viernes 26 de julio del 2024
Deporte y coronavirus

La inentendible irracionalidad del fútbol argentino y sus sorpresas

El fútbol argentino lleva 120 días detenido y no tiene resuelto ni cuándo, ni cómo, ni de qué manera vuelve a competir.

Cuando uno piensa que se había acostumbrado a todo, siempre aparece una sorpresa nueva. Los últimos diez años del fútbol argentino fueron un sinfín de incongruencia que hacen difícil explicarle al mundo como podría ser nuestro campeonato una competencia top. Desde los diez ascensos y el campeonato de treinta equipos, pasando por la junta normalizadora y el empate 38 a 38 en la elección a presidente de la AFA con un doble voto aún indescifrable, hasta esta actualidad deportiva irracional donde no se sabe cuándo se acaban los 120 días de aislamiento para empezar a entrenar: ni después qué tipo de torneo se jugará, con cuántos equipos y si habrá o no descensos. Literalmente, hoy el fútbol argentino no tiene nada resuelto y sobre cada tema tiene una discusión seria por delante, pero iremos por partes. En estos días estamos frente a la irracionalidad sanitaria.

Sobre el retorno a la actividad, las cosas estuvieron mal desde el comienzo, cuando el fútbol argentino se detuvo de manera presurosa y sin lógica, pero al menos las reglas de juego estaban claras: nadie se entrenaba en el país “hasta que las condiciones sanitarias nacionales estuviesen dadas”. Ni siquiera en provincias como Mendoza, donde casi no había casos, y Godoy Cruz perfectamente podía haber practicado con los recaudos del caso y sin inconvenientes. “Hay que ser solidarios” dijeron, para no sacarse ventajas.

Pero de la noche a la mañana, las cosas cambiaron drásticamente cuando la Conmebol fijó la fecha de retorno de las competencias internacionales para septiembre, pese a la oposición del representante argentino. Ahora, los cinco equipos argentinos involucrados (Boca, River, Racing, Defensa y Justicia y Tigre) ya no están tan preocupados por la salud ni atentos a la solidaridad y salvo Gallardo, que salió a dar la cara por River y se expuso a las críticas, no se escuchó otra voz pública que lo acompañara.

No dieron la cara pero si algunos activaron un plan para entrenarse a espaldas del resto y de la mejor forma que pudieran. La situación fue tan pública y notoria que afortunadamente primó la cordura y se sinceraron. Su entrenador Sebastián Beccacece lo reconoció en el programa Libero de TyC Sports: “Estábamos al tanto. Después de tres meses en Buenos Aires, los chicos que tenían residencia en Rosario decidieron ir a esos lugares de entrenamiento específicos cumpliendo siempre las pautas de la cuarentena. Una vez que esa ciudad pasó a fase 5 pudieron entrenar de manera personalizada”. En los papeles, no es verdad que hayan respetado las normativas, ni nacionales (por trasladarse del lugar donde los encontró la cuarentena) ni jurisdiccionales (porque no están habilitadas las prácticas deportivas en Rosario) pero se entiende que de alguna forma había que intentar justificarse. Se valora la sinceridad.

El tema es que la desesperación de los cuerpos técnicos es lógica porque salvo que los dirigentes borren con el codo todo lo que escribieron con la mano, en la Argentina no va a ser sencillo volver a entrenar normalmente. Un interesante artículo de Nico Zuberman en Tiempo Argentino lo explica. No todos los equipos cuentan con las mismas condiciones presupuestarias, para afrontar los gastos de elementos de protección personal, y de recursos humanos en salud para cuidar a los jugadores.

Tampoco está claro y el protocolo laxo que divulgó la AFA no lo definió: cada cuanto se realizarán y quien se hará cargo de los testeos, que son muchos. Para tener una idea, hace un par de días cuando volvió la MLS, en un testimonio imperdible, el ex jugador de Lanús Diego Valeri, actualmente en Portland Timbers, contó cómo lo realizaban allá y cuáles eran los condicionantes.

En este contexto, sería lógico preguntarse: ¿Cómo se le explica a la gente que el fútbol se paró cuando no había transmisión comunitaria, que no se les permitió volver a entrenar a algunos cuando había regiones sin focos y ahora se piensa habilitar a un puñado de equipos del área más afectada del país (con el 93% de los casos)? Mientras Argentina acaba de superar los 2.000 muertos por coronavirus e impuso dos nuevos récords según el reporte diario del ministerio de salud nacional: 82 fallecidos en las últimas 24 horas y el pico de detección con 4.250 casos positivos.

Difícil explicarlo de manera lógica, pero como dijimos el fútbol es una caja de sorpresas.

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