viernes 26 de abril del 2024

Pelotear con Nadal y pellizcarse

Mateo Martínez, uno de los argentinos con mayor proyección, cumplió el sueño de cruzar golpes con el español antes de que aplastara a Ferrer. Galería de fotosGalería de fotos

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Las distracciones en el alto nivel tenístico suelen traer consecuencias. “Me di vuelta y me puso un saque Max Mirnyi acá en la mandíbula, todavía me duele”. Mateo Martínez camina por una de las tribunas del estadio Philippe Chatrier y habla con la frescura de un chico de 18 años. Hace treinta minutos que terminó su práctica con Rafael Nadal, y se quedó disfrutando del templo parisino.

Martínez es uno de los mejores proyectos argentinos (fue número 1 nacional en cada una de las categorías de menores), y en Roland Garros perdió en la tercera rueda del torneo junior (era el 9º preclasificado), pero cumplió un sueño. Y ser sparring del seis veces campeón en París fue prácticamente casual. “Rafa estaba entrenando en la cancha 9, y mi papá (Claudio) fue de caradura y le habló al fisioterapeuta. Le preguntó si había una posibilidad de practicar, se lo consultaron a Toni Nadal y dijo que sí”, le cuenta al Diario PERFIL.

Martínez inició su carrera profesional el año pasado en los futures argentinos. Su acreditación en París no le permitía el acceso a la cancha central, con lo cual sufrió un percance: “No nos dejaban entrar a la Chatrier porque no teníamos la habilitación. Llegamos tarde, y Rafa observaba con la cara un poco rara. No se enojó, pero miró como diciendo: ‘Chicos, habíamos quedado a cierta hora…’”. A partir de ahí, fue cuestión de segundos. “Agarré la raqueta y tuve que entrar a la cancha sin poder calentar ni nada. Rafa empezó a cagarme a palos de entrada”, relata. El peloteo, inolvidable para él, se extendió media hora: “Cuando terminó la práctica Nadal me felicitó, me agradeció y me deseó lo mejor para mi carrera”.

Su viaje incluye los torneos juniors en Halle y Wimbledon. Una incipiente trayectoria que ahora se forja en Parque Norte; para llegar, tiene un viaje de dos horas desde Luis Guillón, a bordo de los dos colectivos que debe tomar. “Mirá la volea que tiene este pibe”, dice Martínez. Entrenan los gemelos Bryan. Hace una hora que terminó su sueño con Nadal. No se animó a pedirle entradas para su partido, ni tampoco una foto. Pero nadie lo saca del estadio principal.

El imbatible. Algunas horas después de su entrenamiento con el argentino, Nadal terminó aplastando a David Ferrer(6-2, 6-2 y 6-1). El de Manacor no da respiro, en el mejor arranque de su historia en el certamen. “No creo en la perfección. Probablemente ante David fue mi mejor partido en el torneo”, sentenció. Pero las posibilidades de que Mateo Martínez pueda contar que alguna vez se entrenó con Nadal cuando el español ganó su séptimo Roland Garros son cada vez mayores.

(*) Desde París. Nota publicada en la edición impresa del Diario Perfil

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