martes 07 de mayo del 2024

El presidente iluso y el DT canillita

Sin petrodólares ni figuras, el Montpellier puede ganar hoy la liga francesa. Cómo hizo para pelearle cara a cara al París Saint-Germain de Pastore.

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Louis Nicollin avisó que iba a bailar desnudo por Champs Elysées si el Montpellier obtenía la Ligue 1 de Francia. “Pero sé que no tenemos chances”, reconoció enseguida en esa entrevista publicada en noviembre en L’Equipe. Realista, no pedía lo imposible: que el club al que presidía desde 1974 y que dos años atrás jugaba en la Ligue 2, disputara de igual a igual la competencia con el Paris Saint Germain, que había desembolsado, petrodólares del fondo de inversión estatal Qatar Sports Investments mediante, cien millones de euros en refuerzos. Nicollin se equivocó: hoy, cuando reciba al Lille por la penúltima fecha, el Montpellier, que aventaja por tres puntos al Paris Saint-Germain, puede salir campeón.

En la Europa de los duopolios (Real Madrid-Barcelona, Manchester City-Manchester United, Juventus-Milan), el Montpellier, un equipo pequeño que nunca salió campeón, va por la hazaña futbolística. No por nada, el mismísimo Nicollin admitió el miércoles en la radio RMC: “No podemos desperdiciar esta oportunidad, porque en la temporada que viene va a comenzar el reinado del Paris Saint-Germain, que puede llegar a durar siete años”.

El nuevo rico. En diciembre, el líder era el Paris Saint-Germain. Al equipo lo dirigía Antoine Kombouare, que había conseguido el 63 por ciento de los puntos. Sin embargo, el presidente del club, Nasser Al Khelaifi (que también preside la Federación Qatarí de Tenis y que llegó a jugar dos partidos del ATP Tour: 0-6 y 1-6 con Thomas Muster en 1996, 1-6 y 2-6 con Oleg Ogorodov en 2001), despidió a Kombouare para contratar a un entrenador de renombre, Carlo Ancelotti. Invirtió, además, otros veinte millones de euros para fichar a Thiago Motta (Inter), Maxwell (Barcelona) y Alex (Chelsea). Sin embargo, el equipo, ya con Ancelotti a cargo, se vino abajo: no soportó la presión (desde 1994 que el club no obtiene la Ligue 1).

Ejemplo: el 15 de abril, el Paris Saint Germain empató 1-1 con el último, Auxerre, y Ancelotti explotó: “¡Así no vamos a salir campeones! Estoy muy enojado con mis jugadores. Tienen un problema de concentración y determinación”. Otro: Pastore, que lleva 12 goles en 31 partidos en lo que va de la competencia, explicó en una entrevista publicada el viernes en la página de la Ligue 1: “Si no salimos campeones, va a ser un desastre”.

Todo por dos pesos. Nicollin, de 68 años, es dueño de una empresa de recolección de basura que lleva su nombre (los camiones tienen pintada una “N” gigantesca), que tiene 34 subsidiarias en el país, emplea a 3.500 trabajadores y gana 350 millones de euros al año. La heredó de su padre en 1977. “El éxito actual de la empresa –analizó Gilbert Varlot, asistente de Nicollin, en una entrevista publicada en diciembre en La Gazette de Montpellier– se debe en gran parte a la reputación de Louis en el mundo del fútbol.”

Sin embargo, rara vez las ganancias de la empresa Nicollin se trasvasan al Montpellier: con un presupuesto que ocupa la posición 13 entre los veinte clubes de la Ligue 1, invirtió apenas dos millones de euros en un refuerzo, el camerunés Henri Bedimo, que venía del Lens. Más: en los últimos diez años, el club desembolsó sólo 7,3 millones de euros en contrataciones, según se contabiliza en la página alemana Transfermarkt.

El equipo, en consecuencia, hace lo que puede (Laurent Blanc, Roger Milla y Carlos Valderrama son las únicas celebridades futbolísticas que pasaron por el club): se nutre de los jugadores de sus divisiones inferiores –el arquero Geoffrey Jourdren, el capitán Mapou Yanga-Mbiwa, el enganche Younes Belhanda (Nicollin dijo de él: “Tiene dos Nasris y tres Ben Arfas en cada pierna”)– y de cuatro de copas, como el delantero Olivier Giroud, que llegó al club a mediados de 2010 desde el Tours a cambio de 2,5 millones de euros, y es hoy el goleador de la Ligue 1 con 21. En febrero, Blanc lo llamó para la selección de Francia.

Al equipo lo dirige René Girard. Otro personaje: en 1994, después de pasarla mal durante tres años al frente del Nimes, dejó el fútbol y se puso a trabajar en un puesto de diarios. Iba allí de lunes a lunes, “porque necesitaba estar ocupado”. Volvería al fútbol recién al año. Asumió en el recién ascendido Montpellier para la temporada 2009/10. En febrero, con el equipo ya en batalla con el Paris Saint Germain, bromeó: “Me parece que con los puntos que tenemos hasta acá, vamos a poder salvarnos del descenso”.

En la última fecha, Nicollin, que rara vez iba a los partidos de visitante, viajó con el equipo a Rennes. Montpellier ganó 2-0, pero Nicollin lo padeció: “Estoy exhausto, casi me muero. Gracias a Dios que el Montpellier no pelea por el campeonato todos los años”. E ironizó: “Ahora debemos ganarle al Lille para ver si podemos terminar segundos”.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil