jueves 05 de diciembre del 2024
Ranking arbitrario

Barras: los apodos más temibles de la historia

Un buen apodo es un requisito ineludible para cualquier barrabrava. Lo ideal, por supuesto, es que ese alias cause escozor, que su invocación provoque un sobresalto. En definitiva, que aporte a la imagen temerosa del barra. Acá va, entonces, un listado con los cinco más aterradores del fútbol argentino.

Un buen barra brava necesita de un buen apodo. Es parte inevitable del laburo barrabravesco. Si a un aspirante al paravalancha se lo conoce como Nahuel, así, a secas, su carrera no será auspiciosa. Usar un alias, podríamos decir, está tipificado en el reglamento interno. No hay chance de que el aguante de un equipo de fútbol sea responsabilidad de un tal Esteban Rodríguez. El nombre siempre debe ir acompañado de un apodo. Pero como la creatividad de los barras es limitada, la mayoría transcurren por los lugares comunes: Gordo, Loco, Negro, Cordobés o Pelado. No nos vamos a detener, entonces, en los obvios. En este ranking vamos a enfocarnos en los alias que meten miedo, que su sola mención provoca un hilo de frío que nos recorre la espalda. Después de todo, el mayor patrimonio de todo barra es el terror que puede generar.

Que te digan Karateka es la mejor carta de presentación posible. En un ámbito donde las diferencias se resuelven con violencia, tener habilidad en artes marciales es un posgrado en Harvard. De esa credencial se aprovechó el sujeto que a mediados de la década pasada lideró la barra de Argentinos Juniors. Por eso se ubica en el quinto lugar de este ranking arbitrario.

Apenas un escalón más arriba aparece Sandokán. Vaya uno a saber si el apodo tiene su origen en el El tigre de la Malasia, el personaje de la novela de aventuras que creó Emilio Salgari. El Sandokán de ficción es un príncipe al que desalojaron de su trono, entonces para recuperarlo recorre Asia y se enfrenta a lo que venga. En definitiva, un guerrero que todo el tiempo demuestra que es valiente e impiadoso. La asociación con el Sandokán real que lidera la barra de San Lorenzo es inevitable.

En tercer lugar aparece, atención acá, una mujer. Y nada menos que en Chacarita. Su apodo: La Dueña. Todo dicho. Llegó a liderar a los violentos de San Martín después de disputar el cargo con su hermana, La Negra. Disputa que se resolvió a los tiros, por supuesto. Hasta que La Dueña cayó presa el año pasado. No solo la acusaron de manejar la barra con una metodología por fuera de la ley, parece que también estaba vinculada a episodios de narcotráfico, entraderas y secuestros. Merece subirse al podio.

El subcampeón de este ranking es, sin chicanas, un barra de Gimnasia y Esgrima La Plata. El Loco Fierro, líder de la tribuna tripera durante años, es un mito. Las diagonales están atravesadas por historias que lo tienen como protagonista, todas heroicas. Lo asesinaron en Rosario, después de robar una joyería. Que un solo personaje concentre las características de Loco y de Fierro es para respetar. Y para temer.

Llegamos al primer puesto en este ranking con los apodos más temerosos de los barras bravas. El trofeo se instala en Rosario, del lado leproso de Rosario. Y es para… el Loco Demente!!! Si el desequilibrio es un valor que suma, en el caso del barra de Newell’s aplica por duplicado. En un ámbito donde es común que existan chiflados, la fórmula Loco+Demente marca una superioridad que inevitablemente iba a desembocar en el liderazgo. Porque locos hay muchos, pero Loco Demente, uno solo.