jueves 28 de marzo del 2024

La devaluación llegó a la Liga Nacional de básquet

Por Matías Cardone | Los dirigentes aseguran que es imposible incorporar extranjeros. “Uruguay es la NBA para nosotros”. dicen. La ventaja entre San Lorenzo y el resto.

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En Mar del Plata, Sunchales, Corrientes o Comodoro Rivadavia el paisaje es el mismo: los estadios de la Liga Nacional de Básquetbol lucen semivacíos. La crisis económica y la devaluación del peso parecen haberle pegado en la línea de flotación a la gran mayoría de los clubes que disputan el torneo.

El sistema de competencia elegido tampoco ayuda; un calendario al estilo NBA con giras de visitante y la posibilidad de jugar hasta cinco partidos consecutivos de local en dos semanas, como es el caso de Quilmes de Mar del Plata entre fin de marzo y principio de abril, parece no estar diseñado a medida de la billetera golpeada del hincha argentino.

Abrir un estadio el día de partido cuesta a los clubes, ente operativo de seguridad y personal, alrededor de 50 mil pesos. El promedio de público ha mermado un 20 por ciento con respecto a las ediciones pasadas de la competencia, y eso que el ticket para observar un juego se mantuvo en 200 pesos, lo mismo que la temporada pasada, con una inflación en el medio de más del 45 por ciento.

La caída de los ingresos obligó a los clubes a hacer un ajuste vía salarios, lo que provocó la baja en la calidad de los planteles y, en consecuencia, en el atractivo y nivel deportivo del torneo. Un ejemplo es Estudiantes de Bahía Blanca, que inició la competencia con mayoría de juveniles y dos meses y medio antes del final pudo contar con su plantel completo para afrontar el tramo definitorio de la temporada.

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Es sabido en el mundo del básquet que para tener aspiraciones de ganar la liga, entre otras cosas, se debe contar con extranjeros de nivel. Para esta temporada, la Asociación de Clubes acordó que no haya límites de jugadores de otros países en cada plantel. Esto fue aprovechado por San Lorenzo, que cuenta con seis extranjeros con altos salarios, mientras el resto de los clubes no pueden competir con otras ligas de Sudamérica. "Hoy la liga uruguaya es la NBA para nosotros, tenemos que esperar que termine la competencia allá para poder traer un extranjero", comenta un dirigente de Ferro a PERFIL.

Otro que aprovechó la libre contratación de extranjeros en el incio de la temporada fue Argentino de Junín, que intentó vender la plaza y no encontró comprador, pero lo hizo para ajustar su masa salarial. Entre las cuatro fichas foráneas con las que el conjunto juninense inició el torneo, sumaban 6 mil dólares, solo un tercio de lo que percibe mensualmente un jugador de San Lorenzo. El poderío económico del equipo de Boedo es imposible de igualar para el resto de los clubes. El nivel de exposición pública de Marcelo Tinelli le trajo al bicampeón de la liga un nivel de ingresos por sponsors con los que el resto de los equipos no puede siquiera soñar.

"La devaluación nos pegó como a todos, ya no podemos hacer locuras y traer extranjeros con contratos de 15 mil dólares", dice Daniel Valsangiacomo, gerente de Regatas Corrientes.

La sensación de que San Lorenzo es el campeón antes de jugar tampoco ayuda a los que se quieren arriesgar a invertir en un plantel más competitivo. En esa lógica entró un club porteño, al que le faltaba completar el plantel y parte de su comisión directiva propuso hacerlo con un jugador norteamericano. Se votó que no: "Gastar en un pasaje, una vivienda y un contrato en dólares para salir segundo no tiene sentido", aseguró un directivo.

La realidad de la liga que vio nacer a la generación dorada parece entrar en un círculo vicioso. Dólar alto, ajustes, baja en la calidad de los espectáculos y merma en los ingresos por recaudación conforman un escenario gris. Habrá que esperar que mejore la economía del país para que el sueño de León Najnudel vuelva a brillar.

(*) Esta nota fue publicada en el Diario PERFIL.