¿Cuántos gritos desaforados se habrán perdido a lo largo y ancho de la Argentina en ese medio minuto en que Montiel voleó un centro desde la izquierda y marcó el 3-0? Por un instante River había empatado el resultado global y lograba la hazaña, pero el VAR se lo anuló sin que nadie, al menos en el primer momento, supiera muy bien por qué.
Después, la transmisión mostró el offside de Rafael Borré luego de un pase involuntario de Enzo Pérez, que se había arrimado al área rival, en el inicio de esa jugada que finalmente terminó en el gol del lateral de River. Técnicamente estuvo bien cobrado, aunque sin el VAR ese gol nunca se hubiese anulado ni discutido. Ni durante ni después del partido.
La anulación del gol, por parte del árbitro uruguayo Esteban Ostojich, demoró unos minutos y ni los jugadores visitantes ni locales sabían muy bien qué estaban revisando en la cabina del VAR. De hecho, cuando Ostojich dibujó con sus manos el rectangulo del VAR y marcó el tiro libre indirecto para Palmeiras, el cuarto árbitro se acercó a Marcelo Gallardo para explicarle el motivo de la decisión.
Pero no fue la única jugada en la que el VAR intervino. Ya sobre el final del partido, el árbitro uruguayo cobró penal por una supuesta infracción a Suárez, pero desde la cabina de videoarbitraje le advirtieron que el delantero millonario había simulado. Cuando fue a revisarlo a la pantalla que está en la mitad de cancha, Ostojich rectificó su determinación. Gallardo, lejos de la calma que había mostrado en el gol anulado a Montiel, insultó a todos.