domingo 19 de mayo del 2024

Guille: "Se olvidan hasta de pensar"

Estrena su rol de entrenador en Lanús con un discurso que le da prioridad a la manera de llegar al triunfo. Achica la importancia del técnico y elogia a Bianchi.

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Ya tiene puesto el buzo de entrenador, aunque todavía cuesta asociarlo a ese nuevo rol. Con una figura intacta, igual a la de su despedida como jugador, hoy saluda como técnico. Guillermo Barros Schelotto entusiasma y se entusiasma con esta nueva etapa de su vida, color granate. Este mellizo de 39 años más curtido y con el apoyo de Gustavo, su otra mitad, ofrece la intención de una propuesta diferente para un fútbol convulsionado y devaluado.

—¿Hay elementos en Lanús para ilusionarse con algo grande?

—Recién empezamos; ojalá armemos un gran equipo y luego veremos para qué estamos. Hay un buen plantel, con mucha ilusión y con ganas de mejorar lo hecho en los últimos años.

—Aunque no lo digas públicamente, uno creería que te ponés objetivos altos.

—Sí, pero si uno lo dice está condicionado a obtener ese objetivo y de no lograrlo está obligado a tomar una determinación.

—De jugador te jactabas de nunca especular, ¿creés que se puede ser fiel a una misma filosofía como entrenador?

—Exigirle al nuevo técnico que debe ganar, sacar puntos y jugadores de inferiores son puntos imposibles de cumplirlos todos, pero imagino que el mejor camino es tomar una línea y respetarla. Porque si un día querés jugar con tres defensores, después con cuatro, o con un delantero y luego con dos, confundís tanto que terminás haciendo nada.

—Menotti argumentaba que uno podía manifestar en su juego su modo de vivir. ¿Como técnico también se puede?

—El comportamiento que uno tendrá como técnico es su forma de ser, de vivir. Espero saber y poder transmitir lo que siento para que mi equipo me represente con su juego. Menotti ha transmitido su forma de ver y vivir el fútbol; ojalá que mi equipo tenga un sello propio.

—¿Hasta dónde llega la influencia de un entrenador en el éxito colectivo?

—Uno da una línea de juego, elige los jugadores y, obviamente, el técnico tiene su porcentaje, que es difícil determinar porque, más allá de indicar cómo se jugará, los jugadores van a definir situaciones en segundos. Si me apurás, el técnico tiene el mismo porcentaje de responsabilidad que cada jugador.

—¿Bianchi es tu mentor?

—Seguramente voy a tener una gran influencia suya porque con él viví mis mejores años de vida deportiva, me ha tocado ganar un montón de títulos y también conseguí un ejemplo en muchas otras cosas que no tienen que ver con el fútbol.

Contra el viento. Mientras Guillermo luce de negro, Gustavo asoma de blanco y con una cabellera más larga que el técnico. Escasas diferencias en una dupla que vive y siente el fútbol por igual. ¿En qué aspectos se verá más la mano de uno y otro? “Se van a ver las dos juntas”, responde Guillermo con el deseo de que se aprecie en Lanús “una mano distinta para que se pueda mejorar”.

También, Barros Schelotto celebra la nueva generación de técnicos. “Era lógico que en un momento hubiera un recambio, la veo bien, con mucha energía, y ojalá que se dé con buenos resultados para todos”, consideró. Y aunque evita tocar asuntos de índole xeneize, sí opina sobre el adiós de referentes, como Juan Sebastián Verón y Juan Román Riquelme: “Ojalá que aparezca esa clase de jugadores y que dentro de 10 o 15 años estemos hablando del retiro de esos jugadores”.

—¿Cómo observás el nuevo mapa del fútbol argentino?

—Hay equipos muy complicados como San Lorenzo e Independiente, que han llegado a esa situación por lo hecho en la parte dirigencial, y eso en algún momento lo pagás. No sé si se irán al descenso, pero ojalá en el futuro esas grandes instituciones estén mejor y al inicio de un torneo se genere una expectativa muy grande en muchos equipos y no pase sólo con uno o dos.

—¿A qué atribuís el bajo nivel de juego?

—Creo que es parte de todo, del técnico, de los jugadores, del apuro que hay por ganar, que te lleva a jugar a cualquier cosa, y no se juega tan bien. Ojalá que uno como técnico pueda cambiar eso y mostrar algo distinto.

—A mediados del último torneo, once técnicos habían dejado su cargo. ¿Qué te sugiere?

—Lo veo mucho más exigente porque el nivel de obligación de la gente para con los demás ha aumentado. A diferencia de otros años, hoy el futbolista está sometido a una presión tal por ganar que se olvida de pensar. El jugador lo primero que debe hacer es pensar en la situación en que está y en el lugar que ocupa para resolver situaciones. Quien piense va a sacar diferencia.

—¿Y qué pasa con la frivolización del futbolista?

—Quien hace el gol, aunque juegue mal, es la figura y el jugador a imitar, y nos olvidamos de darle una idea de por qué pasan las cosas, y de pensar. Entonces, pasás de ser un jugador normal a la estrella de la ciudad de un día para el otro, y a veces en ese crecimiento rápido uno no es capaz de pensar. Ahí está el problema.

En un ámbito que se mueve entre luces y sombras, Barros Schelotto tiene claro su ideal con Lanús. Ahora le llegó la hora de llevarlo a cabo.

(*) Nota publicada en la edición impresa del Diario Perfil

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