viernes 19 de abril del 2024

La última chance

Se viene un torneo largo de 30 equipos en el que todo parece indicar que los "cinco grandes" tendrán hegemonía. ¿Volveremos a ver un fútbol desparejo?

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Nadie les puede quitar la ilusión. Algunos como Lanús o Estudiantes de La Plata o el mismo Rosario Central, imaginan que serán campeones. Tienen plantel, tienen hinchas, tienen un buen entrenador que los conduce y los orienta correctamente. Otros lo buscan porque no acostumbran a entreverarse en los primeros lugares y ahora disfrutan en carne propia la adrenalina de ir por un título.

En ese menester están el renovado Godoy Cruz del Gallego Méndez, este Arsenal versión Rondina (DT debutante en la categoría), el resucitado Atlético Tucumán del Vasco Azconzábal y el increíble Huracán de Eduardo Domínguez. En el medio de todos ellos, dos grandes que mastican angustias y algunas broncas como San Lorenzo e Independiente, tienen cómo y con qué pelear hasta el final.

Está claro que Lanús, Estudiantes, Central, Godoy Cruz, Arsenal, Huracán y Atlético Tucumán saben –dirigentes, jugadores, cuerpos técnicos e hinchas- que las esperanzas de quedarse con un título en su poder están muy claras en este Torneo Corto. Que incluso si no ganan el certamen, podrán darse el gustazo de meterse nuevamente en la Copa Libertadores, algo que para los tucumanos sería un mágico debut internacional.

Para el mes de agosto está previsto el inicio del nuevo campeonato de treinta clubes, que será a dos ruedas, de todos contra todos y con cuatro descensos. Volverá el viejo formato de los años previos a 1990, que muy pocas veces pudieron adjudicarse los equipos que no pertenecían al selecto grupo de los “cinco grandes”.

Quedan para el recuerdo el título de Huracán en 1973, Quilmes en 1978, Estudiantes de La Plata (Metro de 1982), Argentinos Juniors en 1984, Rosario Central en 1986/87 y Newell’s Old Boys en 1987/88. Antes y después, la nada. Y hoy, el panorama político y económico del fútbol argentino pinta para que la historia vuelva a repetirse, como dice el tango.

Por eso la desesperación y la búsqueda del título en el torneo Corto y de ser imposible, el premio consuelo que significa meterse en la próxima Copa Libertadores. Afuera de la pelea están tres de los cinco poderosos (Boca, Racing y River) y los otros dos (rojos y azulgranas) darán pelea hasta el final porque tienen planteles numerosos, buenos jugadores y la misma ansiedad de ganar algo.

¿Retrocederá el fútbol nuestro a aquellos torneos que eran disputados siempre por los mismos? ¿Volveremos a parecernos a la mayoría de los campeonatos europeos donde el dinero manda y es casi imposible ser un cuadro chico o mediano y arrebatar un título a los que tienen la sartén por el mango y el mango también? El ejemplo del Leicester es único e irrepetible. Sostiene su liderazgo con un presupuesto que es diez veces menor al que usan los Manchester, Chelsea y Arsenal. Y es un milagro.

Los indicios nos llevan a pensar que la organización caótica que es la AFA quedaría en manos de los clubes más poderosos y que así regresaríamos a otros tiempos. El argumento es sencillo: ganaron más torneos, tienen más hinchas, mejores planteles y mucho más dinero. Y quieren más, son insaciables y si algo tuvo de inteligente Julio Grondona fue frenar el apetito voraz de varios de los más poderosos. Por eso, en los torneos cortos fueron varios los que festejaron y dieron la vuelta olímpica ante la indignación de los avasallaron años y años un fútbol más parejo y democrático.

Curiosamente, ese fútbol democrático llegó con un dirigente autoritario y ultra personalista como Don Julio. Hoy, que todo fluye como más dialogado, más reposado y con interconsultas varias, el vaso se va inclinando hacia los que siempre tuvieron la copa llena. Y no parece que vaya a cambiar, como alertó hace pocos días Nicolás Russo, el presidente de Lanús.

Por eso, entre otras razones, los equipos mencionados en el comienzo se jugarán todo en busca del premio mayor o el consuelo (título o Libertadores) antes que el vendaval arrase con todo. ¿Será así?