jueves 25 de abril del 2024

Locos por ver a Boca en la final

Vender la Play, quemar los ahorros y hasta separarse de una novia: los hinchas xeneizes hicieron de todo para estar en Brasil. Los torcedores. Galería de fotosGalería de fotos

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Vender una consola de videojuegos importada; dejar de hacer las compras del mes en el supermercado; hacer volar los ahorros de 27 años (o más) de vida; viajar desde cualquier parte de Argentina hasta San Pablo sin entrada o, incluso, separarse de una novia. Todo vale para un hincha de Boca que quiere ver ganar a su equipo la séptima Copa Libertadores de América. Por lo menos así lo entienden ellos. Los más de tres mil fanáticos -muchos sin tickets- que llegaron a Brasil con la ilusión de dar otra vuelta internacional.

“Es un gran esfuerzo seguir al equipo a lo largo y a lo ancho del país, pero es una satisfacción única que no tiene comparación. Cuando terminó el partido con la Universidad de Chile, sabía que el pasaje a la final era nuestro y ahí mismo saqué mi vuelo a Brasil”, relata Maximiliano Rosales, uno de los miles de hinchas que llegó a San Pablo para ver a Boca.

Ver la final de la Libertadores de visitante no es barato: los vuelos charter que sacó el club llegaron a costar hasta 12 mil pesos. Claro que hay opciones más económicas, pero no dejan de significar un esfuerzo importante para muchos de los hinchas que llegaron a tierras paulistas. “El viaje a Brasil lo banqué vendiendo la PlayStation 2, no fui al supermercado a hacer las compras del mes para ahorrarme la plata y me terminé peleando con mi novia”, cuenta Maxi en una charla con 442.

“En los viajes preocupo a toda la familia. Pero el tema novia es el más complicado de todos. Cómo le explicás que no te vas de vacaciones con ella porque querés guardar los días de vacaciones para ir a ver a Boca. Encontrar una mujer que entienda el sentimiento es como ganarse la lotería”, asegura -entre risas- Matías Montiau, uno de los tantos hinchas que llegó a San Pablo sin entrada.

Pero no sólo fanáticos de Boca harán fuerza por el equipo de Falcioni. En Brasil, también hay torcedores que quieren ver al conjunto argentino levantar su séptima copa. Thiago, brasilero y nieto de argentinos, espera en la puerta del hotel por un autógrafo de Juan Román Riquelme, su ídolo: “Traje la camiseta para que me la firme. Es lo máximo que puedo conseguir”. Con eso le alcanza para ser felí(z). “Mi abuelo me hizo hincha de Boca. No tengo entradas y es imposible, piden mucho dinero”, relata Thiago mientras estira su cuello entre los periodistas para ver si aparece algún jugador del plantel.

En la puerta de la concentración de Boca son muchos los hinchas que buscan conseguir un ticket para el partido de esta noche en el Pacaembú, un estadio con capacidad para cerca de 40 mil personas, pero que le queda chico a la final. “Acá hay gente de La Doce parando en el hotel y vendiendo entradas, pero los dirigentes no los quieren ver. Yo conseguí mi popular por dos mil pesos”, cuenta un hincha cordobés que prefiere no dar su nombre.

Maxi, el que se separó de la novia por venir a ver a Boca vuelve a escena: “Seremos 2.500 o un poco más. Pero alentaremos por todos los xeneizes que van a estar en sus casas, en los bares o en cualquier lugar del planeta (sic) haciendo fuerza para que demos una nueva vuelta olímpica. Ojalá la historia termine con un final feliz”.

(*) Editor de 442, desde San Pablo.

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