martes 19 de marzo del 2024

György, Jonatan y cuando la cabeza juega

Schunke padece una meningitis por varicela-zóster, una extraña enfermedad de la cual se reportan sólo cinco casos en el mundo.

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György Kulcsar nació el 8 de diciembre de 1967 en Budapest, cuando el fútbol húngaro todavía tenía fresco en su memoria al equipo de Gusztáv Sebes y sus polifacéticos Sándor Kocsis, Ferenc Puskás, Nándor Hidegkuti y Zoltán Czibor. Inmortalizados como los “mágicos magiares”, emplearon un táctica innovadora y lograron un récord estadístico donde sufrieron una sola derrota en cincuenta partidos: la controvertida final de la Copa Mundial de la FIFA de 1954, ante la República Federal de Alemania.

György creció en la periferia de Budapest y rápidamente fue desarrollando dotes para el fútbol. Para ese entonces, Hungría estaba detrás de la cortina de hierro y salir para convertirse en futbolista profesional era toda una odisea. No está muy claro cómo pero él consiguió emigrar siendo menor de edad a Australia para cumplir su sueño de convertirse en jugador. A los 16 años se enroló en el “Football Program” del extinto “Australian Institute of Sport”, un programa de identificación de talentos y desarrollo de jugadores de fútbol, creado y dirigido por la Federación de Fútbol de Australia (FFA) y con sede en el Instituto Australiano del Deporte, en la ciudad de Canberra. Antes de cumplir veinte años, ya bautizado como George, Kulcsar logró debutar en la Primera División del Canberra City FC y comenzó su carrera profesional. Luego de un breve paso por el St. George Saints australiano, pudo dar el gran salto de llegar a Europa: fueron cinco años en el Royal Antwerp de Bélgica (donde alcanzó su mejor rendimiento y fue convocado para la selección australiana), uno en el Bradford City y dos en el Queens Park Rangers de Inglaterra. Aún se recuerda su paso, en el equipo “The Hoops”, por un bizarro gol de volea, en una cancha invadida por globos de todos colores, y por una enfermedad rara que lo alejó de las canchas: una meningitis viral. Fue hace exactamente 20 años.

El sábado pasado en Florencio Varela y en La Plata, todos se preguntaban por la ausencia de Jonatan Schunke en el partido contra Defensa y Justicia. El miércoles se había presentado al entrenamiento con cefalea, el jueves el dolor era más intenso y como el viernes persistía, lo separaron del entrenamiento para hacerle más estudios. Era un dolor esporádico, de dos o tres veces por día. Le hicieron tomografía (TAC), resonancia (RNM) y angioresonancia, todos los estudios con resultados normales. El examen de laboratorio, también dio dentro de los parámetros normales. Cuando empezó con los vómitos, le realizaron una punción lumbar. El líquido cefalorraquídeo también lucía normal pero en su concentración tenía muchos glóbulos blancos (neutrófilos): era un indicio de meningitis viral, que después se comprobó por PCR. Era un virus de la familia herpes viridae: el tipo varicela-zóster. Con el correr de las horas, la noticia de su internación corrió como reguero de pólvora y como no volvió a entrenar el lunes, el club dio a conocer el parte médico, como se hace habitualmente en estos casos.

"Diagnóstico de meningitis por virus de varicela-zóster, sin rush cutáneo (NdR: una curiosidad pocas veces vista). Ya está asintomático. Permanecerá internado para medicación endovenosa. El jugador se encuentra estable y fuera de peligro".

Posteriormente, el Dr. Hugo Montenegro a cargo del plantel de Primera División, brindó una conferencia de prensa donde ahondó en detalles: "Jonatan tiene una meningitis por Varicela Zóster. Es inmunocompetente, no es algo contagioso y está fuera de peligro. Estará internado varios días más, en el Instituto Médico Platense, bajo la supervisión del equipo de infectología. Tendrá diez días con medicación endovenosa y cinco días más vía oral. Una vez cumplida la medicación volverá enseguida, así que en 15 días más estará para entrenar.”

Las meninges son las tres membranas de tejido conjuntivo (piamadre, duramadre y aracnoides) que recubren el cerebro y la médula espinal. Su función principal, así como la del líquido cefalorraquídeo, es proteger el sistema nervioso central. La meningitis es la inflamación de estas estructuras, por causas infecciosas o traumáticas, y en ciertos casos tienen algunos síntomas característico como la dificultad de tocar la barbilla en el pecho (debido a la rigidez en el cuello), en otros se presenta más difuso con un cuadro que puede incluir dolor de cabeza, fiebre, vómitos, náuseas y confusión mental.

György Kulcsár volvió a jugar dos meses después de la meningitis viral, sin ningún tipo de secuelas. Fue justo el partido postergado contra el Sheffield United (terminaron empatando 2 a 2), que la institución había suspendido por el temor que había desatado en aquel momento el brote de la enfermedad. En esos días de septiembre de 1999, un par de compañeros (Gavin Peacock, Karl Ready y Matthew Rose) fueron internados preventivamente por presentar síntomas similares y el centro de entrenamiento del QPR estuvo cerrado unas horas por precaución y para desinfección. Eran otras épocas. György tenía 32 años y jugaría un año más en QPR para, luego de pasar un año en el Home United de Singapur, retornar a Australia donde arrancaría su carrera como entrenador. La meningitis terminó siendo una exótica curiosidad para contar de su carrera deportiva. Con el tiempo, Jonatan Schunke probablemente la recuerde de igual manera.