Claudio Benetti jugó apenas 17 partidos con la camiseta de Boca y marcó un solo gol pero por esas cosas maravillosas que tiene el fútbol, su nombre quedó marcado a fuego en la historia del Xeneize justamente por ese tanto que le convirtió a San Martín de Tucumán en la última fecha del Apertura 1992 que significó para el club volver a ganar un torneo local después de once años de sequía de la mano del Maestro Tabárez.
Hoy, a 28 años de esa foto trepado al alambrado de una Bombonera colmada que se venía abajo, la realidad del cordobés es muy distinta y esa noche en la que parecía haber sellado un amor eterno con Boca quedó en el olvido, a tal punto que el día que intentó volver al estadio como hincha junto a su hijo no lo dejaron ingresar y en diálogo con Cadena Xeneize, recordó con mucha angustia y entre lágrimas esa situación tan incómoda como triste.
"Es feo, vos llegás a la cancha y no te dejan entrar, te piden entrada y como no la tenés te tenés que ir. Eso también es doloroso: yo la última vez fui con mi pibe y me echaron como un perro porque no tenía entrada", contó el ex mediocampista con la voz quebrada.
Y agregó, como buscando una explicación a esta mala experiencia que sucedió hace dos o tres años: "Si yo me crié ahí, yo al de la puerta no le dije nada porque el tipo está cumpliendo su trabajo, yo no tengo porque ponerlo incómodo queriendo chapear con mi nombre para que me deje entrar. Yo fui, me paré y le dije 'soy tal persona, jugué acá y si me dejás entrar todo bien y si no me voy'".
La carrera de Benetti continuó en Belgrano, Universitario de Córdoba, Deportes Temuco (Chile), Melgar (Perú), Nueva Chicago, Dallas Burn (Estados Unidos), Huracán de San Rafael y Estudiantes de Río Cuarto pero aquella jugada lo marcó para siempre y por eso desde su humildad reclama memoria y un trato diferente recordando que llegó a Buenos Aires a los 14 años con lo puesto y se hizo un lugar en la Primera de Boca a fuerza de talento y esfuerzo y que su agradecimiento al club es eterno.
"Encima fui con mi pibe, quería mostrarle la cancha donde yo jugué y me echaron como un perro. ¿Por qué? De última decime 'no vayas a la cancha porque no te vamos a dejar entrar' y yo no me tomo un colectivo y estoy dos horas viajando para que me echen. Yo no me merezco que vos me cerrés la puerta en la cara, si parte de la historia la escribí yo también". Quizá si algún integrante de la actual dirigencia lo escucha, tenga un gesto con Benetti y lo invite junto a su hijo a la Bombonera.