Periodista
Durante la pandemia, en el mundo azulgrana había una teoría: si San Lorenzo hubiese jugado con hinchas, algún partido probablemente no hubiera terminado o hubiera terminado mal. Era una teoría contrafáctica pero también verosímil: el equipo es la consecuencia directa de un club que sufre una crisis que lo desborda y que pone a Marcelo Tinelli en el eje de los debates.
Lo cierto es que con el regreso del público a los estadios, lo que se teorizaba en algún punto se concretó: en el primer encuentro como local en el Gasómetro, en la derrota ante Colón, los insultos a la dirigencia, los jugadores y el técnico se escucharon con fuerza. No hubo una furia descontrolada como vaticinaban algunas personas, pero sí un notorio hartazgo que puede escalar en los próximos días si no hay triunfos adentro de la cancha. Ya lo sabemos: la bronca en el fútbol se administra de acuerdo a si entra o no la pelota en el arco contrario.
Mientras la oposición empieza a fortalecerse porque el oficialismo pierde adhesiones, votos y credibilidad, en San Lorenzo surgen algunas preguntas de cara al futuro: ¿cómo se sale de este laberinto? ¿Quién paga la crisis?
La deuda reconocida por la CD es de 56 millones de dólares, pero en la oposición descuentan que ya supera los 60 millones
Con un presidente en uso de su licencia desde mayo y abocado a su trabajo televisivo; el expresidente y actual vice, Matías Lammens, cumpliendo su función como ministro de Turismo y Deportes; y el presidente interino Horacio Arreceygor intentando enfriar números, el oficialismo perdió el apoyo que acumuló en toda esta década, que tuvo su cumbre en la obtención de la Copa Libertadores en 2014.
Ahora la realidad es muy distinta a aquella: la crisis del club se evidencia en grandes y pequeñas cuestiones. En una deuda reconocida de 56 millones de dólares (pero que en la oposición aseguran que es mayor porque ésa es la aprobada en el balance 2019/2020); en jugadores que quedan libres y contratos en dólares que no pueden pagarse; en el desmanejo de las divisiones inferiores; y en la falta de mantenimiento de las sedes, la ciudad deportiva y el estadio.
Quizás la prueba más ilustrativa del deterioro institucional sea el contrato a las apuradas que debió firmar Arreceygor para que una empresa limpiara los accesos, baños, tribunas y plateas del estadio del Bajo Flores. Lejos de un plan de austeridad, lo que se ve es más parecido a un plan de abandono.
El presidente interino, actual secretario general del sindicato de televisión (Satsaid), reconoció esta semana que es “un momento raro” y que, en retrospectiva, esta crisis tuvo su origen en la contratación de Jorge Almirón como técnico y en la conformación de planteles con salarios altísimos.
A diferencia de todos los demás clubes, incluso Boca y River, San Lorenzo no le puso topes a los contratos en dólares, con lo cual, ante las diferentes devaluaciones que hubo en Argentina en los últimos tres años, los costos se dispararon.
“El oficialismo votó y avaló todo, y me dejó en absoluta soledad al momento de votar en contra de balances contables, presupuestos, préstamos financieros bancarios, contratos en doláres o euros sin topes. Así permitieron el endeudamiento crónico del club que hoy padecemos”, repasa el vocal por la minoría y referente de la agrupación Volver a San Lorenzo, César Francis, quien pidió dos veces formalmente la renuncia de Tinelli y el llamado a elecciones anticipadas. “Tomó tres licencias en estos años. Es inadmisible: ser directivo no es estar en una puerta giratoria que entras y salís”, agrega.
“Tomó tres licencias en estos años. Es inadmisible: ser directivo no es estar en una puerta giratoria que entras y salís”, dice el vocal por la minoría, César Francis, sobre Tinelli
Marcelo Culotta, de Orden y Progreso Sanlorencista, una de las caras visibles de la lucha por la vuelta a Boedo, también responsabiliza a “todo el oficialismo”, pero aún no reclama comicios adelantados. “Primero necesitamos hacer una auditoría general y a partir de allí evaluar demandas penales y civiles”, asegura.
Con Tinelli amagando con una vuelta a sus funciones para 2022, Arreceygor asegura que lo que viene será más y más austeridad. En el horizonte asoma la deuda de casi tres millones de dólares que el TAS obliga a pagarle a Palestino por el pase de Paulo Díaz antes de fin de año. Por eso, y por todo lo otro, oficialismo y oposición coinciden en algo, quizás en lo único en lo que están de acuerdo: en el corto plazo, en San Lorenzo todo puede empeorar.