jueves 18 de abril del 2024

La emotiva historia de Nicolás Lauría

El jugador de Peñarol, que encontró a su padre tras más de veinte años sin contacto, habló con 442 antes de las finales con Atenas de Córdoba.

“Es mi mejor año en lo personal y deportivo”. La frase le pertenece a Nicolás Lauría, un basquetbolista de 23 años que vive un presente fabuloso: además de jugar en uno de los mejores equipos del país, integrar el preseleccionado argentino y ser figura excluyente del segundo juego de semifinales ante Libertad, pudo establecer contacto con su progenitor, Zachary Cooper, quien justamente fuera jugador de Peñarol a fines de los ochenta.

“La predisposición por parte de él fue la mejor. En la charla que mantuvimos por diez minutos lo noté muy interesado por saber de mí. No hablamos tanto de mi padre, pero se que tiene 48 años, está casado y que tengo hermanos”, revela Nicolás, quien fue a probarse por Peñarol cuando tenía siete años.

La búsqueda de Lauría fue incesante durante largos años. Apoyado permanentemente por su madre y su novia, fue intentando dar con el paradero de su padre, aunque sin éxito. Gracias a un compañero suyo, el norteamericano Kyle Lamonte, quien mostró interés en la causa e inició contactos telefónicos en Estados Unidos para rastrear a Zachary Cooper se pudo obtener una respuesta satisfactoria. La perseverancia tuvo su premio y vía Skype, Lauría pudo intercambiar palabras con su padre tras 21 años.

“Estábamos en Corrientes, antes del partido contra Regatas, cuando Kyle (Lamonte) llamó a la casa de Zachary Cooper y le dijeron que no se encontraba pero que vivía ahí. De ahí en más fue una alegría inmensa porque ya lo habíamos encontrado, sobretodo porque existieron rumores de que había muerto”, señala Lauría en una charla con 442. Esa noche terminó anotando siete triples en el segundo juego ante Libertad.

Si bien aún no se habló de un reencuentro, el joven de Peñarol tiene como sueño que su padre pueda estar presente en algún partido de las finales ante Atenas. “Mi viejo tiene muchas ganas de conocerme y se alegra de que lo haya encontrado. Sería espectacular que pueda venir a verme jugar, sería algo muy emotivo para los dos porque fueron muchos años de espera y de búsqueda. Si él quiere venir a ver la final bienvenido sea”, dice Nicolás.

Además de la conmovedora historia, Lauría goza de un protagonismo impensado en el equipo que dirige Sergio Hernández, máxime si se tiene en cuenta que Peñarol lo envío a Estudiantes de Concordia en 2009 para que sume minutos en la Liga Nacional “B” (tercera categoría). Nicolás hizo todas las inferiores en el club marplatense. “No tenía lugar en el equipo, los dirigentes me dieron a préstamo y hoy puedo decir que maduré mucho en lo deportivo y personal para estar donde estoy”, recuerda.

Integrar la Selección también es un deseo a cumplir y actualmente el alero de 2,02 metros de altura está entre los 18 preseleccionados que pugnan por un lugar entre los doce que representarán a la Argentina en los Juegos Panamericanos de Guadalajara. “Es una alegría inmensa porque siempre quise jugar para a mi país. Estuve en preselecciones juveniles y nunca pude quedar así que tengo una espina clavada. Ojalá pueda quedar y estar en los Panamericanos”, cierra una de las promesas del básquetbol argentino.

(*) especial para 442