viernes 26 de abril del 2024

Veo gente muerta

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—Yo veo gente muerta.

—¿En… tus sueños?

(Cole niega con la cabeza)

—¿Al despertarte?

(Cole aprieta sus labios y asiente)

—¿Muertos cómo? ¿En sus tumbas?

—No; caminando, como cualquiera de nosotros. Ellos no se ven entre sí. Ellos solo ven lo que quieren ver.

Cole Sear (Haley Joel Osment) y Malcom Crowe (Bruce Willis) en “Sexto sentido” (1999), dirigida por M. Night Shyamalan.

Al principio pensé que era el hijo de alguien visitando la redacción, pero muy pronto reconocí esa miradita melancólica. Sí, era Cole Sear, el nene de Sexto Sentido, sonriendo frente a mi escritorio. Me pidió permiso para arrimar una silla y se sentó, cuidadoso y educado. Fue directo al punto. Lo esperaba.

—Yo veo gente muerta, Asch.

—Ah, qué novedad. Todos lo vimos en la película y espero que esta vez no digas por mí, querido. Lo que sí es raro es que no hayas crecido nada. ¡Todavía parecés de nueve años!

—Bueno, no todos podemos ser Messi… ¿No adivina por qué vine a verlo?

Oh, no. Me aterré de sólo pensarlo y se lo advertí, sin anestesia. Sucede que no soy, justamente, un fan de la estética cumbiera. Sepan disculparme.

—Si es algo sobre Leo Mattioli mejor andá al piso de Libre, ¿sí? ¡Ya escuché demasiados temas de ese muchacho, que Dios lo tenga en su gloria! Y si es por las primarias, Política está del otro lado. Allá, ¿ves? Yo también veo gente muerta. En las boletas, en los spots de campaña, en los afiches… No me jodas, Cole. Además, esto es De-por-tes. ¡Soccer!

Apenas parpadeó mientras yo me enardecía. Un sol, el pibe.

—De eso quería hablarle. Ultimamente veo muchísimo fútbol argentino. Demasiado. No creo que esa sea una buena señal para el negocio, ¿verdad?

Cole me clavó su mirada de cordero degollado y calló. Sabía que había dado en la tecla. ¡Maldito sea, el chico tenía razón! Veía fútbol muerto. Tristes empates, técnicos aterrados, jugadores que no pueden levantar las piernas. Un horror. Después del descenso de River, aquel extraño torneo que nació muerto, la horrible Copa América y el despido de Batista, lo único entretenido fue repasar el video del Tano Pasman y ver a Fantino en su Zap futbolero dominical, un vodevil afiebrado al que sólo le faltan Polino y los enanos. Pero Cole había visto más. Y quería hablar.

—Estuve comiendo con J. J. y el Checho, gente adorable. En Ezeiza lo crucé a Aguilar, más flaco, con un pasaje a Ginebra o Aruba, no recuerdo bien. Y también hablé con Bilardo, que me confundió con el Keko Villalva y me preguntó por qué no me habían convocado a la Sub nosecuanto. Nada raro: sé que a todos ellos los mataron. Lo que sí me impresionó fue…

—¿Qué cosa?

—Lo que hicieron con Buonanotte.

—¡Pero si Buonanotte está en Málaga, feliz con su mujer y su hijita!

—No. Lo mutilaron. ¡Le falta el 15%!

—Uy… Ves mucho cine de terror, Cole. Ese era su porcentaje por el pase. Y se esfumó, como tantos otros.

—Eso me contaron en la última reunión del Politburó del Kaiser en River. Pero mucho no pude ayudar. ¡Veo gente muerta, no cheques mejicaneados! Si hasta lo vi a Bravo, el del llamado a los barras apretadores de Pezzota que decían que no había ido… Pero del 15, nada. Ni siquiera estaban los puntos que la AFA iba a descontarles, ¿puede creer? Cuántos misterios, Asch. Debería llamar a su amigo Marlowe.

—Quizá lo haga, Cole. ¿Y Boca? ¿Anduviste por ahí?

—Sí, señor. Los saludé a Ameal, Crespi, Beraldi y otros que salían de la última reunión de Mesa Chica. Todos mordidos, acuchillados, sin ojos, estrangulados. Lo habitual. Hablaban del futuro, como los políticos. “¡Ya vas a ver lo que te espera a vos…!”, repetían. Hermoso. También estuve con un par de barrabravas célebres. Uno canoso...

—¡El Abuelo!

—Nooo… ¡Ese era Heidi al lado de éstos! Uno es Rafa Di Zeo, el que quiere volver a ser lo que alguna vez fue, como Yuyú Da Silva, Repetto, Duhalde o el Burrito Ortega. El otro, el uruguayo Richard, un pesado que daría pánico al Jason de Martes 13. Organizaban un cumpleaños o algo así, creo. Cada uno reclama su porción de “la torta”.

—Mirá vos, che. ¿Y en Independiente, Racing o San Lorenzo viste gente muerta también?

—¡Uf…! Entrenando, a más de uno. Comparada me mostró un estadio pero yo vi otro, con doble visera. ¡Fue mi primer espectro arquitectónico! ¿Molina? Un quiet man. No habla, casi. Y a Abdo lo noté muy perturbado. ¡Creo que ese pobre hombre ve cosas aún peores de las que yo veo! Bueno, se me hace tarde, Asch, y…

—Vamos, Cole, no te vayas sin hablarme de Grondona. ¿Lo viste, verdad? Cole frunció el ceño, como cuando le confesó su secreto a Willis. Se tomó su tiempo para contestar, aunque debía irse. Lo esperaban en Recoleta. No dijo de qué lado.

—Oh, sí. Lo vi y me impresionó mucho. “Veo gente muerta”, le dije, y esperé su reacción. Ni se inmutó. “¿Y...? ¡Yo veo gente muerta, gente muy viva y todos trabajan para mí, nene!”, contestó, ajustándose el anillo.

Wow. Bonita línea para una policial, pensé, mientras le daba un beso de despedida. Buen chico. Solo le pedí dos cosas. Una púa de Zappa o de Hendrix si los cruza por ahí, y que no vea más a Racing. No en este torneo, Cole. Piedad.

Dejalos vivos, dale.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil