Barcelona es una escuela del buen fútbol, probablemente la más importante del mundo, y no sólo por los logros obtenidos en la última década, si no por un estilo de juego que más allá de los resultados se ha mantenido pese al cambio de entrenadores y jugadores.
Pero en La Masía no sólo se aprende que la tenencia de la pelota es la principal forma de defenderse, también se inculcan valores que quedaron reflejados y multiplicados por las redes sociales tras la obtención de la World Challenge Cup de parte del Infantil B.
Tras imponerse 1-0 en la final y ante el llanto desconsolado de los japonenes del Omya, los chicos del Barça se acercaron a consolarlos en un gesto propio de un adulto, pero pocas veces visto en un fútbol donde muchas veces lo único que importa es el resultado.
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