jueves 18 de abril del 2024

Supercampeón: sólo en Argentina

Por qué los nuevos cambios que resolvió el Comité Ejecutivo de la AFA constituyen un experimento inédito y peligroso. Sus verdaderos motivos.

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Todo puede volver a cambiar en cuestión de horas. De hecho, no sería extraño que con la temporada ya en curso se dispongan nuevas modificaciones. Y es que si algo quedó demostrado con lo resuelto anoche por el Comité Ejecutivo de la AFA es que de la dirigencia del fútbol argentino puede esperarse cualquier cosa. Incluso, la creación de un título casi irrisorio: el de "supercampeón".

Más allá de lo infantil que suena, de si fue el Gobierno como se dice el que presionó para que se diera marcha atrás con lo acordado en mayo de este año y de las dudas que aún genera entre los dirigentes, semejante distinción resulta un engendro por otro motivo: su absoluta -y entendible- falta de antecedentes a nivel mundial, que se intentó disimular diciendo que se jugaría "al estilo uruguayo".

En efecto, ya sea conscientemente o por ignorancia -lo que sería aún más grave-, el presidente de Estudiantes de La Plata, Enrique Lombardi, mintió ayer cuando dijo que se copiaría la estructura del principal campeonato doméstico de Uruguay, que desde siempre consagra a un único campeón por temporada mientras aquí se piensa proclamar a dos e incluso a un "supercampeón".

Lejos de dar una explicación racional a esa propuesta que presentó y que el Comité Ejecutivo increíblemente compró al parecer, lo único que logró Lombardi con sus declaraciones fue dejar en claro su intención de quedar bien con el Gobierno, al mencionar incluso como motivo de su presentación "lo que propuso la Presidenta de denominar a la Copa Evita Capitana".

Está claro: en el año del 60° aniversario de la muerte de Eva Perón, la copa con su nombre debía ser entregada "en diciembre" como el mismo Lombardi dijo a un campeón y no a un simple ganador del Torneo Inicial, que conforme a lo resuelto en mayo recién iba a jugar a mediados del año próximo por un único "campeonato" en disputa con el primero del Torneo Final.

El problema es que también había que quedar bien con Julio Grondona, principal impulsor de aquella finalísima que hasta ayer iba a disputarse por el título de campeón de la temporada 2012-13. Y entonces, Lombardi tuvo la idea inconcebible: que los campeones del Inicial y el Final jugaran por ser el "supercampeón", un título inédito no sólo en Uruguay sino en cualquier parte del mundo.

Alguno dirá que se trata de una distinción similar a la Supercopa que juegan en España -y en varios países más de Europa- el campeón de la Liga y el de la Copa del Rey. Pero aquí no se enfrentarían un campeón "de Liga" y uno "de Copa" -como podría ser el de la Copa Argentina- sino dos campeones "de Liga" de una misma temporada (la 2012-13), lo que no ocurre en ningún otro país.

De hecho, la figura del "supercampeón" representa un concepto absolutamente nuevo en el fútbol mundial. Y esto explica en gran parte por qué hay que desconfiar de sus posibilidades de éxito y perdurabilidad. Porque, evidentemente, no es casualidad ni mucho menos que en tantos años de competencias futbolísticas serias a lo largo del planeta jamás se haya inventado un engendro así.

Si bien no igual, un experimento parecido a este fue el que la propia AFA patentó en 1936, cuando reemplazó el tradicional torneo de todos contra todos a dos rondas que venía organizando por dos de una rueda -el primero por la "Copa de Honor" y el segundo por el título de campeón de Primera del año- e hizo jugar luego una final a sus ganadores (San Lorenzo y River respectivamente).

Claro que en esa finalísima no estuvo en juego el título de "supercampeón", sino una copa denominada "de Oro" y la clasificación para jugar contra el campeón uruguayo por la "Copa Río de La Plata" que tradicionalmente organizabn las respectivas asociaciones nacionales. Sin embargo, muchos no lo entendieron así.

Al día de hoy, efectivamente, aquella reestructuración de 1936 -que no por nada se dejó rápidamente sin efecto luego de ese año- sigue dando lugar a polémicas y discusiones. Incluso un prestigioso historiador del fútbol contribuyó muchísimo a ello, presentando esa final que le ganó River a San Lorenzo por la "Copa de Oro" como una por el título de campeón de Primera de 1936.

Aún con sus diferencias respecto de lo que se piensa implementar hoy, en definitiva, tal antecedente debería ser tenido en cuenta por la dirigencia de la AFA para anticiparse al muy pernicioso efecto que esta nueva reforma de los campeonatos tendría, debido a la confusión que ya genera respecto de los títulos en juego y la consiguiente pérdida de valor para los de los torneos Inicial y Final.

Todo, sin embargo, parece aceptable a los ojos de quienes integran el Comité Ejecutivo de la AFA con tal de lograr unos pesos más para las siempre alicaídas finanzas de sus clubes gracias a la final en cuestión. Y, también, con tal de quedar bien con un Gobierno ante el que no dudan en ejercer su deporte predilecto: la genuflexión.