Oscar Ruggeri es un histórico de la Selección argentina y en el día del 30º aniversario del recordado triunfo sobre Brasil en el Mundial de Italia '90 no podía faltar su testimonio, que tuvo momentos de épica al repasar las inyecciones que tuvo que darse para poder salir a la cancha pese a los dolores que le traía una incómoda, otros de sufrimiento al recordar la superioridad de la Verdeamarela en los primeros 45 minutos, de diversión al mencionar qué les dijo Carlos Bilardo en el entretiempo y de chicana al clásico rival por la eliminación.
"Estaba mal todo el equipo. Se nos venían por todos lados, nos atacaban por la izquierda, por la derecha, terrible selección tenía Brasil, de las mejores. En el entretiempo llegamos todos calladitos, nos sentamos, pasan los minutos, tocan el silbato para salir al segundo tiempo y Bilardo no había hablado. Nos íbamos para la cancha y ya en el túnel nos grita 'ey perdón, me olvidé, si se la siguen dando a los de amarillo vamos a perder'. Fuimos un desastre, no había nada para decir. El segundo tiempo fue más parejo", reconoció el ex defensor con sus compañeros de 90 minutos.
Ese Mundial, Argentina empezó muy mal, terminó tercero en su grupo arañando la clasificación a octavos de final y por eso le tocó un rival temible tan temprano. Por eso, el Cabezón pone ese partido como uno de los más recordados en su rica historia en la Selección: "Sacando las finales es de los partidos más importantes, más que Italia porque era nuestro clásico y el candidato a ganar ese Mundial. Nos daban afuera todos, hasta nosotros estábamos medio medio. 'Por lo menos no nos eliminaron en la primera ronda', decíamos". Y confesó su sensación posterior de felicidad: "Lo que vi llorando a los brasileros en la tribuna fue una de las satisfacciones más grandes que tuve en mi vida".
Además, el campeón del mundo en México recordó su padecimiento los momentos previos a ese partido: "No iba a jugar. Le pedí al doctor que me infiltrara. Me pusieron dos en el pubis, abajo de la panza, dos en la ingle y una entre los huevitos y el culito. No sabés cuando me clavó ahí. Se me caían las lágrimas, me durmió y ese partido me la banqué bastante bien".