sábado 27 de abril del 2024
Fútbol y tecnología

El collar que se colgaron las mujeres futbolistas

La Copa Mundial Femenina 2023 está oficialmente en marcha y las futbolistas llamaron la atención con un accesorio desconocido para el gran público. ¿Qué hay detrás del no tan bueno Q-collar?

En simultáneo al arribo de Alexia Putellas (España), Alex Morgan y Megan Rapinoe (EEUU), Sam Kerr (Australia), Marta (Brasil), Lucy Bronze (Inglaterra) y Estefanía Banini (Argentina), algunas de las futbolistas estrellas que llegaban a Australia y Nueva Zelanda en busca de la Copa del Mundo, veía la luz un estudio publicado en JAMA (Journal of the American Medical Association) que da cuenta del deterioro cognitivo de más de 450 reconocidos exfutbolistas británicos.

Y como nada es casual en el alto rendimiento deportivo, en esta competencia disputada en Oceanía se dio la aparición o en realidad el resurgimiento de un simpático accesorio al cuello utilizado por varias futbolistas reconocidas.

El estudio, innovador en cuanto a la variable independiente, evaluó el deterioro cognitivo asociado a la frecuencia con la que cabecearon el balón un grupo de exfutbolistas profesionales mayores de 45 años. Para eso, en el cuestionario, les preguntaron a los más de 450 jugadores la cantidad estimada de cabezazos por partidos y entrenamientos, según niveles en bajo (hasta 3), medio (entre 4 y 15) y alto (más de 15).

Los principales hallazgos son: que la frecuencia de cabezazos, tanto en el partido como en el entrenamiento, se asociaron con un riesgo de deterioro cognitivo en la vida posterior del jugador, las asociaciones eran dependientes de la dosis o sea a más cabezazos más chances de demencia, y que los hallazgos fueron consistentes entre imágenes diagnósticas y criterios clínicos de referencia.  

Todo esto respalda estudios preexistentes que sugieren que cabecear la pelota sucesivamente podría provocar lesiones cerebrales.

Si bien el estudio publicado en JAMA se centró exclusivamente en atletas masculinos sugiere que las futbolistas son más proclives a experimentar conmociones cerebrales y otras lesiones cerebrales por sus cuellos menos musculosos, cerebros con metabolismos más rápidos y hormonas que cambian las variables fisiológicas según la fase del ciclo menstrual.

Ahí entra en juego el accesorio nuevo, llamado Q-Collar, que de nuevo no tienen nada porque salió al mercado antes de la pandemia, pero no logró instalarse. El dispositivo es una pieza de silicona en forma de herradura inventada por David Smith, un médico internista, que lo pensó e inventó basándose en generar una compresión mecánica leve contra las venas yugulares en el cuello para provocar un menor retorno venoso en el espacio intracraneal craneal", suponiendo que la acumulación de sangre podría actuar como un colchón que previniera el movimiento cerebral excesivo y morigere el riesgo de lesiones cerebrales.

Entre 2020 y 2021 el dispositivo fue evaluado por la FDA (Food and Drugs Administration - Administración de Drogas y Alimentos) de los Estados Unidos y su venta fue autorizada, aunque no evidenció generar un up grade de protección, pero tampoco generó “eventos adversos significativos con el uso del dispositivo". Su experimentación se dio principalmente en fútbol americano y lacrosse.

La aprobación no dejó de despertar controversia porque lejos de hacer que los atletas estén más seguros, dicen un grupo de expertos, el Q-Collar puede darles una falsa sensación de seguridad que los anime a tomar riesgos que de otro modo no correrían. Entre los críticos más entusiastas figura James Smoliga, profesor de fisiología, y su equipo de investigadores de la Universidad de High Point en Carolina del Norte.

Lo que está en juego en el medio, es una ganancia inesperada potencial de más de $30 millones de dólares e innumerables horas de investigación y costos que se han invertido para tratar de averiguar la real eficacia del Q-Collar, que inesperadamente y asociado a la publicación del estudio, apareció en pleno mundial.

De un lado está la salud y del otro el negocio, en el medio una nueva Copa del Mundo de fútbol. En esta oportunidad, la versión femenina, que edición tras edición va ganando en importancia. La reaparición de Q-Collar es una nueva muestra.