Periodista
Los últimos años de Enrique Sacco fueron turbulentos. La muerte por negligencia médica de su pareja Débora Pérez Volpin, el trajín judicial que le siguió y su reciente relación con María Eugenia Vidal lo agitaron en un plano mediático muy distinto al que conoció desde sus inicios como periodista deportivo.
Todo eso, más una deseada y buscada reconversión profesional, lo hicieron viajar a otra dimensión: Sacco ya no es el conductor de La Oral Deportiva ni de ningún otro programa de radio o TV, sino el hombre contratado por Turner para negociar con el Gobierno la cesión de dos partidos abiertos y, también, uno de los candidatos que impulsan distintos sectores del macrismo para desbancar a la familia Moyano en Independiente.
Amigo de Martín Lousteau, cómodo en esa ala blanda que lidera el economista dentro del espacio opositor –de hecho reconoce que lo midieron un par de veces–, Sacco viene construyendo su candidatura en el Rojo, ahora en stand by por su nuevo rol en la compañía estadounidense dueña de la mitad de los derechos televisivos del fútbol argentino hasta 2027.
Un candidato "independiente" para Independiente
Estudioso de la gestión institucional y de todo lo que rodea al negocio de la pelota, con pasado como gerente de la Superliga y con un antecedente fallido a principios de siglo como gerenciador de Sportivo Barracas (en el que hizo jugar un partido oficial a Bochini), Sacco se repartió el último año entre la escritura de un libro personal sobre su resiliencia y decenas de Zoom con hinchas y socios de Independiente.
Entre las personas que lo fueron a buscar para esa misión roja se cuentan tres dirigentes de Juntos por el Cambio: el intendente de Lanús, Néstor Grindetti; el jefe del bloque PRO en Diputados, Cristian Ritondo; y su amigo Lousteau. Toda una curiosidad para Sacco, quien asegura que “fútbol y política es un combo explosivo”.
En su presentación dentro del Movimiento Rey de Copas, el arquitecto Luis Cabillón ya lo definió como presidenciable: “Es una de las personas que más sabe de fútbol en Argentina, pero no lo digo por el deporte, del que también sabe y mucho, sino por la gestión institucional del fútbol”, dijo .
En esas reuniones con hinchas, Sacco se esfuerza –al menos desde la retórica– en no identificarse con el macrismo ni con ningún partido político. Se define como “independiente” y prefiere hablar de “principios filosóficos” más que de ideológicos.
Es por eso que intenta desmoldar a la oposición de Independiente de su matiz macrista y enfatiza en que en ese espacio también confluyen el empresario Daniel Grinbank y algunos funcionarios del kirchnerismo.
Si bien continúa en el armado, ahora Sacco dejó de estar al frente de esa coalición roja: argumenta que sus funciones en Turner son incompatibles con el barro que implica disputar la presidencia de Independiente. Las elecciones son en diciembre de 2021. Falta mucho y nadie sabe muy bien qué pasará para ese entonces.
Turner: entre guerras y acuerdos
Turner contrató a Quique Sacco para que se encargue de tres frentes: enfriar la guerra con ESPN luego de las trampas, enojos y vendettas del año pasado; establecer una negociación beneficiosa con los interlocutores del Gobierno (el ministro de Deportes Matías Lammens, el secretario de Medios Francisco Meritello y el funcionario Santiago Carreras); y empezar a delinear los términos y condiciones de una posible extensión del contrato por los derechos televisivos del fútbol argentino.
Turner especuló con que el presidente de la Liga Profesional, Marcelo Tinelli, iba a avanzar en la AFA, y por eso también apostó por Sacco, a quien Tinelli conoce desde hace décadas: los dos nacieron en Bolívar y los dos se asociaron en el gerenciamiento de Sportivo Barracas, que terminó mal. Esa llave, más conocer a todos los dirigentes por su reciente cargo en la Superliga, le da margen de negociación y entendimiento.
Lo mismo sucede con ESPN, con quien Turner mantiene una relación distante desde las idas y vueltas de 2020. Como Sacco trabajó en esa señal durante 17 años, en este poco tiempo pudo reconstruir en algo ese matrimonio por conveniencia firmado en 2017. “Confrontando no llegás a ningún lado, y dialogando llegas lejos”, es uno de los axiomas de Sacco.
Quienes lo frecuentan destacan su cordialidad, pero a veces eso no alcanza: “No demostró músculo para resolver –aseguran desde el Gobierno, interesados en que Turner libere dos partidos por fecha como viene haciendo ESPN desde el verano–. Pidió cuatro condiciones a cambio de ceder los partidos, se aceptaron pero nada se destrabó”. Sacco dice que podrá destrabarse cuando las promesas se cumplan.
Esa rosca que gira en falso, y que tensa cada vez más la relación Casa Rosada-Turner, puede resignificar el futuro de Sacco: sumar aliados o adversarios para sus otros partidos, que tienen al fútbol de fondo pero están lejos de jugarse con una pelota.