Duelen los ojos al ver algunos partidos del fútbol argentino. A menos que uno vaya a ver al club del que es hincha, hoy sólo Vélez y Newell's justifican pagar una entrada para ir a la cancha. Hace tiempo que el nivel del juego local es muy flojo. Pero no hay que buscar a los culpables sólo dentro de la cancha, también hay que apuntar a las tribunas y los micrófonos.
El "ganar como sea" que exige la tribuna y justificamos desde los medios pone una lupa grande sobre los técnicos. Salvo casos como los de Carlos Bianchi y Ramón Díaz, en los que sus pasados con gloria le permiten estirar la agonía, hoy cuatro o cinco derrotas seguidas expulsan a cualquier entrenador. Si no ganan, se van. Y para ganar, hay que hacer goles y no dejar que te los hagan. Como sea. Una calesita que perjudica al fútbol, al buen fútbol.
El "ganar como sea" que exige la tribuna y justificamos desde los medios pone una lupa grande sobre los técnicos.
La mediocridad en Argentina hace que el torneo sea el más parejo entre las ligas más importantes del mundo. Para comparar, tomemos como parámetro la temporada 2013/2014, en la cual manda San Lorenzo: 54 puntos en 31 partidos jugados y una baja efectividad de 58%.
En Alemania, Italia, España e Inglaterra los punteros tienen, como mínimo, una efectividad de puntos cosechados del 75%: Bayern Múnich, que se coronó campeón siete fechas antes, 89%; Juventus, 87%; Atlético Madrid, 82%; y Liverpool, 75%.
Entre El Ciclón y Colón, los últimos de la tabla 2013/14, hay una diferencia de 27 puntos. En el resto de las ligas también se refuerza la idea de paridad en el fútbol argentino: en Italia hay 61 puntos de diferencia entre el primero y el último; en España, 57; en Alemania, 53; y en Inglaterra, 49 puntos.
La cantidad de goles tampoco acompaña. En Argentina se marcan en promedio 2,11 goles por partido, mientras que en España e Inglaterra, 2,78; en Italia 2,65; y en Alemania 3,14.
A siete fechas del final, Colón y San Lorenzo -punteros del Inicial- le llevan once puntos a Arsenal, el último de la tabla. Hasta el equipo de Sarandí puede ser campeón. Los números también nos muestran que el torneo argentino puede ser emotivo y apasionante por momentos. Vaya consuelo.
(*) Editor de 442
