domingo 08 de diciembre del 2024
Análisis

Santiago Silva y el castillo de naipes del doping

El Tanque podría retirarse en una cancha de fútbol pero su excepción le deja, a las autoridades de la AFA, un agujero negro y un antecedente muy complicado.

El caso de Santiago Silva puede llegar a ser emblemático para la historia del fútbol argentino. El experimentado delantero uruguayo que vistió la camiseta de varios clubes, entre ellos Boca Juniors, fue sancionado por haber tomado un medicamento prohibido. Difícilmente alguien pueda argumentar que un jugador de la edad y el recorrido del Tanque pudiese cometer un error tan grosero al momento de afrontar un antidoping, pero la pandemia y la conmovedora movida de las redes sociales ablandó corazones.

Todo comenzó en abril de 2019, cuando Silva con 38 años (no era ningún pibe) jugaba en Gimnasia y Esgrima La Plata. Para ese entonces, ya debería haberse sometido a más de un centenar de controles de orina: todos sin inconvenientes. Lamentable, en el del 12 de abril obtuvo un resultado adverso. Le detectaron una sustancia prohibida de la familia de la testosterona.

La testosterona es un andrógeno. Forma parte de un grupo de hormonas surgidas del colesterol que se conocen grupalmente como hormonas esteroideas. Es habitual que se piense que son hormonas “masculinas”, porque justamente la testosterona es la hormona más importante para el desarrollo sexual de los órganos sexuales masculinos, pero tanto hombres como mujeres producen y precisan de ciertos niveles de andrógenos en sangre para su normal desarrollo reproductivo.

En el deporte, los andrógenos y especialmente los precursores y derivados sintéticos de la testosterona (conocidos como anabolizantes sintéticos) son las sustancias más buscadas y habitualmente más detectadas: porque mejoran cabalmente el rendimiento en pruebas de fuerza y de potencia. Por eso, su consumo es de los más duramente penados. Su efecto dopante es inobjetable y su uso diario no está considerado un consumo social.

Un par de meses después del control y tiempo después de ser comunicado de la sanción, el Tanque rompió el silencio una entrevista que le hizo TyC Sports y reconoció los motivos: "Es una noticia muy negativa. A uno lo toca sensiblemente y a mi familia también. Estaba intentando buscar un tercer hijo y me pongo a hacer un tratamiento de fertilidad".

El tratamiento de fertilidad es el factor sensibilizante que toda historia precisa para ser conmovedora. Si a eso le agregás un personaje querido y simpático del fútbol como Santiago Silva no hay forma de que no movilice. Muchos, en las redes, se prestaron inocentemente para acompañar. Por eso funcionó tan bien la movida y logró empujar esta excepción tan peligrosa.

El Dr. Flavio Tunessi, médico de Gimnasia y Esgrima La Plata, se sorprendió cuando se enteró de la noticia. Silva ya estaba en Argentinos Juniors pero la notificación del doping también le llegó a su ex club: "Sinceramente no estábamos al tanto. Nunca el jugador nos había comentado. Tenemos que creerle a Santiago. Quisimos hablar con él pero no pudimos comunicarnos para saber cuál fue la situación que lo llevó a tratarse con esta medicación y no habernos comentado qué es lo que le pasaba".

Cuando Tunessi dice “no había comentado” uno normalmente tendería a justificar la potestad personal de guardar silencio ante cuestiones íntimas pero en el fútbol hay un mensaje muy claro: “No podes consumir ningún medicamento sin consultar al médico”. Silva lo sabía como lo sabe cualquier otro futbolista que puede desconocer el efecto de la testosterona o la lista actualizada de sustancias prohibidas, pero nunca puede desconocer la existencia del procedimiento.

Aunque recibió la sanción por el doping, Silva logró seguir jugando porque salió de los Tribunales Deportivos para presentar su caso en la justicia ordinaria. Una medida cautelar dictada por el Juzgado Contencioso Administrativo Federal número 3 determinó en la causa "la concurrencia de circunstancias graves y objetivamente impostergables que justifican el dictado de la medida interina prevista” que lo habilitó a seguir jugando. El procedimiento de recolección y procesamiento de la muestra tenía inconsistencias.

El problema es que nadie imaginó que se vendría una pandemia y durante esos nueve meses, como sería lógico, se caería la cautelar. En condiciones normales después de 22 años de carrera y habiendo aprovechado el tiempo extra que le fue regalado, era de imaginar que Silva se hubiese retirado en su finalización, pero el torneo nunca terminó. Ahí surgió la movida #DejenJugarAlTanque con la que todos nos enternecimos. El tema que dejar jugar al Tanque sienta un gran precedente. Si dejan jugar al Tanque, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) reconoce que sus estudios de dopaje tienen inconsistencias y que somete al control antidoping a la justica argentina en lugar de seguir los lineamientos de la Organización Mundial Antidopaje (WADA).

Hay dos cosas que son ciertas y el resto son opiniones. Silva consumió algo que está prohibido y el control antidoping (como ha pasado infinidad de veces sin que otros futbolistas lo objetaran) no cumplió con los estándares de WADA

¿Qué impediría, a partir de ahora, que cualquier otro ante un resultado adverso busque y encuentre un argumento conmovedor y un vericueto legal para presentarse en la justicia y pedir la nulidad del caso? Sea por errores metodológicos como una falla del lacrado, por errores en la gestión del resultado o por desperfectos técnicos, como la pérdida de temperatura de la muestra. ¿Será por ese motivo, también, que hace mucho tiempo que los controles brillan por su ausencia?

La decisión que se tome sobre Silva puede parecer una decisión romántica pero en el fondo es un dilema porque puede transformarse en la pieza removida que, al salir de su lugar, desmorona la torre de naipes. En este caso, la del doping en la Argentina.

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