martes 16 de abril del 2024

¿Y si Grondona tenía razón?

Hoy apenas uno de cada tres equipos de primera son del interior: el año que viene serán casi la mitad de los 30 que competirán. El análisis del torneo que se viene en Argentina.

442

¿Fue desprolijo? Sí, por supuesto. ¿Debería haberse organizado de otra manera? Debería. ¿Pasar de veinte equipos a treinta en un solo intento es un salto desmedido? Es probable. ¿Nadie está conforme con la propuesta? Parecería. ¿Este plan, entonces, es un gran delirio y habría que desterrarlo para siempre? Nada de eso. A pesar de que el torneo de Primera con treinta equipos solo recibió críticas, y aunque lo que más evidenció fueron las feroces internas post Julio Grondona, la iniciativa tiene también aspectos interesantes. ¿Es una manera, acaso, de federalizar más el fútbol? Por supuesto.

Entre los veinte equipos que se disputan este torneo de Primera hay seis del interior del país. La cuenta es sencilla: de todos los clubes, solo el 30 por ciento representa el fútbol que se juega fuera de Capital, Gran Buenos Aires y La Plata. Ahora, proyectemos: si el nuevo torneo comenzara con los diez equipos que en este momento están en condiciones de ascender, se sumarían siete del interior del país. En total habría trece, lo que representaría un 43 por ciento. Definitivamente, el nuevo formato les da más cabida y posibilidades a los equipos del interior.

Si la tendencia se mantiene, a Primera llegarían Colón, Unión, Atlético de Tucumán, Gimnasia de Jujuy, San Martín de San Juan, Crucero del Norte y Sarmiento de Junín. Por eso, el debate sobre esta nueva modalidad desnudó una interna que parece la versión futbolera de unitarios y federales: de un lado, los grandes, con el apoyo de otros cinco clubes, y del otro, el resto. Unión es parte del resto. El presidente Luis Spahn fue claro: “Lamentablemente el fútbol se sigue mirando desde el ámbito de Capital Federal y el Gran Buenos Aires”, se lamentó el dirigente tatengue, y aclaró: “El nuevo formato de torneo es una solución en lo deportivo para que más equipos lleguen a Primera, pero hasta el momento no se brinda una solución económica, eso es lo que nos preocupa”.

El tema del reparto de la torta de Fútbol para Todos es clave. Porque el presupuesto por ahora es el mismo pero se va a repartir entre diez clubes más. La última propuesta que recibieron los recienvenidos es que la AFA les pagaría 5 millones de pesos extra, pero los dirigentes no tendrían ni voz ni voto en las tomas de decisiones. La oferta indignó a muchos. Mario Leito, presidente de Atlético Tucumán, hizo una advertencia: “Esta postura sólo tiene el apoyo de unos cuantos. Resulta que ahora los equipos ascendidos no podrán hablar. No puedo creer que esto se apruebe, porque resultaría una división insalvable en la AFA. Eso no está bien. Los clubes del interior y del ascenso pondrán el grito en el cielo con razón. Lo único que va a generar esa idea es desunir aún más al fútbol argentino”.

Sin don. La iniciativa de sumar diez equipos al torneo de Primera entró a la AFA impulsada por Julio Grondona. Como el expresidente había logrado desde hacía más de treinta años la mayoría automática, las críticas solo se le hacían por lo bajo. Hasta que su muerte, hace algo más de tres meses, llevó a Luis Segura a la presidencia. Entonces florecieron todas las internas y las roscas que se mantenían standby. Y como botín, el torneo de treinta equipos.

Los bandos parecen irreconciliables. Boca, River, San Lorenzo y Vélez, con el apoyo de Central, Newell's, Belgrano y Godoy Cruz, son los que proponen un límite. Los equipos del ascenso y del interior pelean por mayor representatividad. En esa disputa, que tiene como eje el reparto de dinero y el poder en el momento de tomar decisiones, también se pone en juego la posibilidad de un fútbol más federal.

Podrán decir que en ningún lugar del mundo existe un torneo de treinta equipos. Y es verdad. O que lo de la AFA es tan desprolijo que ni siquiera se toman el trabajo de explicarlo bien. Y que esa deficiencia provoca más incertidumbre que certezas, más rumores que realidades. Eso también es cierto. Pero también es real que lo que se cocina en la calle Viamonte no suele respetar conceptos federales. Si no, que los digan los hinchas, los jugadores y los dirigentes de los equipos del interior.

(*) Esta nota pertenece a la edición impresa del Diario Perfil