sábado 20 de abril del 2024

Nagelsmann, el Che Guevara del Hoffenheim

Quién es el joven entrenador revolucionario del fútbol alemán que clasificó a un humilde equipo a la Champions League. La historia que no se cuenta.

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Cuando Julian Nagelsmann fue promovido como entrenador por el TSG 1899 Hoffenheim, en febrero de 2016, el equipo marchaba decimoséptimo y corría peligro su continuidad en la Bundesliga. Mucho se habló de su nombramiento porque, con apenas 28 años, se convertía en el DT más joven de un equipo de Primera división. Los tabloides alemanes se divirtieron con la apuesta, sólo un modesto equipo como el Hoffenheim podía asumir semejante riesgo. Quince meses después, no sólo se salvó la temporada pasada del descenso sino que acaba de clasificarse a la fase de grupos de la Champions League. Ahora, todos hablan del diamante Nagelsmann, la joya de la cantera teutona de entrenadores revolucionarios, continuador de Löw o Tuchel; pero se olvidan del verdadero cerebro detrás de la joya, ese que la descubrió hace unos años y que vio el futuro antes que nadie, quien cambió para siempre la historia de su pasión.

Dietmar Hopp nació el 26 de abril de 1940 en Heidelberg, mientras Alemania estaba en plena segunda Guerra Mundial. Hijo de una familia pudiente, sobrevivió al conflicto y ya en tiempos de paz ingresó a la Universidad Técnica de Karlsruhe. Se recibió, en 1966, de ingeniero en comunicaciones. Su primer trabajo fue en la sede alemana de IBM (International Business Machines) una reconocida empresa multinacional estadounidense de tecnología. Años después, junto con cuatro compañeros (Hasso Plattner , Claus Wellenreuther , Hans-Werner Hector y Klaus Tschira) fundó su compañía, SAP (“Systemanalyse und Programmentwicklung”): una PyME de software, de Análisis de Sistemas y de desarrollo de Programas

Cuando el emprendimiento se convirtió en una megamultinacional y luego de diez años como CEO del holding, Hopp volcó su interés sobre lo que realmente le apasionaba: el deporte, principalmente el fútbol, específicamente el TSG Hoffenheim, un insignificante club fundado en 1899 en un pueblo de 3.000 habitantes.

TSG Hoffenheim nunca había superado el amateurismo, extrapolado a la Argentina sería un Atlas que nunca salió de la Primera D o algún recóndito club del Argentino C, pero había contado con Dietmar Hopp, antes de ser multimillonario y cofundador de SAP, como uno de sus futbolistas juveniles. Como en el fútbol alemán existe la “regla del 50 + 1” que prohíbe que los clubes tengan dueños, Hopp encontró una vuelta de tuerca para poder contribuir económicamente con su club “sin infringir la ley”: asoció de manera compulsiva a todos los operarios de las fábricas SAP y a partir de esa maniobra fue inyectando dinero que sirvió como catalizador para la transformación histórica del club. En menos de 20 años, TSG Hoffenheim pasó de “pelearla en la D” a clasificar a la Champions.

En primera instancia, es fácil pensar que cualquiera con dinero podría generar esta transformación pero, en realidad, es ilógico, utópico y está comprobado que es falaz: hubo aportantes con más dinero que sucumbieron. Entonces, ¿por qué Hopp y no todo el resto? Porque al billete, le sumó ciencia y cerebro.

Hay dos herramientas tecnológicas de vanguardia, ambas creadas por SAP que utilizan varios equipos y la selección alemana: el Footbonaut y el Helix. Ambas cumplen con la finalidad de entrenar la faz cognitiva (toma de decisiones, velocidad de reacción, coordinación, etc) y desarrollar la visión periférica de los jugadores en el terreno de juego, las reacciones y la concentración.

El Footbonaut es una creación de Christian Guttler, que consiste en una jaula de 14 metros con 72 compuertas y ocho disparadores de balones. El jugador dentro debe dominar la pelota lanzada y enviarla a la compuerta indicada por una luz. Se trabaja: control, visión periférica, velocidad de resolución y precisión de ejecución. Con ajustes simples en una consola de comando, se varían todas las condiciones de envío (velocidad, efecto, pique, etc) y ejecución (lugar, tiempo de estimulo, etc). Es importante resaltar que un Footbonaut cuesta más de tres millones de dólares. Helix, por el contrario, es un poco más económica, no tiene ejecución práctica pero tiene mayor estímulo cognitivo: en una pantalla curva de 180° los jugadores virtuales se mueven para que el desafiante luego identifique, en el menor tiempo posible: posiciones, poseedor del balón, esquema táctico, jugadores libres, etc. Indefectiblemente, en un fútbol cada vez más rápido y de soluciones complejas bajo presión, entrenar estas decisiones puede ser la diferencia entre una victoria y la derrota.

“Es una cuestión de mucho trabajo. Si quieres conseguir algo en tu vida tienes que trabajar duro. Tienes que tener disciplina. Debes renunciar a cosas que otra gente de tu edad puede hacer. Tienes que vivir para el trabajo. Por otro lado necesitas suerte y conocer a gente que tiene poder de decisión en ciertos equipos” dijo Nagelsmann en una entrevista reciente con el diario El País.

“Conocer gente con poder de decisión en ciertos equipos” lo dijo Julian, a quien ya le llegará el tiempo de un reconocimiento mayor. Hoy hablar de Nagelsmann sin destacar a Hopp, es como resaltar la figura del Che Guevera en la Revolución, sin mencionar a Fidel Castro. Si Nagelsmann es Hoffenheim, Hoffenheim es SAP y SAP, en este caso, indefectiblemente es Hopp, No casualmente en tono de burla y como forma de denostación, los rivales lo rebautizaron "Hoppenheim".