viernes 19 de abril del 2024

"El fútbol debería imitar al básquet"

Orión analiza el juego y dice que salvo Messi, Riquelme y Verón, el resto de los futbolistas debería dedicarse a tareas puntuales. El momento de Boca.

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Desde chico, dice, tenía resuelta la contradicción. El que siempre quiso ser arquero atrapa un concepto que no se le escurre. Agustín Orión ocupa el puesto individualista, el que no figura en los dibujos tácticos que sólo toman como referencia diez jugadores; falta el arquero. Sin embargo, uno de los referentes de Boca ensaya una mirada grupal que, según sostiene, se debería profundizar. Fanático de la NBA, suelta: “El fútbol debería imitar al básquet y poner jugadores de rol”.

—¿Cuál es la lupa que ponés sobre el fútbol?

—Para mí el fútbol tiene que ir para el lado de contar con jugadores de rol. Yo creo que hay que potenciar lo mejor que tiene un equipo. El fútbol es un deporte grupal, entonces, si el 8 o el 5 tienen que tocar de primera, lo tienen que hacer. Se trata de potenciar otras cualidades que van a hacer ganar al equipo. En el básquet hay jugadores de rol. Un ejemplo: la única función que tenía Denis Rodman era agarrar rebotes, porque era lo que mejor hacía. Y eso le daba beneficios a Michael Jordan; él se la daba a Jordan para que hiciera los dobles. Y el tipo no sentía celos al saber que Jordan se llevaba todas las cámaras. En el fútbol, a medida que pasen los años, se va a ir hacia ese lugar. Hay que hacer docencia; siempre ver deportes para aplicarlos en otro.

—Y como arquero ¿qué otro deporte mirás detenidamente?

—El tenis me gusta por la cabeza del tenista. El arquero tiene que tener la cabeza del tenista, fuerte.

—¿Cómo armás una Selección argentina con jugadores de rol, si coinciden en pocos entrenamientos?

—Es complicado porque ahí no tenés tiempo, depende mucho del técnico. Supongamos que en la Selección siempre están los mejores. Bueno, quizás no tengan que estar los mejores. En una selección, entre los tres o cuatro que hay en cada puesto, la diferencia es muy poca; son todos buenos. Entonces, quizás tenga que estar el que potencie al equipo en ese momento. Por ejemplo, vas a la altura y por ahí tenés que pensar en jugadores con características para la altura. Otra vez hay que apuntar al jugador de rol.

—¿Messi igual tiene que ser el foco?

—Sí, eso está fuera de discusión. Su caso es particular porque no necesita que lo potencien. Román es lo mismo, lo quiero siempre en mi equipo, como a Verón. Esos jugadores exceden la media; salvo ellos, los demás estamos en la misma bolsa, somos jugadores de rol.

—¿Boca es un equipo con jugadores de rol?

—Creo que los muchachos han entendido. Boca ahora es muy grupal.

—¿Y antes?

—No sé, no puedo hablar porque no estaba.

—Pero a Boca lo veías.

—Sí, desde afuera. Lo que sí puedo remarcar es que este invicto de 23 partidos viene del semestre anterior, en el que hacía diez que Boca no perdía. No hay que olvidarse de que lo de ahora es una continuación de lo anterior. No es fácil estar tantos partidos sin perder.

La vuelta, River, la educación.  Orión es el candado de una defensa vietnamita, que sostiene con fiereza la estructura de un equipo apuntado como el próximo campeón. Encima, los nueve puntos de ventaja (sobre Rafaela, el segundo) parecen indescontables para rivales cangrejos, que andan con la marcha hacia atrás.

—¿Tiene que pasar una catástrofe futbolística para que Boca no sea campeón?

—Tiene que pasar que perdamos todos los partidos y los otros equipos ganen todo. La realidad es que tenemos un coeficiente muy alto de puntos. Somos superiores a los rivales de turno. Si yo gano, gano y gano, los demás no me varían la ecuación. Sí me cambiaría si no tengo regularidad.

—¿Pierde gracia que no esté River en el campeonato?

—(Piensa). No, gracia no. A mí me gustaría jugar un superclásico, dicen que es lo más emocionante que puede haber. A nivel clubes, uno de los espectáculos mundiales más lindos. Yo lo quiero jugar. Pero no me incumbe a mí si River está o no en la B; es problema de ellos.

—¿Mirás los partidos de River?

—Sí, porque miro todo.

—¿River tiene más jerarquía que sus rivales?

—Para mí sí, a la larga tiene que ser campeón; tiene un gran equipo. El Nacional está lindo, hay buenos equipos, pero River tiene que hacer diferencia.

—¿Te gusta más ver partidos de Primera o del Ascenso?

—Me gusta más ver a mi equipo, Midland.

—¿Y sacando a Midland?

—Los de Primera, porque es mi trabajo. Mirar el Ascenso es mi hobby. Trato de ser muy profesional en lo que hago.

—¿Te preocupa el problema con la barra brava de Boca?

—Yo quiero jugar con gente y en mi cancha, pero no puedo hacer nada. Las soluciones sobre la violencia las tiene que dar el órgano competente.

—¿Cuál es el blindaje que tiene el futbolista?

—La educación es primordial. Hay algunos que te dicen ‘morí con la tuya’. No, no hay que morir. Si hay que cambiar, cambiamos. Si hay que cambiar para no morir, cambio. Los tiempos cambian, y si no cambio, soy necio. Cuando yo era chico, el jugador no podía hablar con el técnico. Ahora se puede interactuar y eso está bien, siempre con respeto. No hay que desconocer los roles.

—¿Qué tiene de particular un arquero de Boca?

—Estilos hay miles. Un arquero tiene que tener tranquilidad. Las situaciones no tienen que cambiarle el ánimo.

—¿Te pusiste nervioso atajando?

—No sé si nervioso. Es muy fino lo bueno y lo malo. Estás siempre al filo de liquidar al equipo, sobre todo si el partido está cero a cero.

—¿Y cómo resolvés mentalmente un error?

—Tenés que estar igual si sacás tres pelotas o te comés tres goles. Campagnuolo me ayudó mucho; lo conocí cuando yo tenía 18 años, en San Lorenzo. Siempre hablo con él. Me decía: “Sólo pensá en el día a día, en la pelota que está por venir. Mañana será otra cosa”.

(*) Nota publicada en la edición impresa del Diario Perfil

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