En el Obelisco se respiró tristeza. En el corazón de Buenos Aires, donde miles de argentinos se reunieron para ver el encuentro entre Argentina y Alemania por pantalla gigante, el silencio, la desazón y las lágrimas se convirtieron en protagonistas con la eliminación de la selección de fútbol que conduce Diego Maradona del Mundial Sudáfrica. La misma postal se vivió en Parque Centenario y Plaza San Martín, donde cientos de personas siguieron el partido.
Los rostros de abatimiento, aún pintados con los colores celeste y blanco, inundaron también los alrededores. Cuando le faltaban casi 10 minutos al partido y con el marcador todavía en el 3-0, muchos hinchas emprendieron una retirada en silencio del paseo público, escenario por excelencia de todos los festejos relacionados con el fútbol y convertido hoy en un mar de lágrimas. El cuarto gol teutón terminó de marcar la herida. Hoy, la tristeza es toda argentina.