viernes 06 de diciembre del 2024
Champions League

Hinchas del Manchester City y Chelsea disfrutan la nueva normalidad en Portugal

Cerca de 16 mil fanáticos arribaron a la ciudad de Oporto para la final de la Champions League. Coparon los bares sin tapabocas ni distanciamiento social.

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En las horas previas a la final de la Champions League entre Manchester City y Chelsea en la ciudad portuguesa de Oporto, miles de hinchas de ambos equipos ingleses coparon las calles y bares sin tapabocas ni distanciamiento social, algo que solamente ocurría antes de la pandemia del coronavirus. 

Las fronteras de Portugal están abiertas para turistas de Reino Unido, lo que posibilitó la llegada de aproximadamente 16 mil hinchas ingleses. La UEFA había cambiado la sede de la final, que iba a realizarse en principio en Estambul, pero por la situación epidemiológica en Turquía, se decidió mudar la sede al país lusitano. 

De esta manera, la final de la Champions League se desarrollará con público en el estadio del Dragón por primera vez desde 2020, cuando el duelo decisivo entre el Bayern Munich y PSG debió jugarse a puertas cerradas por el Covid-19.

Los hinchas del City y Chelsea coparon Portugal

El gobierno portugués informó que los hinchas ingleses no tendrían contacto con la población local, pero los que llegaron con días de anticipación han podido en realidad circular con libertad por la ciudad. De hecho, en la noche del viernes se registraron algunos incidentes con la policía. 

El sábado, unos 80 vuelos chárter deben trasladar al grueso de las hinchadas a Portugal. Unos 180 micros los trasladarán luego desde el aeropuerto al estadio. En tanto que para los hinchas sin entradas habrá 'fan zones' en la ciudad.

Hinchas

La mayor parte de los fanáticos ingleses que paseaban este viernes por Oporto respetaban los gestos barrera contra la pandemia y llevaban mascarilla, pero había excepciones, como la de unas decenas de fans del Manchester City que ocupaban el jueves las terrazas del barrio de Ribeira, a orillas del río Duero.

De pie sobre sillas y mesas, entonaban cánticos de ánimo a sus clubes, vigilados por una presencia discreta de la policía portuguesa, que se ha propuesto un "enfoque pedagógico". Al cierre de los bares, pequeños disturbios estallaron entre aficionados y fuerzas del orden.

AFP