariano Monachesi, el entrenador de Díaz Acosta, que con lágrimas en los ojos nos transmitía su sentir ante la gran conquista de su dirigido.
“Orgullo pleno, felicidad plena por todo lo que se merece Facu y el equipo que está detrás de él porque no es una persona sola, es todo el equipo que está detrás haciendo cada uno en su área lo mejor posible y Facu a su ritmo va creciendo y de repente vienen estos aceleres de proceso tan enormes que fue ganar Buenos Aires que es un torneo tan prestigioso y sabés que es bastante complicado y sobre todo sin perder un set. Significa que está progresando, sí, hay que seguir trabajando y seguir con humildad porque la carrera es muy larga”.
Más tarde fue el turno de oír la palabra del ganador, que ya mucho más tranquilo luego de la tensión del match se explayó sobre su momento. “Todavía estoy procesando todo, no me cae la ficha. Ahora voy a festejar con mi familia y supongo que cuando me baje un poco toda la adrenalina voy a empezar a caer y a disfrutarlo aún más. Cuando estaba muy nervioso y sentía que podía cometer errores traté de agarrarme del nivel que tuve en toda la semana, traté de pensar mucho en la final de los Panamericanos que fue con todo el público en contra y aún así me la banqué bien y pude sacar ese partido, Y también la final de los Juegos Olímpicos de la Juventud acá que fue con todo el estadio lleno, toda la gente de mi lado y me agarre esas situaciones para que no sea un terreno tan desconocido".
"Por suerte lo pude hacer bien y maneje el tema de los nervios hoy y toda la semana, que hizo que me ha llegado el título. El partido lo preparamos como si fuera uno más, pensamos mucho en la táctica, como había que hacer para ganar y tratamos de agarrarnos de eso. Adentro de la cancha también, cuando había una situación en que yo necesitaba mirar para afuera ellos me recordaban la táctica para poner el foco en lo que tenía que hacer para ganar”. La próxima parte de la temporada de Díaz Acosta lo tendrá jugando el Master 1000 de Miami sobre cancha dura y luego la vuelta al polvo de ladrillo con Marrakech, Monte-Carlo, Barcelona, Madrid, Roma, Roland Garros.
Granollers y Zeballos en la puerta
La final de dobles fue para los italianos Simone Bolelli y Andrea Vavassori que ante el argentino Horacio Zeballos y el español Marcel Granollers jugaron un primer set dominante y un segundo parejo hasta llegar al tiebreak en que siempre dio la sensación de que la pareja europea estaba más cerca en el juego de completar la faena.
Y así fue, porque luego de que el argentino y el español lograran con mucho esfuerzo levantar tres match points en el desempate, finalmente Bolelli y Vavassori abrocharon el triunfo con un 6-2 7-6(6) que los consagró merecidos campeones. La perlita fue la declaración de Horacio Zeballos en la entrega de premios: “No me voy a retirar hasta que este torneo sea un 500”, aseguró.