Lionel Messi se negó a salir al campo de juego a recibir la medalla de bronce junto a sus compañeros de la Selección, luego del triunfo 2 a 1 ante Chile que decretó el tercer puesto del equipo Scaloni en la Copa América.
El capitán de la Selección justificó su postura con polémicas declaraciones en la zona de vestuario.
"Lo que dije la vez pasada, quizás... Hubo un pase de factura. Son cosas que pasan, con una amarilla se arreglaba", empezó Messi.
"No tenemos que ser parte de esta corrupción, de toda la falta de respeto que hubo para nosotros en esta Copa. La corrupción, los árbitros y todas esas cosas no permite que la gente disfrute del fútbol", agregó en los pasillos del Arena Corinthians.
"Antes de empezar, el árbitro me dijo 'soy un árbitro al que le gusta hablar mucho', y a la primera me echa... Que hagan lo que quieran, me voy tranquilo, orgulloso de este grupo. Espero que se respete este grupo", amplió.
"La Copa está armada para Brasil, no quedan dudas. Ojalá que el VAR y los árbitros estén bien en la final. Perú tiene un gran equipo para competir, pero la veo difícil", cerró.
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Fue un gesto de rebeldía del capitán argentino, quien sintió injusta la expulsión que dejó a Argentina con diez jugadores, luego de un encontronazo con Gary Medel.
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Messi sospecha que la roja ante Chile fue un pase de factura. Así lo había sugerido su amigo, Sergio Agüero, en zona mixta, antes de que el capitán tomara la palabra.
Luego de la derrota frente a Brasil, la Pulga había acusado a la Conmebol de permitir que el seleccionado anfitrión sea beneficiado.
"En esta Copa se cansaron de cobrar boludeces, y hoy no fueron capaces de ir al VAR. Maneja todo Brasil...", habia dicho el 10 argentino en los pasillos del estadio Mineirao, el pasado martes tras caer 2 a 0 frente al Scratch.
AM