El clima está caliente en Boca. El equipo de Hugo Ibarra no juega bien y tampoco gana en la Liga Profesional, por eso los hinchas van mostrando el descontento y la impaciencia. Lo paradójico es que hubo una ovación unánime para un jugador que se va: Agustín Rossi.
Rossi sigue siendo vital para Boca. Le atajó un penal a Gaspar Servio, levantó a La Bombonera y demuestra en cada partido que no puede salir del equipo. "Rossi es de Boca y de Boca no se va", gritaron los fanáticos. El arquero se retiró tirando besos a la gente mientras Juan Román Riquelme masticaba bronca en el palco oficial.
La Bombonera habló y dio su veredicto con algunos silbidos hacia los jugadores mientras se retiraban a los vestuarios. En las redes sociales también hubo manifestaciones contra Riquelme luego de sus declaraciones justificando a Hugo Ibarra como entrenador y afirmando que Boca estaba jugando muy bien, sobre todo de local.
En Boca hay incertidumbre, el hincha está desconcertado y pierde la paciencia con sus jugadores y directivos. Lejos de la punta, sin identidad de juego y sin un director técnico de jerarquía los plazos se van acotando.