domingo 01 de diciembre del 2024
Fútbol

Marius Hiller, un alemán que triunfó en nuestro fútbol

Nacido en 1892 en la Selva Negra alemana, fue un raro caso de futbolista internacional. Alemán y argentino. Dos ligas, dos selecciones.

No hay ningún antecedente en nuestro país. Hurgando viejos papeles, mirando recortes de diarios guardados hace tiempo, un registro similar resulta imposible de encontrar. Es que Marius Hiller, un personaje nacido en 1892 en la Selva Negra alemana (ciudad de Pforzheim), fue un raro caso de futbolista internacional. Alemán y argentino. Dos ligas, dos selecciones.

Se destacó muy rápido en su ciudad natal desde el equipo local, llegando en abril de 1910 a integrar la selección alemana que venció 3-2 a Suiza en Basilea. Era centrodelantero y su potencia no exenta de cierta capacidad para moverse entre los defensores rivales le permitió irse muy pronto a la embrionaria liga suiza, donde fichó para La Chaux de Fonds. Al final de 1912 inició el largo viaje hacia la Argentina para representar a la empresa suiza llamada Palmer & Co.

Hiller se radicó en Buenos Aires y muy pronto apareció jugando para el recién creado Club All Boys, que iniciaba su camino en el desconocido ascenso de la fugaz Federación Argentina de Football (FAF), una liga separada de la Asociación Argentina que coexistió entre 1912 y 1914 con la entidad madre. Jugó para los albos en la cuarta categoría durante 1913 y fue factor principal para el ascenso de Tercera a Intermedia en 1914. La escasa información señala que hizo muchos goles en esas dos temporadas durante el ascenso en la FAF.

Fue en 1914 que All Boys participó de la Copa Competencia que organizaba la FAF y allí fue conocido Hiller por su potencia y efectividad. Le hizo dos goles a Atlas de La Paternal en el éxito por 3-0, más tarde le convirtió los dos tantos a Atlanta en la victoria por 2-1 de los albos y jugó el atractivo empate 3-3 con Independiente, que eliminaría a All Boys en el desempate por 6-1. En resumen, cuatro presencias y cuatro goles, sumados a los cuatro partidos que jugó para GEBA más adelante y un tanto convertido. Advertencia: Atlas de La Paternal fue un equipo que participó en la segunda división de 1914 y al año siguiente fue absorbido por el Club Palermo. Tenía camiseta roja y celeste a rayas verticales y su canchita estaba pegada a la estación La Paternal del ferrocarril.

En 1915, Hiller ya se había vinculado a Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA) y debutó contra San Isidro. En su segundo juego le tocó enfrentar al multicampeón Racing, partido que terminó con el triunfo albiceleste por 2-0. Dentro del área racinguista fue derribado y el juez Alfano cobró penal: Hiller pidió la pelota, la acomodó y su potente derechazo reventó el travesaño del arquero Guffanti. Al minuto siguiente, Natalio Perinetti definió el partido con el segundo gol de Racing.

Sin embargo, unos días después Hiller (ya apodado “alemán” en un alarde de creatividad) se dio el gusto de empatarle el partido a Huracán sobre la hora (fue 2-2) y el 25 de julio conquistó su primer doblete al marcarle a Tigre en el triunfo 2-0 de GEBA. Su campaña en el torneo de 1915 abarcó 16 partidos jugados y 12 goles convertidos, todos de jugada. Hiller fue el máximo goleador de su equipo, que finalizó en el duodécimo puesto entre veinticinco clubes.

Lo que pocos sabían era que Hiller ya había debutado en la selección alemana y que en 1916 sería convocado para integrar la selección de la Argentina, en una época en la que no existía la prohibición de integrar dos seleccionados de países diferentes. En el desarrollo del torneo de 1916 en que ganó Racing su cuarto título consecutivo, Hiller estuvo intratable. 

El cañonero alemán jugó 21 de los 22 partidos del campeonato y conquistó 16 goles para GEBA que se ubicó noveno entre veintidós equipos. Dos goles a Ferro, otros dos a Banfield, el 13 de agosto asombró con los tres goles que le hizo a Belgrano Athletic, el equipo más británico de todos los que jugaban el torneo. Dos días después, integró el equipo argentino que venció a Uruguay por 3-1 en la cancha de Racing, en Avellaneda. Hiller hizo un gol aquella tarde, el tercero y decisivo, quedando la Copa Newton en poder de la Argentina.

Un mes y medio más adelante, el 1 de octubre, la Argentina consiguió la mayor goleada de la historia contra Uruguay, en un partido amistoso también jugado en Racing. El clásico terminó 7-2 y la actuación de Marius Hiller fue extraordinaria con tres goles en su haber. Él y el rosarino Ennis Hayes fueron las figuras de la cancha. Unos días después, el campeonato finalizó y “el alemán” se consagró goleador del campeonato. No tendría más chances de jugar para la selección argentina, pero su registro de cuatro goles en dos partidos resulta increíble. Alemán y argentino, goleador en los dos lados.

El torneo de 1917 fue muy malo para GEBA, al punto que ocupó el último puesto junto con Banfield y descendió con el futuro Taladro a la Intermedia. Diez de los veintitrés goles del cuadro de Palermo los hizo Marius Hiller, pero no alcanzó para salvar al equipo del retroceso de categoría. Cerró su ciclo en GEBA con 56 partidos jugados y 38 goles.

Cuando finalizó la Primera Guerra Mundial, Hiller se volvió a su país y se reincorporó al Pforzheim, su equipo inicial. En esos días, algunos medios gráficos lo apodaban “el 42” en alusión a su origen alemán y a un cañón que el ejército germano utilizó en la Primera Guerra Mundial. 

Algo extrañaba de la Argentina y el bueno de Marius volvió a irse de su tierra para llegar a fines de 1920 al país. Enseguida se incorporó a Estudiantil Porteño, el cuadro azulgrana que aún tenía su campo de juego en el cruce de la calle Campichuelo con Gaona, que luego pasó a ser la avenida Díaz Vélez. En aquel torneo de 1921, Estudiantil Porteño hizo una mala campaña y quedó en el fondo de la tabla, solamente por delante de San Isidro y Ferro Carril Oeste.

Hiller hizo bien lo suyo. Jugó 35 partidos (faltó apenas tres veces) y conquistó 10 goles, destacándose el doblete en el triunfo sobre Lanús. En 1922 alcanzó a jugar 13 partidos y le hizo su único gol a Damián Mapelli, el buen arquero de Defensores de Belgrano. Para 1923 se fue a jugar en Sportivo Barracas donde hizo 8 goles en 21 partidos y en 1924 apenas jugó un único partido.

Con 32 años regresó a All Boys, su primer amor. El cuadro de Floresta tenía su cancha en el cruce de las calles Segurola y Morón. Fueron nueve partidos que jugó “el alemán” con la suerte de convertir tres goles. Hace 95 años, el 14 de junio de 1925 Marius Hiller se despidió del fútbol argentino en la caída frente a Huracán por 1-0 en el terreno albo. Esa tarde, Hiller fue el centrodelantero local y el autor del único gol fue un joven Guillermo Stábile, que cinco años después sería el goleador de la primera Copa del Mundo en Montevideo. Su carrera en Primera División reunió 135 partidos oficiales y 60 goles. Sumadas las copas de aquellos años, redondea 143 partidos y 65 goles, una marca excelente.

El alemán Hiller se retiró y se quedó a vivir en la Argentina. Falleció en 1964 a los 72 años. Su caso es único entre los jugadores de primera división del fútbol argentino. El museo virtual de All Boys lo homenajea. Goleador, doble nacionalidad, dos selecciones, máximo artillero del fútbol de 1916. Genio y figura. Marius Hiller.

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