Fernando de la Rúa aún no había sido electo presidente; Carlos Menem lo llamaba “aburrido” pero no terminaba de apoyar a Eduardo Duhalde; el dólar valía un peso y un peso valía un dólar; Marcelo Bielsa convocaba a gran parte del Boca de Carlos Bianchi para jugar la Copa América con el tridente Riquelme-Guillermo-Palermo; Britney Spears bailaba en MTV al ritmo de Baby one more time; y un tal Luis Scola, de apenas 19 años, debutaba en la selección mayor de básquet. Las portadas de los diarios pasaron por alto el 15 de junio de 1999 la aplastante victoria contra Ecuador (111-37) en el Sudamericano de Bahía Blanca. Las miradas estaban puestas en la campaña, en la llegada al país de los enviados del FMI, que pedían –cuándo no– un ajuste fiscal, y en el fútbol.
Veinte años, dos meses y 16 días después, la atención ahora sí se posará sobre Luifa, capitán y líder de la Selección que debutó con una paliza ante Corea del Sur en el debut en el Mundial de China. La historia aún está inconclusa, porque le queda una competición por delante –¿serán dos si Argentina clasifica a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020?–, pero flota en el vestuario cierto aroma a despedida. “Mi compromiso con la Selección y con el básquet está hasta el final del Mundial”, reveló recientemente en una entrevista con Clarín, al deslizar que evalúa retirarse.
Scola jugó a un alto nivel los Panamericanos de Lima, donde Argentina ganó el oro y él fue goleador del equipo. "Se preparó mucho para este torneo. Llega muy bien. Estará en plenitud", confiaron a PERFIL desde el entorno del jugador. Nexo entre el cuerpo técnico encabezado por Sergio Hernández y los más jóvenes del plantel, Scola avisó que no está solo para liderar, sino también para jugar y competir. "Lucho mucho para que no se me encasille dentro del rol de líder, porque tengo mucho para dar adentro de la cancha", dijo.
Su juego mutó en los últimos años, en los que sumó recursos y supo adaptarse al básquet moderno. Maestro del pick and roll, anotador infalible en el poste bajo con sus giros y contragiros, y usual tirador de media distancia, desarrolló también un fiable tiro de tres puntos. Además, corre la cancha en las transiciones rápidas como si su DNI estuviese falsificado. El gran interrogante es si aguantará el ritmo infernal de una competición que durará quince días y lo enfrentará a jugadores más jóvenes y de mayor talla.
“Tenemos talento para competir”, avisó en la previa. El objetivo de Argentina es clasificar a Tokio 2020, y para eso deberá ser una de las dos selecciones del hemisferio que más lejos lleguen en el torneo. Estados Unidos, candidato al título, parece tener reservada una de esas plazas.
A quince años de la medalla de oro en Atenas, su legado más trascendente está quizás fuera de las canchas. En 2014 lideró el reclamo contra la anterior dirigencia de la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB). "No quiero ser cómplice de algo tan turbio", se plantó por aquel entonces contra los desmanejos financieros de la entidad. Su postura, acompañada por varios de sus compañeros, forzó la intervención estatal y una posterior denuncia penal contra el ex presidente Germán Vaccaro, procesado este jueves por la jueza María Eugenia Capuchetti por administración infiel agravada por cometerse en perjuicio de la administración pública.
Quienes lo conocen aseguran que es un adicto al trabajo y lidera con el ejemplo. “Vive aconsejando. Es un líder absoluto”, cuentan sobre su relación con los más jóvenes del plantel, que lo admiran y hasta le profesan un temor reverencial. Para ellos, Scola es la Generación Dorada; el jugador que veían por televisión en la NBA con las camisetas de Houston Rockets, Indiana Pacers, Phoenix Suns, Toronto Raptors y Brooklyn Nets; y el que se colgó la medalla de oro en Atenas 2004, de bronce en Beijing 2008 y de plata en el Mundial de Indianápolis 2002.
Scola compara al plantel actual con el de 1999. "Ese año tuvimos bajas de jugadores importantes y un montón de jóvenes tuvimos que entrar a la Selección. Había un clima de catástrofe total. No vamos a ganar un partido nunca más, qué vamos a hacer, cómo vamos a competir. Pero no solo competimos sino que estuvimos muy cerca de clasificar. Yo siento que hoy pasa lo mismo", contó esta semana en TyC Sports.
Seguramente la mayoría de sus actuales compañeros se perdió aquel debut contra Ecuador, en el que Scola sumó 12 puntos. Máximo Fjellerup, el más joven del equipo, está disculpado por obvias razones: tenía un año y medio, usaba pañales y recién daba sus primeros pasos, mientras el capitán hacía lo mismo, pero en la cancha y con la celeste y blanca.
(*) Esta nota fue publicada en el Diario PERFIL.