El ex tenista argentino Mariano Puerta admitió, quince años después, que mintió en su apelación con la que logró una reducción de la pena que se le había impuesto por doping, luego de dar positivo un control en la final de Roland Garros, que perdió ante un joven español Rafael Nadal.
El zurdo cordobés de San Francisco, que hoy tiene 42 años y está radicado en Estados Unidos, fue una pieza destacada de la denominada "Legión Argentina", que en el 2000 devolvió al tenis a la primera plana del deporte en la Argentina.
Esa camada de jugadores, también, estuvo involucrada en siete casos de doping, dos de los cuales correspondieron a Puerta, quien quince años después, reconoció que no fue verdad su declaración sobre lo ocurrido en la previa de la final del Abierto de Francia, donde cayó con Nadal por 6-7 (6-8), 6-3, 6- 1 y 7-5, el 5 de junio de 2005.
Tras dar positivo a un control en 2003, el cordobés -que ganó tres títulos ATP- estuvo nueve meses suspendido por consumir un medicamento para el asma que tenía clenbuterol, una sustancia prohibida por considerarse "anabólico".
En el segundo caso, Puerta dio doping por etilefrina: recibió una pena de ocho años reducida a dos (al dictaminarse que la cantidad que tenía en su organismo era 50 veces menor de lo que necesitaba para tener efectos en su rendimiento) y la orden de devolución de los premios de ese semestre, unos 887.000 dólares.
En aquel momento, ante los distintos tribunales y después públicamente, Puerta explicó que, minutos antes de la final en París, se sentó en el restaurante de los jugadores junto con la actriz Sol Estevanez, por entonces su mujer, y luego fue a cambiarse para el partido. En ese lapso, su esposa bebió agua con unas gotas de Effortil, una medicación que utilizaba para los dolores menstruales y que contenía etilefrina.
Después, mientras ella estaba en el baño, Puerta regresó a la mesa y se sirvió, en el mismo vaso "contaminado", agua de una botella que llevaba consigo y que así fue cómo ingresó en su cuerpo la sustancia en cuestión, que se receta para tratar la presión arterial baja, pero también tiene como efecto ser un poderoso estimulante cardiorrespiratorio y, por esa razón, está incluida dentro de la lista de materiales prohibidos.
En una entrevista con el diario "La Nación", Puerta confesó que esa explicación fue falsa y que se trató de una estrategia de sus representantes legales, liderados por el ya fallecido Eduardo Moliné O’Connor, vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia durante el menemismo, dirigente de la Asociación Argentina de Tenis (AAT), miembro de la Federación Internacional de Tenis y del propio Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), entre 1998 y 2006.
"La explicación que usamos como estrategia fue mentira. Pero no saqué ventaja deportiva. No quiero que me vean más como un tramposo", expresó el ex tenista, desde Miami.
"Termino el torneo de Guadalajara (diciembre de 2004) y empiezo las vacaciones viajando desde ahí con mi mujer a Puerto Vallarta. Después nos fuimos a Miami, antes de volver voy a un local de GNC (NdR: General Nutrition Centers; una compañía de suplementos nutricionales) y compro las vitaminas del año, como siempre. Llego a Buenos Aires, comienzo la pretemporada. Antes de irme a un challenger en Chile, le digo a Daro [NdR: Lecman, su preparador físico]: ‘Me olvidé de comprar o no encuentro el frasco de cafeína y ginseng’. Y él me dice que tenía un amigo que trabajaba en un laboratorio, que le podía decir que las hiciera, que se quedaba después de hora y nos salía menos plata. Le digo que sí y sigo normal. Antes del viaje a Chile agarro el frasco y empiezo el año. Era una pastilla que no siempre la usaba, dependía de cómo me sintiera", explicó Puerta.
Y agregó: "Siempre tuve confianza en Lecman. Jamás podría haber pensado que haría algo que me hiciera mal, porque cualquier cosa que fuera mala para mí, sería mala para él. Bueno, empiezo a competir. Pierdo la final de Buenos Aires; me hacen control. Llego a las semifinales de Acapulco; control. Campeón en Casablanca; control. Torneazo en Montecarlo; control. Hamburgo; control. Duermo en París el miércoles anterior al torneo. Estaba sólido, había ganado buenos partidos en polvo. Fuimos con tiempo, estaba sano. Llego a Roland Garros siendo, creo, 35 del mundo [NdR: 37°] y no estaba con ese ranking desde hacía años. ¡Estaba de nuevo ahí! ¿Después de lo vivido voy a hacer algo adrede? ¡Imposible!".
Después de la final perdida en Roland Garros, el cordobés retornó a Buenos Aires y a los pocos días volvió a viajar para competir: "Seguían los torneos, los controles y nada. Estaba nueve del mundo (su mejor ranking), firmé un precontrato millonario con Lotto, estaba todo redondo. Hasta que mi mamá me mandó sobres que llegaron a casa y vi uno extraño. Y cuando lo abro... me bajó la presión. ¿Qué es esto? Subí en el ascensor, entro en el departamento y decía que me había dado positivo en Roland Garros. Fue una sorpresa grande y me volvió a cambiar la vida".
"No tenía noción de lo que me estaban hablando. A partir de ahí fue un caos. Ya tenía un warning, no podía volver a equivocarme porque el segundo era tarjeta roja. Empezó un proceso para saber de dónde llegó esa sustancia. Me tenía que ir al US Open, mi manager lo llamó a Guillermo Pérez Roldán (su nuevo entrenador) para informarle, le dimos la opción de no ir, pero se quedó conmigo hasta el último torneo del año. ¡Un caos!", completó.
Puerta reveló que "unos días antes de ir al torneo de Madrid", se reunió con abogados en Londres y le aconsejaron "empezar a pensar en una estrategia".
"Me preguntan: ‘¿Los frascos del complejo vitamínico que tenés ahora son los mismos que usaste en París?’. Sí, tenía todo lo que estaba tomando desde el 1 de enero de ese año. Me pidieron el frasco. Diez días después me llama el manager de Gastón Gaudio, Olindo Iacobelli, que era socio del mío Jorge Brasero. Yo estaba en Lyon. Me dice: ‘Uno de los frascos tiene siete pastillas con restos de etilefrina’. Pero le digo: ‘¿Cómo que siete pastillas?’. Me responde: ‘Sí, hay un frasco que tiene cerca de cuarenta cápsulas y de esas hay siete con restos de esa sustancia’. Fue aliviador porque descubrimos qué había pasado", sostuvo el tenista.
"Siento que mi carrera tenística terminó el día que abrí el sobre, antes de ir al US Open. Ahí se terminó. Me noqueó. Algo dentro de mí se fue, me ausenté, nunca más volví a entrar en la cancha como lo hacía normalmente. Hasta que me retiré, volví a entrar en la cancha vacío", admitió.
Puerta opinó que la estrategia montada "en conjunto" para lograr la reducción de la sanción fue forzada, aunque aclaró que no se lo reprocha.
"Cuando tenés un warning por doping, en la reincidencia te dan de ocho a 99 años. Hay que ser loco e imprudente para hacer algo adrede. Cuando presentamos todo y me dan ocho años sentí rechazo y dije: ‘Vamos a la Corte Arbitral. Apelamos’. Y eso hicimos. En la corte, los jueces, que eran tres, dijeron algo así como: ‘¿Cómo hacemos para suspender casi de por vida a un deportista que estuvo a una gran distancia de tener una mejora deportiva?’. No lo querían hacer", explicó.
Tras la apelación de Puerta, el TAS le redujo la sanción de ocho a dos años, aunque él piensa que, si se hubiera sabido que la teoría del "vaso contaminado" era falsa, hubiesen mantenido la pena.
"Esto se pensó en un momento, se evaluó en el grupo. Ellos hacen mucho hincapié en la responsabilidad, en si fuiste negligente. Creo que el resultado del TAS hubiese sido diferente, probablemente para peor", remarcó.
Y, por último, le dejó un consejo "a los tenistas de hoy": "Les diría que no hagan nada que los pongan en una situación como la mía. ¿Cómo podés estar seguro? Siendo extremadamente responsable, no delegar y no confiar en nadie, porque el precio que podés pagar por equivocarte es muy alto. No tiene sentido. Fui irresponsable".
Fuente: NA