Periodista
Se termina este fatídico 2021 –otro año más con la peste dando vueltas en nuestras vidas– y si hubiera que marcar acontecimientos relativos al fútbol, más allá de los campeonatos ganados, sería imposible no contemplar que en diciembre se retiraron tres jugadores que marcaron este siglo. Tanto a sus equipos como al fútbol argentino. Maxi Rodríguez, Leo Ponzio y Licha López dicen adiós y la Liga Profesional, aburrida y mal jugada, caerá un poquito más en su nivel.
Ayer, para validar lo que generó desde principios de siglo en el Cilindro, Lisandro López tuvo una despedida acorde a lo que significó para el pueblo académico, que hace un año vio como su ídolo se iba a Estados Unidos sin poder despedirlo (no había público por la pandemia).
Lesionado, Licha esperó hasta el minuto 15 para recibir la ovación de las 35 mil personas que fueron hasta Avellaneda solo para despedirlo a él (y también a Dario Cvitanich). Hubo cantitos, globos y banderas personalizadas, y la emoción recorrió el Cilindro durante varios minutos.
La muerte de su padre y la enfermedad de su madre lo hicieron volver rápidamente de Estados Unidos, y ahora eso lo motivó a tomar la decisión de retirarse de Racing y quizás del fútbol. Solo podría jugar en Sarmiento, debido a que se mudará a su ciudad natal, Rafael Obligado, cercana a Junín, para acompañar a su familia.
Campeón e ídolo en el Porto y Olympique Lyon, Licha ya saldó la cuenta pendiente que tenía en el fútbol hace dos años, cuando salió campeón con Racing de la Superliga 2018/2019 y del Trofeo de Campeones. Él sabía que todo lo que venía después era una yapa. En algún momento se entusiasmó con ganar la Libertadores, pero Racing nunca estuvo cerca.
Memoria. El lunes pasado, contra Banfield, Maxi Rodríguez provocó lo que provocan los futbolistas que dejan un sello imborrable en la memoria colectiva. A los 11 minutos del segundo tiempo, cuando el partido iba 0 a 0, Maxi fue reemplazado. Su salida del campo demoró alrededor de tres minutos: el estadio Marcelo Bielsa lo aplaudió de pie, se tiraron fuegos artificiales, lo saludaron compañeros, rivales y el árbitro Mauro Vigliano. Maxi lloraba.
A punto de cumplir 41 años, después de haber salido campeón mundial juvenil en 2001, de haber ganado la League Cup con el Liverpool en 2012, con Newell’s del torneo local en 2013 y con Peñarol en 2017, después de haber jugado tres mundiales con la selección argentina, después de haber hecho los goles más gritados de este siglo con la camiseta nacional (el inolvidable bombazo contra México en los octavos de Alemania 2006 y el penal decisivo de la serie ante Holanda, en las semis de Brasil 2014), la increíble carrera de Maxi Rodríguez se terminaba.
En esa despedida, que siguió tras el empate ante Banfield, su familia y Newell’s le habían preparado una sorpresa: un video, exhibido con el estadio lleno y a oscuras, en el que lo saludaban muchos de sus compañeros en los distintos equipos en que participó. Aparecían Leo Messi, Luis Suárez, Fernando “Niño” Torres, Jordan Henderson, Gabriel Heinze, el Kun Agüero y muchos más. Todos coincidían en algo: son pocos los futbolistas que pueden mirar para atrás y mostrar todo lo que consiguió en el fútbol Maxi Rodríguez.
En ese video despedida, a Maxi también lo saludaba Leo Ponzio, otro de los futbolistas que muy probablemente finalice su carrera en unos días (aún no lo oficializó). Maxi Rodríguez y Ponzio tuvieron caminos casi inversos, al menos al observar el listado de logros y equipos: mientras que Maxi se ganó el cariño de todas las hinchadas porque durante mucho tiempo fue uno de los símbolos de la Selección, Ponzio se ganó el respeto por haber puesto la cara en las malas (volvió a River cuando estaba en la B) y, desde ahí, disfrutar de las buenas, que llegaron en cantidad.
En total, Ponzio ganó 19 títulos: 16 fueron con el Millonario (uno con la selección juvenil en 2001 y otros dos con el Zaragoza), lo que le hizo igualar la marca de los legendarios Ángel Labruna, Ricardo Vaghi y Bruno Rodolfi. Si River le gana a Colón el Trofeo de Campeones, Ponzio se convertiría en el jugador más ganador de la historia de River. Ese podría ser el último partido de su carrera.