El sábado 31 de agosto será el día del debut de la selección argentina de básquet en el Mundial de China. La ansiedad, expectativas y todo el trabajo previo se expondrán en Wuhan, donde los dirigidos por Sergio Hernández intentarán arrancar con el pie derecho ante Corea del Sur.
Un escalón por debajo de las grandes potencias mundiales como Estados Unidos, Serbia, Francia, Grecia o España, la Argentina sabe que en este torneo hay algo más que el título en disputa y es la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Para lograr el boleto directo deberán finalizar entre los dos mejores de América. Ahí estará el objetivo principal y el plantel lo sabe. De fracasar en esa misión, habrá que ubicarse entre los mejores 16 para arañar un repechaje.
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Luis Scola (39 años), único sobreviviente de la Generación Dorada, jugador con mayor cantidad de presencias y goleador histórico de la Selección, no estará solo en la competencia. Facundo Campazzo, Gabriel Deck y Nicolás Laprovíttola, el flamante tridente del Real Madrid, son piezas fundamentales y se suman también a tres jóvenes que talentosos como Patricio Garino, Nicolás Brussino y Luca Vildoza. Si bien no sobra experiencia ni talla en la zona pintada, Argentina puede darle pelea a cualquier equipo (lo demostró con España) siempre y cuando no tenga baches en defensa.
"Confío en que habrá una selección que compita, pelee y encuentre su mejor versión durante el Mundial. Intentaremos clasificar a los Juegos Olímpicos", le dijo Campazzo a este sitio antes de partir a la gira por Europa previa al Mundial. El objetivo está más que claro.
Los rivales. El sorteo fue benévolo con la Argentina, que tiene altas probabilidades de avanzar a segunda fase, donde tampoco aparecen grandes potencias a la vista. Pero antes habrá que demostrarlo en la cancha.
Corea del Sur aparenta ser el rival más accesible de la fase. El equipo asiático tiene como virtud la velocidad y el lanzamiento externo. La plantilla la componen jugadores de la liga local y tienen al pivote estadounidense Guna Ra (Ricardo Ratliffe) como emblema.
El segundo escollo será Nigeria, en equipo que debió conseguir aportes para viajar a China, ya que la secretaría de deportes de su país no pudo costear los viáticos. Los africanos pueden dar el batacazo al tener un plantel con una base de jugadores nacidos en los Estados Unidos.
Para muchos analistas es la mejor selección nigeriana de la historia. Encabezados por Al-Farouk Aminu (Orlando Magic), Josh Origie (Minnesota Timberwolves) y Ekpe Udoh, MVP en de la Euroliga en 2017, Nigeria sueña con meterse en segunda fase.
Por último, Rusia asoma como el rival a vencer para la clasificación. Diezmado por las ausencias pesadas de Timofei Mozgov y Aleksei Shved, los europeos se las arreglarán para convertirse otra vez en potencia porque cuentan con un plantel de experiencia, como Vitaly Fridzon y Andrei Vorontsevich.
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De avanzar a la segunda ronda, en la cual se arrastrarán los puntos cosechados, el equipo del Oveja podría enfrentarse a China, Polonia o Venezuela. Recién en cuartos de final (si es que Argentina avanza y se cumple la lógica) aparecería una potencia: Serbia o España.
"Siempre cuando está llegando el momento de la competencia hay una adrenalina especial, y a nosotros nos caracteriza por generar mucha ilusión. Éste es un equipo que se activa bien en época de torneos, porque a pesar de que en los amistosos se suelen traer malos humores, dudas, nervios, todo cambia cuando está la llegada inminente del certamen; ese clima nos pone bien, nos une, nos potencia...", dijo el entrenador en el sitio de la Confederación Argentina de Básquet. No hay mejor manera de sintetizar cómo llega la selección.