El mega Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) presentado por el presidente Javier Milei viene a desorganizar la vida de los argentinos. Dentro de estas medidas, que no parecieran ser ni necesarias ni urgentes, figura la posibilidad de que los clubes pasen a ser Sociedades Anónimas, y eso implica un grave riesgo para el tejido social de cualquier comunidad barrial.
En ocasiones resulta conveniente ir al sentido obvio de las palabras. Según la Real Academia Española, un club es “una sociedad fundada por un grupo de personas con intereses comunes y dedicada a actividades de distinta especie, principalmente recreativas, deportivas o culturales”.
Debemos resaltar que las personas que integran un club tienen intereses comunes y se dedican a promover actividades que fomentan los vínculos comunitarios. Es claro que un club no es una empresa, no figura entre sus objetivos generar grandes ganancias a sus accionistas ni tiene al beneficio económico como el norte a seguir.
La idea de convertir a estos espacios donde se crean vínculos comunitarios y se enseñan los valores del deporte y el trabajo en equipo en una empresa, sólo puede ser pensada por alguien que nunca participó de la vida de un club. Cualquiera que haya practicado algún deporte o se haya juntado en el buffet para almorzar con amigos sabe que el club es un lugar de encuentro entre vecinos.
La implementación del DNU está pensada sólo para el fútbol, que es el único deporte en Argentina con un modelo de negocio a gran escala y muy suculento para los poderes económicos. Los otros deportes, ya sean colectivos o individuales, no cuentan por ahora con un volumen necesario para volverlos apetecibles para la incorporación de capitales de inversión. Pero, el convertir a los clubes en sociedades anónimas borra de un plumazo el espíritu comunitario de estas organizaciones.
La histórica oposición desde la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) y federaciones bajo el lema "El club es de los socios" está vinculada a la importancia de los clubes dentro del ámbito barrial, la democratización en la participación y toma de decisiones y la función social que ellos cumplen. En Sociedades Anónimas con fines de lucro, esas actividades quedarían supeditadas a las decisiones de los "accionistas", así como también su función social estaría subordinada a la búsqueda sólo de actividades lucrativas.
En el marco de una sociedad desigual en recursos materiales, simbólicos y recreativos, la presencia tanto de clubes como de otras organizaciones civiles cumple un rol fundamental en los procesos de socialización, así como también en la promoción de derechos comunitarios, identitarios y representativos.
Todo esto, que forma parte del cemento social que hace que una sociedad permanezca unida, corre el riesgo de partirse en pedazos si los clubes pasan a ser empresas. Es ahora cuando el Estado tiene que intervenir con sus políticas de apoyo a estas organizaciones en vez de dejarlas libradas a su suerte.
El DNU que firmó el presidente no tiene en cuenta que los clubes son escuelas de líderes y espacios de esparcimiento de acceso abierto. Salvo raras excepciones, en la Provincia de Buenos Aires, los clubes reciben a todos los socios sin distinción social o económica. El DNU no responde a una intención de mejorar la calidad edilicia y técnica de las instituciones deportivas, sino generar nuevos focos de lucro, en desmedro de la gente. En síntesis, destruye los lazos comunitarios que nuestros clubes han construido durante años.
El amplio espectro de lo que firmó Milei deja a merced de la libre oferta y demanda del mercado a estas instituciones sin mencionar la procedencia y origen de esos fondos ¿O acaso grupos vinculados al narcotráfico o a las mafias no podrían hacerse cargo de estas instituciones para lavar sus fondos o legitimar su presencia territorial, como sucede en otras latitudes de esta región?
Cuando hablamos de clubes hablamos de un Estado que los apoya, de una vida comunitaria que se fomenta en sus instalaciones y de millones de jóvenes que encuentran en estos espacios el lugar adecuado para comenzar sus futuras y exitosas carreras deportivas. Cuando hablamos de clubes, hablamos de eso, no hablamos de llenarse los bolsillos.
*Subsecretario de Deportes de la Provincia de Buenos Aires.