lunes 18 de marzo del 2024

La vida por el Deportivo Español

Uno de los clubes más representativos de la colectividad en la Ciudad de Buenos Aires y una nueva pérdida: la del joven dirigente Agustín Falco.

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Agustín Falco tenía 24 años. Era socio desde niño del Deportivo Español, al igual que su novia Camila. También era dirigente. El sábado pasado, junto a otro socio y a un gasista matriculado, se encontraban trabajando en el club, realizando unos cambios en la instalación de gas para cumplir con las exigencias del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Un día antes, el viernes 4 de enero, la primera división comandada por Ernesto Perisse comenzaba la pretemporada con vistas a la recta final del torneo 2018/19.

El Club Social, Deportivo y Cultural Español de la República Argentina es una de las instituciones representativas de colectividades más importante del país y supo ser también una referencia deportiva y barrial de la ciudad de Buenos Aires. Fundado el 12 de octubre de 1956, a fines de los ochenta y comienzos de los noventa llegó a su zenit contando con más de 25.000 socios y manteniéndose durante más de una década consecutiva disputando la Primera División del fútbol argentino (hasta el torneo Clausura '97). Así lo conocimos, muchos jóvenes futbolistas que año tras año nos tocaba un sábado ir a jugar de visitante al predio del Bajo Flores, que nos recibía repleto de gente sin posibilidades siquiera de estacionar el auto en su amplio playón. Así también lo vivieron sus socios de más de treinta años, en los tiempos de bonanza, participando de la vida social del club que en el verano se veía desbordado de gente en sus tres piletas y sus canchas de tenis o béisbol, mientras competía a la par en el fútbol profesional.

Por los tiempos cambiaron y también los paradigmas. Al igual que le pasó a otros clubes de la ciudad de Buenos Aires como Ferro y Atlanta, Español sufrió la merma de socios de la década del 90 por por la crisis económica y también por el auge de los countries o barrios cerrados. A comienzos del Siglo XXI, se mantenía en pie a duras penas, alquilando sus terrenos y buscando desesperadamente fondos a como diera lugar. Testigo de aquel momento, vi con mis propios ojos algo que parecía inconcebible: mientras el plantel profesional de Nueva Chicago que jugaba en Primera A en la temporada 2001/02 entrenaba diariamente en el Estadio Nueva España, la primera del equipo de Deportivo Español que disputaba el Nacional B utilizaba la cancha auxiliar. Para ese entonces, el plantel profesional ya estaba diezmado y los hinchas aun recordaban con mucho dolor "la historia de la huelga del 97 y de los seis futbolistas traidores" que obtuvieron gratuitamente su libertad de acción. En ese momento, las cosas estaban mal pero iban a estar peor.

"Hace veinte años que la situación no nos da respiro. No me gusta ponerme en la posición de víctima. Tengo 39 años y soy socio desde los 8 años. Desde la época de Ríos Seoane vivimos el deterioro futbolístico que terminó con varios jugadores que su fueron gratis cuando en total valían varios millones de dólares, la caída de lo social, el intento de compra de Mauricio Macri para convertirnos en Mar del Plata Futbol Club (1993). En el 99 sufrimos el único caso en la historia del fútbol argentino de pedido de quiebra de un club a otro (Boca, ya con Macri como presidente, por deudas impagas con jugadores prestados), después vino la quiebra efectiva y la toma del club (2000), la continuidad institucional a cuenta gotas gracias a la Ley de Fideicomiso para las entidades deportivas hasta el 2003, la clausura de la institución por el juez Juan Garibotto durante cuatro años y la obligación de hacer de local en cualquier lado (2003-07), la compra de los terrenos por parte de la Corporación del Sur con la promesa de una supuesta intención de construcción de un centro de alto rendimiento deportivo (2008) pero que terminó convirtiéndose en una quita del 60% de los terrenos por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para convertirlo en el predio de entrenamiento de la Policía Metropolitana. Después vino la construcción del muro que nos separa (2009) y hace poco el suicidio de nuestro presidente Daniel Calzón con la acefalía posterior por la renuncia de casi toda la comisión (2017). Es tremendo lo que nos ha pasado, el Deportivo Español que yo conocí cuando llegué tenía 15 hectáreas, en 2008 nos quedamos con siete y ahora dicen que les falta espacio para la Policía y nos quieren quitar dos hectáreas más.” evoca puntillosamente Heber Lajst, dirigente del club y de la subcomisión de cultura del Deportivo Español. Vaya a saber porque motivo, en varias oportunidades a lo largo de su historia, Deportivo Español ha sido utilizado como punta de lanza en las movidas privatistas de las instituciones deportivas. Emblemático fue cuando con total desparpajo en la década del 90, el expresidente Francisco Ríos Seoane triplicó el valor de la cuota como mecanismo de presión para ahuyentar a los socios y poder reintentar la venta del club a un grupo inversor.

Actualmente, la situación del mítico club del Bajo Flores y de la colectividad española es precaria. La institución no es dueña de su terreno y debe negociar su subsistencia de manera periódica con el Gobierno de la Ciudad. Los dirigentes están preocupados. Un club no puede subsistir ni desarrollarse con la soga al cuello, sabiendo que las autoridades de la ciudad tienen intenciones de seguir avanzando sobre su territorio. ¿Cómo se construye infraestructura sobre un terreno que no termina nunca de ser propio? En 2008 ya le quitaron para siempre el predio donde se desarrollaban las actividades sociales y lo confinaron a subsistir de prestado con los terrenos de fútbol.

Y casualmente fue justo en el lugar emblemático del fútbol de Deportivo Español, el Estadio Nueva España, donde ocurrió el accidente. Por un requerimiento de la comisión de estadios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se le solicitó al club que cambiara de sitio tres termotanques que se hallaban en un sótano. A su vez, la institución también había decidido realizar unas modificaciones porque como los tiempos cambiaron, con ellos cambiaron las premisas: lo que antes supo ser la pensión del club, justo debajo de la platea principal, donde vivían los chicos del interior que venía a probar suerte en las competitivas inferiores del gallego, ya no era viable de ser mantenido; y ahora los dormitorios serían utilizados por el plantel principal para descansar luego de los entrenamientos en doble turno. El gasista matriculado, regularmente contratado por el club, había realizado los arreglos para la reubicación de las tres unidades a nivel y cuando encendieron las máquinas, el lugar explotó.

"Agustín era un todo terreno – recuerda Heber Lajst - había comenzado hace unos años en prensa y ahora estaba con la intendencia, en la subcomisión de Obras y como técnico de fútbol femenino. Él y su novia eran la nueva camada. Lo que pasó es una tragedia... Podríamos haber sido alguno de nosotros". Hoy son tiempos difíciles para los que apostamos y peleamos por mantener a los clubes como sociedades civiles sin fines de lucro. Los que como Agustín Falco en Deportivo Español crecimos, nos divertimos, jugamos, trabajamos y nos desarrollamos tejiendo relaciones afectivas dentro de un club.

"Rogamos a Dios por su eterno descanso y deseamos pronta resignación y nuestras más sinceras condolencias a sus familiares y amigos ante esta irreparable pérdida. Hasta siempre Agustín, tu corazón latirá siempre en nuestra institución", reza el comunicado brindado por la institución. La memoria de Agustín quedará inmortalizada en el club y en el moviemiento "Español no se toca", del que participó activamente, donde los socios y a la comunidad se movilizaron para defender la suerte del club ante el atropello del GCBA. Reglas claras es lo que piden desde la institución y que el acuerdo sea definitivo para que la institución recupere el poder sobre parte de sus terrenos y pueda pensar en renacer, dándole lugar a los miles de chicos, como Agustín, que concurren semanalmente a la institución. Miles de chicos que crecen, se divierte, juegan, trabajan y se desarrollan tejiendo relaciones afectivas. Miles como nosotros, que en el club encuentran un lugar para vivir en sociedad dentro de una comunidad.