domingo 05 de mayo del 2024

Dilma Rousseff evitó hablar de otro obrero muerto

La presidenta brasileña visitó el Itaquerão y festejó con operarios. En Cuiabá, falleció un electricista. Casco dorado y selfies. Galería de fotosGalería de fotos

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La presidenta Dilma Rousseff visitó el estadio Itaquerão, donde el 12 de junio se realizará la apertura del Mundial 2014, con el partido Brasil vs. Croacia. Entre saludos a operarios y dirigentes del Corinthians, y sin referencia alguna a la muerte de otro obrero, ocurrida horas antes, la mandataria pisó el césped de la cancha que dará inicio a uno de los campeonatos más controvertidos.

Rousseff -que en pocos días comenzará su campaña por la reelección- recorrió las instalaciones junto a dirigentes del club y al ídolo del Timão Marcelinho Carioca. En la visita, la jefa de Estado se probó un casco dorado y hasta accedió a sacarse algunas selfies con el escaso público presente.

El gesto no fue muy bien recibido. Horas atrás, un operario murió electrocutado en las obras del estadio Arena Pantanal, de Cuiabá (centro-oeste de Brasil), una de las 12 sedes del campeonato.

Mohamed Ali Maciel Afonso se convirtió en la onceava víctima en accidentes en obras para el torneo. El estadio, que recibirá cuatro juegos de la fase de grupos del Mundial, debe ser inaugurado el 14 de mayo y no paralizó las obras por el fallecimiento de Maciel Afonso.

A las corridas. Brasil está decidido a cumplir con las exigencias de la FIFA y terminar con todos los preparativos a tiempo para inaugurar la Copa. Sin embargo, la administración de Rousseff no hace más que saltar de un conflicto a otro, en medio de las protestas generalizadas que se viven en las principales ciudades del país.

Poco antes de llegar a Itaquerão, Rousseff se reunió con dirigentes del Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST). El encuentro fue en la pista de aterrizaje cercana al estadio y duró poco más de 20 minutos. Entre los reclamos, los militantes pidieron a la Presidenta que interceda ante la Justicia para evitar el desalojo del asentamiento Copa del Pueblo, ubicado a cuatro kilómetros de la cancha, que alberga a unas dos mil familias. Sin un compromiso claro de parte del Ejecutivo, la expulsión sería inminente.

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