Cuando se desarrollaron los Juegos Olímpicos de Japón 1964, la salud ambiental no era una preocupación y tampoco se hablaba del cambio climático. Sin embargo, la competencia se disputó en octubre para evitar la combinación entre el calor y la humedad. Con temperaturas promedio estimadas para el julio que rondan los 35 ° C y una humedad que fluctúa entre el 60 y el 80%, el mundo del deporte sabía el desafío que tenía por delante.
Como antecedentes, en las estadísticas vitales japonesas, en una semana de julio y/o agosto de 2019, en promedio 57 personas murieron por golpes de calor y en la temporada, más de 18.000 fueron hospitalizadas. Durante el 2018, el número de muertos a consecuencia de un cuadro de hipertermia fueron más de 1500 personas.
El estrés generado por el calor, que es perjudicial para la salud, también afecta el rendimiento deportivo, porque fuerza los límites del sistema cardiovascular y altera el equilibrio de fluidos corporales. Nuestro organismo tiene un complejo sistema de regulación de la temperatura y el mantenimiento del calor corporal central es esencial para su normal funcionamiento.
Se ha comprobado que una temperatura corporal central alta acarrea un deterioro del rendimiento aeróbico en climas cálidos: por causas que van desde la afección del sistema nervioso central, hasta la alteración del metabolismo del músculo esquelético y el flujo sanguíneo.
“Effects of ambient temperature on the capacity to perform prolonged cycle exercise in man” es uno de los trabajos pioneros en el área y data del siglo pasado. En 1997, Galloway y Maughan exploraron los efectos del estrés causado por calor en el rendimiento aeróbico y demostraron que el tiempo para llegar al agotamiento puede ser hasta 42 minutos menor en temperaturas de 31° comparado con un ambiente de 11°.
El problema con la temperatura es el incremento de la demanda fisiológica para el enfriamiento. La transpiración, que sirve para aumentar la pérdida de calor vía evaporación, trae aparejada una perdida de líquido corporal, que en el caso de no ser repuesta desemboca en la deshidratación y la pérdida de eficiencia en el enfriamiento.
Se ha comprobado que un déficit de agua corporal apenas superior al 2% de la masa corporal ya afecta fuertemente el rendimiento: al reducir el flujo sanguíneo muscular y alterar el metabolismo del músculo esquelético. Por este motivo, quienes practican deporte de manera competitiva tiene un mayor porcentaje del peso corporal en agua: su organismo está más preparado para traspirar cuando la temperatura sube. Pero aún así, el cuerpo tiene una capacidad reducida para disminuir la temperatura durante la actividad física y si el clima agobia aparece una competencia constante entre los músculos y la piel por el suministro de sangre: uno tiene como objetivo el proporcionar oxígeno al músculo y el otro facilitar la pérdida de calor en la superficie.
La aclimatación es un factor fundamental para la competencia. Aquellos que hayan llegado a Japón desde el invernal hemisferio sur, corren en desventaja. Se recomiendan entre 10 y 14 días de entrenamiento en climas húmedos y cálidos.
La insolación por esfuerzo (EHS) es el riesgo más grande en estos escenarios y una causa común de muerte súbita en atletas. En un juego olímpico su riesgo es ínfimamente bajo, porque todo protagonista está monitoreado, pero en la vida diaria es un gran desafío. En los casos graves, la atención médica prehospitalaria es urgente y condicionante del tratamiento. Cuando el enfriamiento corporal se retrasa más allá de los 30 minutos posteriores al colapso, hay un aumento del daño orgánico y, por ende, se incrementa el riesgo de muerte.
“Fui un privilegiado (por jugar a las 17 hs), si logran rever los horarios va a mejorar la competencia, será mejor y más saludable”, dijo el Peque Schwartzman al terminar su partido.
Puntualmente en el tenis, que es una actividad intermitente de alta intensidad y de larga duración con períodos de trabajo entre el 60 y el 75% del VO2 máximo intercalado con períodos de actividad ligera o descanso, hay florida evidencia científica al respecto. Periard y colaboradores, en “Thermal, physiological and perceptual strain mediate alterations in match-play tennis under heat stress” describieron como el efecto acumulativo de los esfuerzos repetitivos de alta intensidad tenían una influencia perjudicial en el rendimiento tenístico por la fatiga. Especialmente cuando las condiciones ambientales cálidas acarreaban aumentos de la temperatura corporal central por encima de los 39,5ºC.
Basándose en este tipo de evidencia, surge la política del calor de la International Tennis Federation (ITF), que busca adoptar estrategias de comportamiento que minimicen las sensaciones generadas por las condiciones ambientales difíciles: especialmente en cuanto a incremento de las pausas y monitoreo del ambiente. Durante un partido, la tasa de sudoración de un tenista variará de acuerdo a la temperatura ambiental y la humedad, pudiendo llegar a alcanzar los 2,5 L por hora en determinadas personas. La sed se ha comprobado que es un mal indicador del estado de hidratación. La experiencia de todos los eneros, con el abierto de Australia, ha sido un excelente banco de pruebas. Ya hemos descripto experiencias al respecto.
Sed, mareos, dolor de cabeza y debilidad muscular son síntomas a tener en cuenta. Sudor frío, alta temperatura corporal y alteraciones del grado de conciencia son los signos más evidentes. Una buena hidratación y el enfriamiento corporal, resultan esenciales en la prevención. El reconocimiento rápido del cuadro grave, el descenso abrupto de la temperatura corporal central y respetar la regla de “cold first y transport second”, son los lineamientos para los cuerpos médicos.
No se necesita ser atleta olímpico y/o estar en Japón en estos momentos para aprovechar del aprendizaje. Con el verano, llegarán los cuadros de insolación en el deporte. A priori, se suponen benignos pero los casos graves, sin tratamiento adecuado, son dramáticos. Prestale atención.
P.D: Si queres saber más sobre que tenés que hacer, acá te dejo el consenso para los profesionales que trabajan en Tokio 2020 y deban atender los golpes de calor.
P.D:2: La educación es una herramienta poderosa. Si te pareció útil, no dudes en viralizarlo.