En este extraño 2020 totalmente alterado por la irrupción del coronavirus, el Abierto de los Estados Unidos pasó de ser el último Grand Slam de la temporada, a ubicarse segundo en orden cronológico. En consecuencia, es natural que todas las rutinas de entrenamiento, preparación y competencia se trastocaran.
Esta realidad no es ajena a los seis argentinos que tuvieron la oportunidad de ingresar al cuadro principal del torneo. Llegaron con distintos antecedentes, situaciones recientes y expectativas. Y todos reconocieron que la incertidumbre sobre cómo continuaría el circuito profesional fue un elemento altamente influyente en su preparación física, tenística y mental para enfrentar el regreso.
Las caídas sorpresivas de Schwartzman y Pella
La primera rueda del torneo deja un sabor amargo y negativo para los tenistas de nuestro país, comenzado por la derrota de las dos principales raquetas, Diego Schwartzman y Guido Pella, y las caídas más previsibles de Leonardo Mayer y Federico Delbonis. En este contexto, los que sacaron la cara y salieron victoriosos fueron el cordobés Juan Ignacio Londero, cuyo triunfo estaba en los cálculos, y Federico Coria, que se salvó de una eliminación casi segura.
Es verdad que en este contexto tan particular es difícil analizar los partidos como si el US Open fuera una continuidad habitual del giro del circuito profesional, pero sin descuidar ese aspecto hoy fundamental, la derrota del Peque le dejó un sabor a fracaso, no sólo porque en su última actuación en Flushing Meadows el año anterior había llegado a los cuartos de final, sino que en su condición de noveno preclasificado venía con altas expectativas de avanzar varias rondas.
Claro que él mismo reconoció en rueda de prensa luego del partido que tanto en el Masters 1000 de Cincinnati como en este Abierto jugó mal, cometió muchos errores no forzados y sólo le queda seguir compitiendo y mejorando a partir de allí.
Todos reconocieron que la incertidumbre sobre cómo continuaría el circuito profesional fue un elemento altamente influyente en su preparación física, tenística y mental para enfrentar el regreso
El caso de Guido Pella es totalmente distinto. Como era de esperar, y pese a la mesura que lo caracteriza, luego del partido del martes hizo eclosión todo lo vivido a partir de su exclusión del torneo de Cincinnati, el aislamiento en su habitación de hotel pese al resultado negativo de los testeos de Covid-19 a los que fue sometido, y el posterior permiso para practicar en una cancha en mal estado y ajena al complejo en el que se desarrolla el torneo.
Pella mostró un gran dolor y molestia por lo injusto de la situación y la falta de empatía, como él mismo declaró, en referencia a quienes tuvieron la oportunidad de resolverla y no hicieron nada. Se quejó enfáticamente del cambio de reglas de juego de las autoridades del torneo, aunque se mostró muy agradecido con el comportamiento de sus colegas jugadores, aún de aquellos con quienes nunca había hablado y eso lo reconfortó.
Estas dificultades podrían funcionar como explicación a un pobre desempeño, derivado de que no le permitieron afrontar un compromiso de primera rueda de Grand Slam con la preparación, tranquilidad y claridad mental necesaria. Sus próximos pasos lo ubicarán en Europa tratando de dejar de lado este capítulo amargo, para enfocarse nuevamente en jugar al tenis y no tener que pensar en tomar el bolso y volver a su casa.
Luego de su éxito, el Topito Londero se sumó a las fuertes críticas a la situación vivida por Pella y respecto de su rendimiento, además de mostrarse satisfecho por el nivel exhibido para asegurar su pasaje a segunda ronda, reconoció que inicialmente lo complicaron la mayor velocidad de la superficie y las nuevas pelotas.
Con la ayuda del Pipa Sebastián Prieto, su flamante entrenador, tal vez Londero haya sido quien, por su desempeño en la jornada inicial, se mostró menos afectado por el parate de la actividad competitiva durante cinco meses.
El correntino Mayer fue otro de los que denotó incomodidad por no saber qué torneos podrá jugar en lo que resta del año, argumentando sentirse satisfecho si logra participar en dos de ellos, dado que sus compromisos familiares hoy tienen un peso importante en la determinación de su calendario, en una carrera que probablemente se encuentra en las etapas finales de su prolongado recorrido.
En cuanto a Delbonis, el azuleño exhibió una buena actitud dentro de la cancha, pero se vio totalmente superado por uno de los candidatos al título, el ruso Medvedev. El camino reciente de Delbonis no viene siendo de rosas, pero el encuentro del martes le debe sumar la confianza que le permita convencerse de que está para seguir escalando lentamente posiciones.
Daniel Álvarez (@chipandchargear)